Como Sanar Los RiñOnes DañAdos?

Como Sanar Los RiñOnes DañAdos
Page 3 – En el Dia Mundial del Ronyó, t’expliquem com pots cuidar aquest òrgan per evitar que desenvolupis una malaltia renal. Els ronyons són part fonamental del teu cos que diàriament fan molt per tu, com: filtrar toxines, mantenir l’equilibri químic de la sang i produir hormones.

  • ● Ser d’ètnia d’origen africà, hispà, nadiu americà o asiàtic.
  • Tenir un o més d’aquests factors de risc augmenta la probabilitat de desenvolupar una malaltia renal. Per a reduir-ho, et recomanem adoptar un estil de vida saludable
  • A continuació enumerarem 10 consells per cuidar els teus ronyons:
  • 1. No fumis

Fumar redueix el flux sanguini i pot evitar que arribi suficient sang als ronyons. Si aquests òrgans no reben suficient sang, no poden funcionar correctament. Fumar també augmenta les possibilitats de desenvolupar càncer de ronyó.2. Practica exercici físic Mantenir-se actiu i en forma és important per a la teva salut en general.

  1. 4. Evita la sal
  2. Reduir el consum de sal pot disminuir significativament molts dels factors de risc dels problemes renals. Evita aliments processats i preparats sempre que sigui possible ja que contenen altes quantitats de sal i sodi
  3. 5. Controla els nivells de sucre en la sang

El nivell alt de sucre en la sang pot danyar els vasos sanguinis dels ronyons, provocant que no funcionin bé. Per a porteger aquests òrgans, és important mantenir el sucre en sang en un rang saludable.

  • 6. Beu aigua
  • Mantenir-se hidratat ajuda al fet que els ronyons funcionin normalment, eliminant la sal i les toxines del teu cos. No es recomana beure quantitats excessives d’aigua al mateix temps, és preferible augmentar el seu consum lleugerament durant el dia
  • 7. Coneix la teva història familiar

Algunes malalties renals s’hereten. La diabetis i la pressió arterial alta també tendeixen a tenir un component genètic. Parla amb els membres de la teva família sobre totes aquestes afeccions per a determinar si tens un alt risc de problemes renals com a infeccions renals i malaltia renal.8.

Revisa els teus ronyons Existeixen dos tipus de proves que et permeten saber si els teus ronyons estan saludables. Una anàlisi d’orina determinarà quins tipus de proteïnes i albúmina hi ha en la teva orina. Diferents tipus poden indicar malaltia renal. Una anàlisi de sang descobrirà la quantitat de deixalles que hi ha en la teva sang i també determinarà si els teus ronyons estan fent el seu treball correctament.9.

Cuida els teus medicaments Els ronyons són responsables d’eliminar les drogues del cos. Prendre molts analgèsics durant llargs períodes de temps pot causar mal als ronyons. Els tipus de medicaments més perjudicials són els antiinflamatoris no esteroidals.

  • Aquells que prenen aquests medicaments per a controlar el dolor crònic, han de consultar amb el seu metge sobre un mètode per a alleujar el dolor que no danyi els seus ronyons.
  • Les toxines, pesticides i substàncies il·legals també causen mal renal.
  • En Clínica Corachan, els nostres nefròlegs són els responsables de monitorar la funció renal i aplicar els tractaments necessaris per a minimitzar l’impacte de la nefropatía sobre la salut del pacient.

Coneix més sobre el nostre departament de : 10 consejos para cuidar tus riñones

¿Cómo recuperar mi riñones dañados?

Controlar su presión arterial – El paso más importante que puede tomar para tratar la enfermedad de los riñones es controlar su, La presión arterial alta puede dañar sus riñones. Puede proteger sus riñones manteniendo su presión arterial al nivel o menos del nivel establecido por su médico. Como Sanar Los RiñOnes DañAdos El paso más importante que puede tomar para tratar la falla de los riñones es controlar su presión arterial.

¿Qué vitamina regenera el riñón?

Introducción El mantenimiento de unos niveles adecuados de vitamina D es esencial para asegurar el correcto funcionamiento de la actividad endocrina que regula el metabolismo mineral y de la actividad autocrina o pleiotrópica que, actualmente, se relaciona con diversas entidades patológicas como la enfermedad cardiovascular, la progresión de la enfermedad renal crónica (ERC), la resistencia a la insulina y/o la inflamación; es más, si consideramos la múltiple interacción de la vitamina D con el genoma, podemos asumir que esta lista se alargará en el futuro. En el pasado, las cosas estaban muy claras y la deficiencia de vitamina D se identificaba por la presencia de enfermedad ósea: raquitismo u osteomalacia. Estas enfermedades tuvieron su auge en el siglo XIX como consecuencia del movimiento migratorio desde el campo a la ciudad durante la explotación industrial, especialmente en Inglaterra; y no solo afectaron a las clases sociales más desfavorecidas sino que también fueron muy prevalentes en la aristocracia al asimilarse el bronceado de la piel con la actividad laboral al aire libre. Así se generó un verdadero problema de salud pública que dio lugar a la aparición de las primeras políticas sanitarias. Entre los años 20 y los 30 comienza a enriquecerse la leche con vitamina D en EEUU y al mismo tiempo se recomienda la exposición solar, popularizándose el aspecto bronceado de la piel. Sin embargo, a mediados de siglo, cuando se demostró que el sol era un arma de doble filo por sus efectos nocivos como la formación de radicales libres, la degradación de folatos y el daño estructural en el DNA, los dermatólogos modificaron los hábitos solares y, para evitar el exceso de exposición solar, la población se protegió del sol y comenzó a utilizar filtros solares. Es más, el estudio OPTIFORD, que recoge el status de vitamina D en mujeres de Europa, destaca en sus resultados los hábitos solares de la mujer adulta española, mucho más preocupada que el resto de mujeres europeas por protegerse del sol, A pesar de ello, al no diagnosticarse situaciones de raquitismo y osteomalacia, la vitamina D dejó de constituir un problema. Actualmente sabemos que para que se desarrollen esas situaciones patológicas los niveles circulantes de calcidiol sérico deben ser inferiores a 4 ng/mL (10nmoles/L), valores francamente deficientes, y que existe una elevada prevalencia de hipovitaminosis D subclínica, no diagnosticada, con importantes repercusiones sobre la salud, Curiosamente, cuando se evalúan los niveles circulantes de calcidiol se observa que los países mediterráneos, privilegiados de sol, presentan menos reservas de vitamina D que los países nórdicos, Esto se explica porque en latitudes altas son conscientes de que las fuentes solares son insuficientes y suplen sus necesidades de vitamina D con una elevada ingesta de pescados ricos en grasa y mamíferos marinos y con la adopción de políticas sanitarias de suplementación y enriquecimiento de los alimentos; por ello muestran valores “suficientes” y similares durante todas las estaciones. Los países mediterráneos, al confiar en sus fuentes solares, malinterpretan que es innecesario suplementar sin considerar que las fuentes solares en invierno son insuficientes para mantener un status adecuado de vitamina D y que las reservas estivales de calcidiol, con una vida media de 3 semanas, se habrán agotado. Existe controversia sobre los datos de prevalencia de hipovitaminosis D; es más, informes del Institute of Medicine (IOM) insisten en que la mayoría de la población americana no es deficiente en vitamina D. El problema que se plantea es dónde situar los puntos de corte para definir la deficiencia; el IOM considera suficiente una concentración de 20 ng/mL (50 mmol/L) para el mantenimiento de la salud ósea, Sin embargo este punto de corte está muy debatido y diversos autores arguyen que ni siquiera es suficiente para mantener los beneficios sobre la salud ósea, dejando al margen los beneficios potenciales de la vitamina D sobre otras enfermedades extra-óseas como la enfermedad cardiovascular o el cáncer, Existen pocos ensayos randomizados y controlados que estudien el efecto preventivo y terapéutico de la vitamina D sobre estas enfermedades crónicas ya que la mayoría de los estudios se enfocaron hacia los beneficios sobre la salud ósea y musculo-esquelética: además, las compañías farmacéuticas con poco interés por una molécula pequeña no patentable se volcaron en los análogos de la vitamina D. Futuros estudios situarán a la vitamina D en el lugar que le corresponde. Síntesis y metabolismo de la vitamina D El 90% de la vitamina D de nuestro organismo procede de fuentes solares, por la fotolisis del 7-dehidrocolesterol a nivel cutáneo a través de la acción de los UVB (rayos ultravioleta con longitud de onda entre 320 nm y 280 nm). Es además una fuente segura, ya que ante un exceso de irradiación solar, la vitamina D (colecalciferol) sintetizada se degrada a productos inactivos (lumisterol y taquisterol), de forma que la intoxicación a partir de fuentes solares es prácticamente imposible. La melanina constituye una eficaz pantalla solar que reduce la eficiencia de la fotosíntesis cutánea de vitamina D y esto explica el por qué la población negra que vive en latitudes más al norte, presenta menores niveles de 25-hidroxivitamina D circulante y es más propensa a desarrollar deficiencia de vitamina D, ya que necesita exponerse al sol de 5 a 10 veces más que la población blanca. También se obtiene vitamina D a partir de los alimentos (sobretodo pescados ricos en grasas) y por suplementos dietéticos; cuando procede de fuentes vegetales, la vitamina D que se incorpora al organismo lo hace como vitamina D2 o ergocalciferol. En ausencia de exposición solar, se precisarían por lo menos 1000 UI (preferiblemente 2000 UI) de vitamina D/día para satisfacer las necesidades de un adulto, Dado su carácter lipofílico, cuando la vitamina D alcanza el espacio extracelular se une a su proteína transportadora vitamin D Binding Protein (VDBP) para circular en sangre y alcanzar el hígado donde sufre un primer proceso de hidroxilación transformándose en 25-hidroxivitamina D (calcidiol). Esta hidroxilación en posición C25 está controlada por el enzima microsomal CYP2R1 citocromo p450-dependiente y no está hormonalmente regulada, de modo que depende exclusivamente de la disponibilidad de sustrato (ergocalciferol y colecalciferol). Únicamente están sujetas a control hormonal las dos hidroxilaciones que se producen a nivel renal: la primera de ellas en C1 para formar el 1,25(OH) 2 D (calcitriol), que constituye la forma eminentemente activa de la vitamina D, y la segunda en C24 para iniciar su catabolismo a ácido calcitróico, su forma soluble que se eliminará por la bilis. Regulación renal del metabolismo de la vitamina D (Figura 1) El calcidiol circulante, unido a su proteína transportadora (VDBP), sufre un proceso de filtración glomerular y captación por las células del túbulo proximal mediante un mecanismo de endocitosis mediado por una proteína: megalina, Tras alcanzar la mitocondria, se hidroxila en C1 por la enzima CYP27B1 (citocromo p450), En base a esto, la cantidad de vitamina D que se sintetizará dependerá tanto de la cantidad de sustrato (calcidiol) que acceda a la célula tubular como, mas importante aun, del grado de expresión de la alfa1- hidroxilasa. Tres hormonas influyen principalmente sobre esta enzima: la hormona paratiroidea (PTH) como señal del estatus de calcio, el factor fibroblastico 23 (FGF23) como señal de la homeóstasis del fosfato y el feedback negativo de la propia 1,25-dihidroxivitamina D. La PTH es el principal inductor de la expresión renal de esta hidroxilasa CYP27B1 al aumentar la actividad transcripcional por la demetilacion de ADN, estimulando la síntesis de 1,25-dihidroxivitamina D. Simultáneamente, inhibe el proceso catabólico de la vitamina D al disminuir la expresión de CYP24A1 y con ello la hidroxilación en posición C24. Para evitar cantidades excesivas de hormona, el calcitriol va a frenar a la glándula paratiroidea, inhibiendo tanto la síntesis como la secreción de PTH directamente a través de un mecanismo transcripcional e indirectamente al incrementar la concentración sérica de calcio. Además de su acción inhibitoria sobre la PTH, el 1,25-dihidroxivitamina D constituye el principal estímulo, junto con la hiperfosfatemia, de la síntesis ósea del factor fibroblástico 23(FGF23), una fosfatonina que actúa a nivel renal en interacción con el klotho (una proteína de origen renal) que, aunque comparte el efecto fosfatúrico de la PTH al internalizar el cotransportador Na/P en el túbulo renal, presenta una acción antagónica con respecto a la vitamina D inhibiendo al CYP27B1 e induciendo la 24-hidroxilasa (CYP24A1) ; de esta forma disminuye su síntesis y promueve su degradación. Complicando aún más esta regulación, el binomio FGF23/klotho, mediante su acción inhibidora sobre la síntesis y liberación de la PTH (eje hueso-paratiroides), disminuye también indirectamente los niveles circulantes de calcitriol. Finalmente, el propio calcitriol a través del VDR (Vitamin D Receptor) ejerce un efecto feedback negativo sobre la alfa 1-hidroxilasa y aumenta la expresión de 24-hidroxilasa, regulando de esta forma su propia producción. El calcitriol que se ha sintetizado en el riñón circula unido a su proteína transportadora (VBDP) comportándose como una hormona calciotrópica para regular los niveles circulantes de calcio. Hasta no hace mucho tiempo, se pensaba que el riñón era el único sitio donde se producía 1,25-dihidroxivitamina D, de hecho tras la nefrectomía los niveles séricos de calcitriol se vuelven indetectables. Actualmente sabemos que muchos otros tejidos expresan CYP27B1 y que tienen capacidad para transformar el calcidiol a calcitriol. Esta actividad alfa1 hidroxilasa extra-renal no parece estar regulada por la PTH. Por el contrario, si se ha identificado el receptor FGFR1 en monocitos de sangre periférica, lo que indica que el FGF23 podría también inhibir la expresión extrarrenal de 1-alfa-hidroxilasa y las subsecuentes respuestas intracrinas de la vitamina D, Al margen del posible papel adicional del FGF23 sobre esta activación autocrina de la vitamina D, la actividad 1-hidroxilasa extra-renal está sujeta a factores tisulares específicos, entre los que se incluyen diversas citoquinas, factores de crecimiento, y otros factores inmunomoduladores a los que se expone la célula, de modo que la vitamina D establece esa conexión entre el estímulo extracelular y la respuesta genómica, Acciones de la vitamina D La forma activa de la vitamina D ejerce su acción (Figura 2) mediante la activación de su receptor (VDR), un receptor de la familia de los receptores nucleares, localizado dentro del citoplasma de la célula, El VDR activado se transloca al núcleo donde forma un heterodímero con el receptor del Retinoide X (RXR). Este complejo heterodímero interacciona con unas secuencias específicas del ADN (Vitamin D Responsive Elements), generalmente dentro de la región promotora del gen, con la finalidad de desestabilizar la histona y permitir la transcripción o represión de un gen a través de la RNA polimerasa. Acciones endocrinas, Mediante su unión al VDR, el calcitriol circulante que se ha sintetizado en el riñón regula la homeostasis mineral, Esta actividad se consigue a través de acciones directas finamente orquestadas sobre intestino, riñón y hueso, y a través de la inhibición de la PTH en la paratiroides y de la inducción del FGF23 en las células óseas para controlar respectivamente los niveles sanguíneos de calcio y fosfato. En intestino y riñón, incrementa el transporte trans-epitelial de calcio al estimular la expresión de los canales de calcio epiteliales (TPRV6) en la membrana luminal y de calbindina D9K y D28K en el citosol. Sin vitamina D solamente se absorbería a nivel intestinal un 10-15% del calcio y un 60% del fósforo de la dieta. A nivel óseo, la acciones del 1,25-dihidroxivitamina D son extensas y complejas. En el osteoblasto participa tanto en la formación de las matriz osteoide como en la mineralización; también regula la producción de RANL y osteoprotegerina (OPG) y de este modo, la vitamina D juega un papel significativo en el remodelado óseo. El calcitriol presenta también acciones sobre el osteocito donde induce la síntesis de FGF23 y sobre las células del periostio. Sobre el riñón, las acciones del complejo calcitriol/VDR van más allá de la inducción de la reabsorción transepitelial activa de calcio en la nefrona distal y de la supresión del CYP27B1 e inducción del CYP24a1 en la nefrona proximal; también induce la expresión renal del klotho y del cotransportador de sodio-fosfato (NaPi2), ambos críticos para los efectos fosfatúricos del FGF23, Acciones autocrinas, Desde no hace mucho tiempo, se sabe que numerosos tejidos, en particular las células del sistema inmune y diversos epitelios (próstata, mama, colon, cerebro), tienen capacidad para expresar CYP27B1 y que al margen de las acciones endocrinas calciotrópicas dependientes del calcitriol circulante sintetizado en el riñón, la vitamina D también actúa sobre el organismo a través de un mecanismo autocrino mediante el cual estas células captan el calcidiol circulante, lo hidroxilan a calcitriol, lo utilizan y lo degradan; todo ello a nivel “intracelular”, de forma que este calcitriol no circula en sangre en condiciones fisiológicas. Para permitir esta señalización autocrina, el VDR se expresa en numerosos tejidos no relacionados con el metabolismo mineral, como macrófagos, células de músculo liso vascular, endotelio, miocardio, páncreas, próstata o colon, Más del 80% de la utilización diaria de vitamina D corresponde a estas acciones autocrinas que, desde el punto de vista didáctico, pueden clasificarse en 3 categorías: a) regulación de la función inmune, tanto innata como adaptativa o autoinmune ; b) regulación de la secreción hormonal, como la síntesis de insulina que está inducida por la vitamina D o la de renina que por el contrario se ve inhibida y c) regulación de la proliferación y diferenciación celular en los epitelios, A diferencia de la actividad endocrina de la vitamina D donde el calcitriol circulante produce una activación universal del VDR, la señalización autocrina permite la activación específica del VDR de cada tejido. Hasta hace muy poco pensábamos que estas células extra-renales carecían de receptores para la PTH o el FGF23, por lo que este mecanismo autocrino solo dependía de la disponibilidad de su precursor (calcidiol) y, de esta forma, la concentración sérica de calcidiol era crítica para asegurar la funcionalidad óptima de diversos sistemas que requieren vitamina D como parte de su aparato de señalización. Actualmente sabemos que, al menos, los monocitos de sangre periférica expresan receptor para el FGF23 y klotho y por ello, aunque pudiera no ser un importante regulador de la actividad alfa-1-hidroxilasa extra-renal en condiciones fisiológicas, los niveles patológicamente aumentados de FGF23 podrían afectar a estas acciones autocrinas de la vitamina D. Alteraciones de la vitamina D en la enfermedad renal crónica En la (Figura 3) se describen las alteraciones de la vitamina D en la enfermedad renal crónica. Alteraciones endocrinas Conforme se altera la función renal disminuye la expresión de klotho. El klotho no es solamente una simple proteína de paso de membrana que actúa como co-receptor del FGF23, sino que existe otra forma soluble que actúa como una hormona fosfatúrica paracrina a nivel del túbulo proximal independiente del FGF23, e incrementa la reabsorción de calcio en el túbulo distal. La disminución de klotho en orina es detectable por Western blot desde el estadio 1 de ERC y de esta forma, los grandes incrementos de FGF23 que se producen en la ERC representan el esfuerzo para mantener la normofosfatemia sobre un “riñon resistente”: cada vez con menos nefronas funcionantes, cada una de las cuales expresa menos klotho, La elevación del FGF23 ejerce un doble efecto sobre el riñón: activa los mecanismos fosfatúricos para desembarazarse del exceso de fosfato y disminuye los niveles circulantes de calcitriol para evitar nueva entrada de fósfato al organismo desde el intestino o el hueso, observándose esta disminución de 1,25-dihidroxivitamina D incluso con aceptables grados de filtrado glomerular. Además del efecto del FGF23, otros factores contribuyen en la disminución del calcitriol, El propio descenso del filtrado glomerular limita el acceso de calcidiol a la célula tubular, comprometiendo la capacidad del riñón para producir 1,25dihidroxivitamina D; situación que se ve agravada si existe una situación previa de hipovitaminosis D, tan prevalente en estos pacientes. Este mecanismo de captación tubular de 25-hidroxivitamina D esta mediado por la megalina,un recetor multiligando inducido por el propio calcitriol; de este modo la disminución de 1,25-dihidroxivitamina D condiciona un descenso en la expresión de megalina y con ello, una disminución en la biodisponibilidad del calcidiol por la célula tubular. Finalmente, en estadios más avanzados, el descenso en la masa renal limita la disponibilidad de alfa1-hidroxilasa. Adicionalmente a estos factores, para algunos autores, la potencial acción supresora de la PTH ¿no? 1-84 (acumulada en la ERC) sobre la 1-alfa hidroxilasa contribuiría al descenso en los valores circulantes de calcitriol. La consecuencia de este descenso en los niveles circulantes de 1,25-dihidroxivitamina D y de la correspondiente hipocalcemia es el desarrollo de un hiperparatiroidismo secundario, ya que la vitamina D no podría frenar la expresión génica de la PTH a través del efecto supresor del VDR. A esto debemos añadir el resto de alteraciones del metabolismo mineral, como la disminución de klotho que dificulta el efecto inhibidor del FGF23 sobre la paratiroides al no interaccionar con su receptor y el incremento en la fosfatemia que estimularía la liberación y síntesis de PTH a través de un sensor especifico en la glándula. La persistencia de estas alteraciones provoca que la glándula paratiroidea se vuelva hiperplásica y nodular, pierda la expresión del sensor de calcio y de VDR, y se vuelva resistente al tratamiento, Alteraciones autocrinas La adecuada disponibilidad de sustrato (25-hidroxivitamina D) es crítica para el correcto funcionamiento de las acciones autocrinas de la vitamina D. Por ello, la primera cuestión que se suscita es si la disponibilidad de calcidiol está comprometida en el enfermo renal. Aunque España es un país soleado, existe una elevada prevalencia de hipovitaminosis D subclínica en la población general y por tanto también en el paciente renal. Complicando aún más esta situación, se observa que conforme desciende el filtrado glomerular, no solo decrecen los niveles circulantes de calcitriol, como cabria esperar, sino que también se produce una disminución del calcidiol sérico, De hecho, cuando se comparan las prevalencias de deficiencia de vitamina D (definida por calcidiol sérico, En tercer lugar, su mayor aclaramiento renal a pesar del descenso en el filtrado, por la disminución de megalina, cuya expresión esta inducida por el calcitriol. Además de mediar la captación de 25-hidroxivitamina D en la célula tubular, la megalina captura el calcidiol no hidroxilado a 1,25-dihidroxivitamina D en la mitocondria y lo devuelve a la circulación para reutilizarlo ; de hecho los ratones KO para megalina presentan una severa deficiencia de vitamina D al disminuir la captación del calcidiol filtrado por la célula tubular y la reutilización del calcidiol captado y no hidroxilado. Paralelamente a esta disminución de los niveles circulantes de 25-hidroxivitamina D que se produce en la ERC, también se observa un compromiso en su biodisponibilidad. Al igual que la disminución de megalina (inducida por el calcitriol) afecta a la captación de calcidiol por la célula tubular, se ha demostrado que también está alterada en las células del sistema inmune. La disminución de calcitriol compromete la disponibilidad del calcidiol en los monocitos y la administración de 1,25 dihidroxivitaminaD corrige esta alteración. La disminución de los niveles de calcidiol sérico y/o en su biodisponibilidad por parte de la célula no es el único factor que compromete la activación autocrina del VDR. El reciente hallazgo de la expresión del receptor FGFR1 y klotho en monocitos humanos induce a pensar que los grandes incrementos de FGF23 que se producen en el transcurso de la ERC inhibirían la CYP27B1 y, con ello, la síntesis extra-renal de 1,25-dihidroxivitamina D; es más tal vez también promuevan su catabolismo a través de la inducción de 24-hidroxilasa en esas mismas células. Existen pues diversos factores en el contexto de la ERC que justifican el compromiso en la activación autocrina de la vitamina D y, como consecuencia de ello, la funcionalidad de diversos sistemas que utilizan la vitamina D como parte de su aparato de señalización, particularmente la integridad de la célula renal y del sistema cardiovascular. La vitamina D es un potente supresor de la síntesis de renina, un conocido marcador que se asocia con la proteinuria y la progresión de la enfermedad renal; los ratones null para VDR presentan un incremento de renina y angiotensina II, lo que ocasiona hipertensión arterial, hipertrofia cardiaca y aumento en la ingesta de agua, Además, por su acción antiproliferativa y prodiferenciadora, la vitamina D reduce el crecimiento glomerular y la hipertrofia de podocitos, y a través de una acción inmunomoduladora, actuaría sobre los mecanismos de la inflamación disminuyendo la expresión de TGF-beta y de MCP-1 y el reclutamiento de células macrófago like así como de linfocitos T efectores, Al mismo tiempo, la vitamina D también influye directamente sobre el miocardio y juega un papel en la regulación de la hipertrofia ventricular izquierda, como se demuestra en modelos animales de experimentación, De hecho, los niveles bajos de calcidiol sérico constituyen un marcador de riesgo cardiovascular en pacientes con ERC en HD, asociándose independientemente con el aumento de pro-BNP, la presión de pulso y el score de calcificación vascular, La inhibición por la vitamina D de la activación renal de la enzima conversora del TNF-alfa (TACE) contribuye a esta protección renal y cardiovascular, Todas estas acciones autocrinas justifican que los valores de calcidiol en rango de deficiencia constituyan un predictor independiente de progresión de la enfermedad renal y de riesgo de muerte en los enfermos renales con estadios 2-5, Evaluación del estatus de vitamina D El mantenimiento de unos niveles óptimos de vitamina D asegura el correcto funcionamiento de sus acciones endocrinas y autocrinas en la población con función renal normal. La evaluación del estatus de vitamina D es con frecuencia motivo de controversia ya que genera numerosas cuestiones, entre ellas ¿qué metabolito debemos medir? y ¿qué punto de corte debemos utilizar para definir la hipovitaminosis D?, así como otros aspectos metodológicos que conciernen a su cuantificación. ¿Qué metabolito de la vitamina D y cuándo debemos medirlo? A 40º de latitud, donde se sitúa la mayor parte de nuestro país, no se produce síntesis de vitamina D durante los meses de invierno y la fotobiosíntesis cutánea es insuficiente para compensar las necesidades en el periodo de mínima irradiación solar. Esta variabilidad estacional de la vitamina D implica que la evaluación del estatus de vitamina D debe realizarse durante el periodo de mínima irradiación solar (de octubre a mayo en nuestro país), ya que las reservas repleccionadas de vitamina D durante el periodo estival pueden dar lugar a interpretaciones erróneas. El calcidiol es la forma circulante más abundante y más fácilmente dosificable. Constituye el mejor índice para evaluar la reserva de vitamina D del organismo porque: 1) tiene una vida media elevada (alrededor de 3 semanas), muy superior a la del colecalciferol (24 horas aproximadamente) y a la del calcitriol (4-6 horas); 2) porque su síntesis no está regulada hormonalmente y depende exclusivamente de la biodisponibilidad de sustrato (colecalciferol y/o ergocalciferol); y finalmente 3) porque evalúa tanto la acción autocrina como la endocrina de la vitamina D. Estas mismas razones que hacen del calcidiol sérico un buen marcador de reserva de vitamina D, al menos en sujetos con función renal normal, descalifican la cuantificación de calcitriol (1,25(OH) 2 D) para diagnosticar la deficiencia de vitamina D: su corta vida media unida al estrecho control hormonal favorece errores diagnósticos, ya que sus niveles circulantes pueden encontrarse dentro de la normalidad o incluso aumentados como resultado de un hiperparatiroidismo secundario condicionado incluso por la propia hipovitaminosis D. Sin embargo, al cuantificar el calcidiol estamos evaluando un marcador de “reserva” y no de “función” (al menos endocrina) y uno se plantea si estaría indicada la cuantificación adicional de 1,25-dihidroxivitamina D en el paciente renal. Las propias guías KDIGO (46) dejan en entredicho la utilidad de la monitorización del 1,25(OHO) 2 D incluso en el manejo de las alteraciones de la vía endocrina del paciente renal, ya que lo que interesa es diagnosticar cuanto antes la situación de hiperparatiroidimo secundario y para eso es preferible cuantificar directamente los niveles circulantes de PTH. Además, la determinación de 1,25 dihidroxivitamina D no está bien estandarizada, es laboriosa y el tratamiento con calcitriol o activadores del receptor de la vitamina D produce interferencias en los resultados. Todos estos argumentos desaconsejan la utilización clínica de la determinación de los niveles circulantes de calcitriol, relegando únicamente su cuantificación a los estudios de investigación. ¿Qué punto de corte define la situación de hipovitaminosis D? Actualmente, definimos la deficiencia de vitamina D por “criterios bioquímicos”, es decir, como aquella disminución en la concentración sérica de 25(OH)D que se asocia con un incremento variable en la PTH para mantener los niveles de calcitriol en rango normal o incluso por encima de lo normal. En base al nivel de influencia sobre la PTH, la mayoría de los expertos sitúan los niveles de deficiencia por debajo de los 20 ng/mL (50 mmoles/L) y óptimos entre los 30-40 ng/mL (75-100 mmoles/L), El inconveniente es que este rango es muy variable porque muchos pacientes presentan valores muy bajos de 25 hidroxivitamina D sin elevación de PTH y otros continúan estimulando a la paratiroides con valores de calcidiol superiores a 30 ng/mL (75 mmoles/L). Por este motivo, también se ha utilizado como indicador los niveles de vitamina D que dan lugar a la “máxima absorción intestinal de calcio”: el transporte intestinal de calcio se incrementa de 45% a 65% cuando los valores de calcidiol sérico aumentan de 20 a 32 ng/ml (50-80 mmoles/L) o incluso algo más, Más recientemente, para establecer los niveles óptimos de calcidiol sérico se utilizan otros posibles marcadores, basados en ensayos clínicos randomizados que relacionan los valores de calcidiol sérico con otros beneficios sobre la salud ósea: mayor densidad mineral ósea (30-40 ng/mL), disminución en el riesgo de caídas (>24 ng/mL), y reducción en la incidencia de fracturas (> 29,6 ng/mL), Finalmente, ha surgido interés en conocer su relación sobre otros beneficios potenciales que van más allá del hueso, como la prevención de la enfermedad cardiovascular, el cáncer, la diabetes mellitus y la disfunción inmune, y algunos estudios apuntan requerimientos aun mayores, entre 36 y 48 ng/mL, Considerando todos esos aspectos, suelen aceptarse los siguientes puntos de corte: calcidiol sérico 31 ng/mL como valores suficientes. En enfermos renales, la Sociedad Española de Nefrología (SEN) establece unos rangos deseables iguales o superiores a 30 ng/mL para todos los estadios de ERC, Otras consideraciones metodológicas concernientes a la cuantificación de calcidiol sérico La mayoría de los ensayos comerciales para cuantificar 25-hidroxivitamina D son buenos para detectar deficiencias de vitamina D. El método de referencia clásico es la cromatografía de gases asociada a la espectrometría de masas. También se utilizan otros métodos de detección directa como es la cromatografía líquida de alta resolución (HPLC) o el tándem cromatografía liquida-espectrometría de masas, Ofrecen la ventaja de separar y cuantificar independientemente el 25(OH)D 2 (ergoferol) y el 25(OH)D 3 (calcidiol), aunque tal vez esto no tenga excesiva relevancia a nivel clínico. Como contrapartida, estos métodos requieren equipos caros y son laboriosos, limitando el procesamiento de las muestras, por lo que su uso es inviable en el laboratorio clínico. Los métodos para evaluar los niveles de 25-hidroxivitamina D utilizados a nivel clínico se basan en inmunoensayos, y han evolucionado desde los primeros ensayos protein-binding competitivos que utilizaban tritio (CPBA), pasando por los radioinmunoanálisis (RIA) que utilizan I 125 o los escasamente aceptados ELISAs, hasta los actuales métodos quimioluminiscentes automatizados. La cuantificación de 25-hidroxivitamina D plantea, especialmente con los inmunoensayos, dos problemas. El primero de ellos es consecuencia de su carácter hidrofóbico. La naturaleza lipofílica de la vitamina D le hace especialmente vulnerable al efecto de matriz; de este modo, la presencia de lípidos o determinados componentes del suero o plasma pueden modificar la afinidad por la unión a anticuerpo o proteina, reduciendo considerablemente la validez del ensayo, situación que se acentúa en los métodos protein-binding, El segundo problema se produce por la presencia de sus dos formas circulantes: 25(OH)D 2 y 25(OH)D 3, ya que la afinidad del anticuerpo por ellas es variable, infraestimando por lo general el 25(OH)D 2, lo que plantea un problema para establecer el estatus de vitamina D en los pacientes tratados con ergoferol; esto, en España no supone mucho problema ya que la suplementación se realiza fundamentalmente mediante preparados de vitamina D3 pero sí lo es en EEUU donde el ergocalciferol es el único preparado de choque o en Australia donde solo se suplementa con D2. Finalmente, casi todos los estudios clínicos para definir el rango de referencia de la vitamina D se realizaron utilizando el primer método de radioinmunoanálisis (RIA) que se desarrolló y que aprobó la FDA: el de DiaSorin. Con este método se han generado también todos los datos sobre calcidiol que se registran en grandes estudios poblacionales como el NHANES incluyendo a pacientes renales, Por eso, podemos considerar el RIA de DiaSorin (Stillwater, MN) como estándar de oro para la evaluación clínica del estatus de vitamina D. Corrección de la deficiencia nutricional de vitamina D Tal y como recomiendan las guías KDIGO, en los pacientes con ERC estadios 3-5D, se sugiere cuantificar los niveles de calcidiol sérico y corregir la deficiencia o insuficiencia de vitamina D utilizando las mismas estrategias terapéuticas aceptadas para la población general, es decir, suplementando con vitamina D nativa. Recientes estudios en población general sitúan en 20 μg/día de vitamina D la dosis que asegura un estatus apropiado de vitamina D en el adulto, La SEN recomienda valores de calcidiol sérico de 30 ng/mL (75 mmol/L) para el manejo de las alteraciones del metabolismo óseo y mineral en todos los estadios de ERC, Podemos suplementar con vitamina D nativa: colecalciferol o ergocalciferol, o con calcidiol directamente, pero al elegir una u otra forma debemos considerar varios aspectos. En el caso de la vitamina D, y aunque las guías KDOQI recomienden corregir con bolos de 500.000 UI semanalmente, es preferible la dosificación diaria por diversos motivos: 1) aunque en España la suplementación se realiza a base de vitamina D3, el ergocalciferol no es equivalente al colecalciferol, porque la vida media del ergocalcidiol es menor; por ello se pueden dar dosis equivalentes si se da una pauta diaria, pero no conviene utilizar el ergocalciferol en bolos semanales (como recomiendan las KDOQI) porque es menos eficaz ; además, 2) si se administran dosis muy elevadas de colecalciferol, se almacenan en el tejido adiposo y la conversión a calcidiol es más lenta; de hecho el paciente con un elevado índice de masa corporal responde peor. Y finalmente, 3) los sujetos deficientes responden mejor que los insuficientes. La suplementación con calcidiol presenta la ventaja de reponer directamente los niveles insuficientes y es el tratamiento de elección en los hepatópatas al no requerir la hidroxilación hepática. Su vida media más larga (2-3 semanas) obliga a espaciar su dosificación para no intoxicar. En general, exige un manejo más cuidadoso porque el calcidiol tiene más avidez por la proteína transportadora (VDBP) que el calcitriol, y al administrarlo desplaza a este último, incrementando la proporción de calcitriol libre y favoreciendo de este modo la toxicidad. La corrección de la deficiencia nutricional es la forma más fisiológica y económica para asegurar el funcionamiento del mecanismo autocrino de la vitamina D. Al mismo tiempo, aunque de forma limitada, también estaríamos actuando a nivel endocrino al tratar el hiperparatiroidismo secundario a hipovitaminosis D. Es más, el mantenimiento de unos adecuados niveles de calcidiol sérico podría retrasar la aparición de hiperparatiroidismo secundario en los estadios iniciales de la ERC, al no limitar la cantidad de sustrato que accede a la célula tubular para hidroxilarse a calcitriol. No obstante, la corrección del hiperparatiroidismo secundario necesita algo más que vitamina D nativa y es necesario el tratamiento combinado con vitamina D (suplementación con vitamina D nutricional: colecalciferol o calcidiol, asociada a un activador del VDR). La administración de un activador del VDR también supone beneficios adicionales sobre la activación autocrina, al inducir la expresión de megalina y con ello mejorar la biodisponibilidad del calcidiol, al inducir la expresión de VDR en la célula y más aun, ante grandes elevaciones del FGF23 que tal vez también estarían inhibiendo la alfa1-hidroxilasa extra-renal. La experiencia científica sobre la suplementación con vitamina D no es mucha y existe muy poca bibliografía sobre el tratamiento combinado con vitamina D. Vondracek y col reúne en una revisión sobre tratamiento combinado los resultados obtenidos en 3 estudios observacionales prospectivos, un estudio prospectivo de cohorte y un estudio retrospectivo, Entre ellos, cabe destacar el estudio de Jean que compara los datos registrados prospectivamente en pacientes incidentes y prevalentes en HD durante 3 periodos de tiempo: 2004-2005, 2006-2007 y 2008-2009. En el transcurso de este tiempo, el porcentaje de pacientes incidentes en diálisis tratados con vitamina D nativa se incrementó de 11% a 58%, disminuyendo el porcentaje de hiperparatiroidismo secundario desde un 40% a un 12%, manteniendo igual el tratamiento con activador del VDR; en el grupo de pacientes prevalentes en diálisis, al incrementar el número de pacientes suplementados con vitamina D nativa de un 55% a un 91% se consiguió una reducción de hasta un 13% del hiperparatiroidismo secundario, asociada a una disminución muy significativa del tratamiento con activador del VDR. En el estudio prospectivo de cohorte, además de plantear el efecto de la suplementación con colecalciferol en 158 pacientes con ERC-5D sobre los niveles de PTH (que se reducen significativamente) evalúan otros efectos como beneficios sobre la inflamación (reducción significativa de la PCR ultrasensible), sobre el sistema cardiovascular (disminución significativa del proBNP y de la HVI) y sobre el tratamiento (reducción significativa de las dosis del activador de VDR). La conclusión es que la suplementación con vitamina D nativa para mantener los valores de calcidiol sérico entre 20 y 30 ng/mL, con o sin tratamiento con activador, es barata, parece segura y puede proporcionar beneficios adicionales para la salud de los pacientes con ERC 5; si bien se necesitan estudio randomizados controlados para determinar la eficacia y seguridad del tratamiento combinado de vitamina D nativa y activador del VDR en estos pacientes. A nivel práctico, la cuestión es hasta qué punto debemos empeñarnos en conseguir estos valores. Solo hay una respuesta: individualizar. Tal y como hemos visto, existen numerosos factores (raza, grasa, insuficiencia biliar y pancreática, variabilidad estacional.) que explican la gran variabilidad intraindividual en la respuesta al tratamiento. Lo más importante es controlar el tratamiento y garantizar el mantenimiento de un perfil adecuado de calcio y fósforo en sangre; no debemos olvidar que la curva dosis-respuesta para la vitamina D es bifásica y que sus consecuencias, tanto por defecto como por exceso, son deletéreas. Si bien las dosis bajas de vitamina D (en rango fisiológico) ejercen acciones protectoras sobre la calcificación vascular en el contexto de la ERC, las dosis farmacológicas elevadas podrían promover la mineralización vascular.

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¿Qué fruta es buena para los riñones?

Así el consumo de frutas como la sandía, el melón, la piña, la manzana y los arándanos, brinda grandes beneficios a la salud de riñones e hígado.

¿Qué hace la vitamina B12 en los riñones?

Insuficiencia hepática y renal – Tanto las células del hígado como las del riñón pueden verse dañadas por una sobreexposición a este tipo de vitaminas, llegando a provocar importantes daños en estos dos órganos.

¿Qué efecto tiene el jengibre en los riñones?

Beneficios del jengibre y la cúrcuma – es una raíz rica en varios compuestos bioactivos, como el gingerol, que tiene propiedades analgésicas, antiinflamatorias, antieméticas y digestivas. Por ello, se considera que puede ser un alimento valioso a la hora de aliviar diversas molestias, incluyendo las piedras en los riñones.

  1. Por su parte, la cúrcuma es una especia que contiene, la cual le confiere efectos antioxidantes, antiinflamatorios y analgésicos.
  2. Según creencias populares, al ser antiinflamatoria y al mismo tiempo aportar antioxidantes (que contribuyen con la salud de todo el organismo) puede resultar beneficioso su consumo de forma regular en la dieta.
  3. La combinación de estos dos ingredientes podría ayudar a hidratar el organismo, a la vez que contribuiría con el alivio de las molestias al momento de orinar y expulsar las piedras.

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¿Por qué se pueden dañar los riñones?

Información general sobre la enfermedad de los riñones en Español – NIDDK La enfermedad de los riñones significa que sus riñones están dañados y no pueden filtrar la sangre de la forma que deberían. Los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedad de los riñones son la diabetes, la presión arterial alta, la enfermedad cardíaca y los antecedentes familiares de la falla de los riñones.

  1. La diabetes y la presión arterial alta son las causas más comunes de enfermedad de los riñones.
  2. Su médico puede realizar pruebas para indagar por qué tiene enfermedad de los riñones.
  3. La causa de su enfermedad de los riñones puede afectar el tipo de tratamiento que recibe.
  4. Los exámenes pueden ser la única forma de saber si una tiene enfermedad de los riñones.
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Hágase examinar si sufre de diabetes, presión arterial alta, enfermedad cardíaca, o antecedentes familiares de la falla de los riñones. Cuanto antes sepa que tiene la enfermedad de los riñones, más pronto puede obtener tratamiento. Puede tomar medidas para proteger sus riñones.

El paso más importante a tomar para tratar la enfermedad de los riñones es controlar su presión arterial. Los hábitos saludables también pueden ayudar a controlar su enfermedad de los riñones. Comer los alimentos correctos puede ayudar a evitar que su enfermedad de los riñones progrese. Trabaje con un dietista para crear un plan alimenticio que incluya alimentos que disfrute comer mientras mantiene la salud de sus riñones.

Está en riesgo de padecer la enfermedad de los riñones si tiene diabetes, presión arterial alta, enfermedades cardíacas, o antecedentes familiares de la falla de los riñones. Si tiene factores de riesgo, hágase examinar para determinar si tiene enfermedad de los riñones y proteja sus riñones haciendo elecciones de alimentos saludables, siendo más activo, aspire a un peso saludable y controle los problemas de salud que producen daño de los riñones.

  • La falla de los riñones significa que sus riñones han perdido la mayoría de su capacidad para funcionar.
  • Trabaje con su equipo de cuidado de la salud y familia para considerar sus opciones para remplazar la función de los riñones perdida, tales como someterse a diálisis o trasplante.
  • Escoja un tratamiento que sea adecuado para usted.

El Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK) y otros componentes de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) llevan a cabo y apoyan la investigación de muchas enfermedades y trastornos. El contenido de esta publicación es proporcionado como un servicio del (NIDDK, por sus siglas en inglés), parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés).

NIDDK traduce y comparte los resultados de sus investigaciones para incrementar el conocimiento de salud y las enfermedades entre pacientes, profesionales de la salud y el público en general. Las publicaciones producidas por NIDDK son cuidadosamente revisadas por los científicos del NIDDK y otros expertos.

: Información general sobre la enfermedad de los riñones en Español – NIDDK

¿Cuánto tiempo tarda en regenerar un riñón?

Factores de crecimiento y regeneración renal Cuando se produce un daño en un tejido adulto, el proceso de renovación celular continuada es crítico y crucial para la reparación del mismo y, en determinados órganos, se facilita por la presencia de células madre o progenitoras.

  • El riñón, a diferencia de otros órganos como el hígado, es de regeneración lenta.
  • Incluso ha sido considerado durante años como incapaz de regenerarse.
  • Sin embargo, varios estudios han demostrado que existen posibles nichos de células madre renales en la papila renal, progenitores tubulares o progenitores renales CD24+CD133+ localizados en el polo urinario de la cápsula de Bowman.

Estas células podrían participar teóricamente en la reparación de la lesión renal. Sin embargo, todavía no se ha demostrado de forma precisa cuál sería su papel ni cómo actuarían después del daño. Aún así, estas células madre renales podrían ser dianas terapéuticas para el remodelado del tejido renal dañado.

Por otro lado, se ha postulado que las células madre derivadas de la médula ósea podrían participar en la regeneración renal, especialmente las de estirpe mesenquimal. Sin embargo, tampoco se conoce con exactitud el modo en que actuarían. Hay estudios que sugieren la existencia de fusión celular entre estas células y células residentes, otros apuntan a su diferenciación en células renales, mientras que otros sugieren una acción paracrina responsable del efecto reparador a través de la secreción de factores de crecimiento como HGF, VEGF y IGF-1.

Todas estas moléculas secretadas proporcionarían un entorno regenerativo que limitaría el área del daño y que facilitaría la migración de las células madre. factor de crecimiento de los hepatocitos Cell replenishment is critical for adult tissue repair after damage.

  1. In some organs this process is facilitated by stem cells.
  2. In contrast to the liver, the kidney has limited regeneration capacity and has even been considered over several years as not being able to regenerate itself.
  3. Nevertheless, there are several recent studies suggesting the presence of stem cells in the adult kidney.

Stem cell renal niches have been identified in the renal papillae in animals as well as in the urinary pole of the Bowman’s capsule in humans (CD24+CD133+ stem cells). Although these cells may contribute to organ regeneration, how these cells exert this effect and their role after kidney injury is not known.

Nevertheless, renal stem cells may be therapeutic targets for treatment of renal diseases. On the other hand, bone-marrow-derived stem cells may also contribute to renal repair, particularly mesenchymal stem cells. However, the mechanism for producing such effect has not been elucidated. Some studies suggest there is cell fusion between bone marrow and resident tubular cells; others suggest that bone marrow cells are able to differentiate in resident cells, while some authors propose bone marrow cells facilitate organ regeneration by a paracrine action; that is by secreting growth factors such as HGF, VEGF and IGF1.

All these secreted molecules would provide a regenerative milieu able to constrain renal damage and to amplify stem cells migration to the damaged organ. INTRODUCCIÓN La incidencia y prevalencia de enfermedad renal crónica (ERC) continúa aumentando de tal modo que se considera una amenaza mundial para la salud pública 1,2,

Muchos enfermos con nefropatía crónica acaban desarrollando insuficiencia renal crónica terminal (IRCT), siendo la diabetes la causa más frecuente tanto en España como en la mayoría de países occidentales. La progresión de la enfermedad renal crónica hacia la pérdida de función y la esclerosis renal, aunque con diferente velocidad de progresión, aparece también en otras muchas nefropatías crónicas tanto glomerulares, intersticiales como vasculares.

En el fondo se considera que, una vez perdida una cantidad suficiente de masa renal, las nefronas residuales sufren hipertensión intraglomerular, fenómeno que activa localmente, entre otros, el sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA) induciendo TGF-beta1 y producción de matriz extracelular que acaba amplificando el fenómeno de pérdida de masa renal.

Este concepto fisiopatológico, conocido como teoría de la hiperfiltración 3, ha sido la base para testar en clínica la utilidad del bloqueo SRAA tanto en nefropatía diabética como en otras nefropatías crónicas. Sin embargo, a pesar del gran avance que han supuesto estos tratamientos (son capaces de reducir o estabilizar la pendiente de pérdida de función renal), el número de pacientes incidentes que requieren tratamiento sustitutivo renal, ya sea diálisis peritoneal, hemodiálisis o trasplante renal, continúa en aumento.

En este contexto de escasez de tratamientos o estrategias capaces de inducir regresión de la nefropatía crónica, el estudio de los mecanismos de regeneración renal cobra un enorme interés 4,5, REGENERACIÓN RENAL Cuando se produce un daño en un tejido adulto, el proceso de renovación celular continuada es crucial para su mantenimiento y, en determinados órganos, se consigue por la presencia de células madre/progenitoras.

Las células madre permiten la renovación celular periódica o la regeneración cuando se produce algún daño tisular, tienen la capacidad de autorrenovación mediante divisiones mitóticas o de diferenciarse en los linajes celulares del órgano correspondiente. Además, algunas células madre adultas procedentes de la médula ósea son capaces de diferenciarse en más de un tipo celular (mesenquimales y hematopoyéticas).

En general, las células madre adultas son una población celular que se mantiene por sí sola: son células quiescentes que, durante la regeneración del tejido, se dividen asimétricamente, por una parte, en células madre y, por otra, en células amplificadoras en tránsito (transit-amplifying cells) que proliferan, se diferencian y, finalmente, reconstituyen el tejido dañado 6,

Una de las maneras para identificar células madre en órganos sólidos es el marcaje con bromodeoxiuridina (BrdU). Las células quiescentes, que no se dividen, mantienen niveles altos de BrdU depositada en el genoma, mientras que las células que se dividen son células más diferenciadas que van diluyendo constantemente la BrdU depositada en su genoma a medida que van proliferando.

El riñón está considerado clásicamente como un órgano incapaz de regenerarse. Aun así, posee un cierto grado de regeneración que varía según la especie. Algunos peces cartilaginosos forman nefronas durante su vida adulta, aunque los mamíferos han perdido esta capacidad.

  • De hecho, en humanos, no se forman nuevas nefronas después de 36 semanas de gestación 7,
  • El riñón es uno de los pocos órganos que sufre una transición de mesénquima a epitelio (MET) durante el desarrollo 8,
  • Este proceso está gobernado por factores de crecimiento tales como hepatocyte growth factor (HGF) y bone marrow protein-7 (BMP-7), entre muchos otros.

Por tanto, el desarrollo renal en los mamíferos requiere de un proceso de conversión de las células del mesénquima metanéfrico en células epiteliales polarizadas 9, Tal como ya hemos mencionado, cuando independientemente de la causa se produce un daño renal crónico lo suficientemente extenso, la función renal va empeorando de forma inexorable hasta llegar a la IRCT, sin que existan tratamientos capaces de revertir el proceso 10,

  • Uno de los procesos que intervienen en la progresión de las nefropatías es la transición de epitelio a mesénquima capaz de producir matriz extracelular.
  • Precisamente, se trata del proceso inverso al que se produce durante el desarrollo fetal del riñón.
  • La regeneración renal podría abordarse a partir de diferentes estrategias, como la administración de factores de crecimiento capaces de revertir la transición de epitelio mesénquima e incluso a partir de la movilización o infusión de células madre endógenas (propias del riñón) o exógenas (derivadas de la médula ósea).
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Sin embargo, el reto resulta de enorme dificultad. El riñón tiene una arquitectura muy compleja, una gran heterogeneidad celular y es de renovación celular lenta. Contiene más de 24 tipos de células maduras distribuidas en compartimentos vasculares, intersticiales, glomerulares y tubulares 8,

Todo esto complica la búsqueda de células madre adultas 11 capaces de reparar el riñón reemplazando las células dañadas. En cualquier caso, la regeneración renal requeriría de mecanismos muy precisos capaces de gobernar la reparación de cada uno de los compartimentos renales dañados. Se han realizado estudios que apoyan la presencia de células madre en el riñón adulto, evidenciando una función intrínseca para estas células.

Sin embargo, no es tan clara la participación de las células madre derivadas de la médula ósea 12-17 (tabla 1). CÉLULAS MADRE Y REGENERACIÓN RENAL Células madre renales El riñón tiene una estructura muy compleja y un grado de regeneración muy bajo en comparación con otros órganos.

  1. Esto hace difícil estudiar la existencia de nichos de células madre renales e investigar su participación en la reparación del órgano.
  2. Superando estas dificultades con diferentes estrategias, se ha propuesto la existencia de algunos nichos de células madre en diferentes compartimentos renales.
  3. Maeshima, et al.12 describieron una población de progenitores tubulares con propiedades regenerativas, que proliferarían y se diferenciarían en células epiteliales durante la regeneración tubular.

De hecho, se desconoce el origen de las células que reemplazan a las células epiteliales tubulares dañadas, pero algunos estudios sugieren que son de origen renal y que no provienen de la médula ósea 13,14, Oliver, et al.15 identificaron la papila renal como nicho de células madre en el riñón adulto.

Observaron un conjunto de células en la papila renal que retenían BrdU. Después de un daño isquémico, detectaron que estas células entraban en ciclo celular, desapareciendo de esta manera el marcaje con BrdU. Además, estas células eran capaces de formar esferas in vitro, Sin embargo, la localización en la papila renal genera dudas acerca de cómo estas células son capaces de repoblar los segmentos más proximales de la nefrona.

En estudios recientes se ha identificado en humanos un subconjunto de progenitores renales CD24+CD133+ en la cápsula de Bowman 16, en la porción próxima al polo tubular. Esta localización permitiría una reparación de las células epiteliales glomerulares y tubulares.

  • Se ha descrito que las células progenitoras CD24+CD133+ tienen capacidad de diferenciación, proporcionando un mecanismo regenerativo para células epiteliales renales dañadas 18,19,
  • La existencia de estos progenitores epiteliales renales ofrece una posible explicación a la regresión de lesiones renales.

El proceso de reparación del daño probablemente requiere de la capacidad de frenar la respuesta fibrótica, de manera que las células progenitoras deberían ser capaces de regenerar el tejido y, a la vez, eliminar la acumulación de matriz extracelular 18,

  • Esta última acción la podrían ejercer a través de su capacidad de secretar factores de crecimiento como comentaremos más adelante.
  • En otro estudio, Appel, et al.20 postularon que, puesto que los podocitos no pueden regenerarse por sí mismos, las células epiteliales parietales glomerulares (que proliferan y están contiguas a los podocitos) migrarían al ovillo glomerular y se diferenciarían en podocitos.

Aunque se han podido identificar varios nichos de células madre renales, todavía se desconoce cuál es su papel y en qué modo actúan en la reparación después de la lesión renal. Aun así, las células madre renales podrían ser dianas terapéuticas para la remodelación del tejido renal dañado 21,

Células madre derivadas de la médula ósea La médula ósea contiene diferentes tipos de células madre, incluyendo células madre hematopoyéticas (HSCs), células madre mesenquimales (MSCs) y células progenitoras endoteliales. Las HSCs expresan marcadores de superficie como Sca-1, c-kit, CD90 en ratón y CD34, CD133, CXCR4 y CD150 en humanos y pueden diferenciarse en cualquier tipo celular sanguíneo adulto.

Las MSCs, además de crear un ambiente de soporte para las HSCs, son capaces de diferenciarse en varios tipos celulares de origen mesenquimal, como hueso, cartílago, músculo, neuronas, hepatocitos y tejido adiposo 22-25, Tienen la propiedad de adherirse al plástico y expresan marcadores de superficie como CD90, CD73, CD105, CD44 y CD29.

  • Estas células MSCs también expresan factores de crecimiento como VEGF, HGF y IGF-1, así como citoquinas antiapoptóticas.
  • Se está investigando actualmente el papel de las células madre derivadas de la médula ósea en la regeneración del riñón después de un daño.
  • La terapia celular es en este momento uno de los campos de mayor interés en biomedicina, de tal modo que la utilización de estas células multipotentes para restablecer la función de un órgano dañado ha generado una enorme expectación.

La técnica más utilizada para estudiar la plasticidad de las células de la médula ósea es el trasplante de médula ósea (TMO). Las células de médula ósea del receptor son sustituidas por las células de médula ósea del donante y, una vez establecido el quimerismo, las células procedentes del donante pueden ser identificadas a través de diferentes estrategias.

Entre éstas destaca la identificación de cromosoma Y en un receptor femenino, la expresión de moléculas como beta-galactosidasa, luciferasa o enhanced green fluorescent protein (EGFP) o por el restablecimiento de una función en un modelo animal knockout 26, Para comprobar el tipo celular (tubular, mesangial, etc.) al que han dado lugar las células derivadas de la médula ósea se suele utilizar el marcaje de proteínas específicas a través de inmunohistoquímica, inmunofluorescencia y análisis mediante microscopia confocal.

Un número importante de glomerulopatías se inicia por daño de los podocitos o pérdida del número de éstos. Los podocitos son células con interdigitaciones complejas que participan en la síntesis de componentes de la membrana basal glomerular (MBG), siendo el colágeno IV uno de los más importantes.

Varios estudios han sugerido la integración de las células derivadas de la médula ósea como podocitos funcionales. Se han realizado estudios en modelos murinos con síndrome de Alport, que sufren mutaciones en el gen que codifica para la cadena alfa del colágeno IV, dando lugar a defectos en la MBG, proteinuria e insuficiencia renal.

Prodromidi, et al.27 y Sugimoto, et al.28 observaron que las células derivadas de la médula ósea contribuían a la regeneración de podocitos en los glomérulos dañados, dando lugar a un restablecimiento de la expresión de la cadena alfa-3 del colágeno IV y a una disminución de la proteinuria.

En un estudio publicado hace unos años en ratones, el TMO procedente de ratones diabéticos obesos db/db en ratones sanos no diabéticos transfería la nefropatía diabética a los receptores sin producirles hiperglucemia. Los autores postulaban que probablemente el glomérulo se repoblaba de células mesangiales y endoteliales del donante db/db y que éstas eran las responsables de la albuminuria y glomerulosclerosis que desarrollaban los receptores 29,

Por otro lado, hay autores que sugieren la participación de las células derivadas de la médula ósea en la regeneración del riñón fusionándose con las propias células renales. De hecho, se ha demostrado en el hígado que los hepatocitos generados después de un daño hepático se forman por fusión celular y no por diferenciación de las células madre hematopoyéticas 30-32,

  1. Así, se postula también una posible fusión celular entre células madre provenientes de la médula ósea y células tubulares epiteliales.
  2. Held, et al.33 observaron que, después de un daño, las células epiteliales tubulares se generan por fusión de las células hematopoyéticas y las células tubulares proximales ya existentes y no por transdiferenciación.

Sin embargo, esta cuestión sigue siendo muy controvertida, puesto que varios estudios apuntan a una acción paracrina/endocrina de las células madre endógenas en lugar de una repoblación directa de las nefronas dañadas 34, En resumen, además del posible papel de las células madre endógenas (renales), otros estudios apoyan la diferenciación y/o fusión de las células derivadas de la médula ósea como precursores de las células renales dañadas (figura 1).

  • FACTORES DE CRECIMIENTO Las células epiteliales tubulares que sobreviven al daño secretan factores de crecimiento que podrían interactuar con células residentes y células madre renales y extrarenales acelerando los mecanismos de reparación tubular.
  • El epitelio tubular es relativamente quiescente y su estado replicativo es lento (lo que caracteriza, a la vez, a las células madre), pero, en cambio, tiene una gran capacidad de regeneración morfogénica tras una agresión tóxica o isquémica graves 35,

Aunque algunos estudios muestran cómo las células madre migran al tejido dañado 36,37 la mayoría de autores no apoyaría una integración de estas células en los órganos lesionados. En este sentido, Duffield, et al.13,38 demostraron que la reparación renal es independiente de la participación de las células derivadas de la médula ósea, algo que también observaron Lin, et al.14,

Por otro lado, Morigi, et al.39 demostraron cómo la infusión de células mesenquimales humanas derivadas de la médula ósea hacía disminuir el daño tubular proximal y mejoraba la función renal en un modelo murino. Se han realizado varios estudios que no han podido verificar la diferenciación de células madre en células epiteliales, pero se ha descrito que las células madre contribuyen en la recuperación renal.

Se propuso entonces que la migración de las células facilita la regeneración solamente por efectos endocrinos/paracrinos 40,41 y que son las propias células renales las que restablecen el epitelio tubular 13,14,38,42, Interacciones entre células madre, células residentes renales y factores de crecimiento La interacción entre las células de origen mesenquimal y epitelial con factores de crecimiento es fundamental para la nefrogénesis y el mantenimiento de la integridad del órgano adulto 43,44,

Esta interacción recíproca entre célula mesenquimal-epitelial es un factor clave en la regeneración renal después de un daño. Se han realizado estudios en modelos animales de daño renal agudo administrando factores de crecimiento como epidermal growth factor (EGF), hepatocyte growth factor (HGF) o insulin-like growth factor 1 (IGF-1), observando una reducción de la mortalidad debido a una restauración y normalización de la función renal 45,

De hecho, es bien conocido que las células epiteliales tubulares que sobreviven al daño secretan factores de crecimiento y citocinas involucradas en mecanismos de reparación renal. Por otro lado, parece probado que las MSC tienen efectos protectores, especialmente en modelos de daño renal agudo gracias a su capacidad de expresar factores de crecimiento como VEGF, HGF y IGF-1 que facilitarían la recuperación del daño renal 46,47,

Este sistema podría actuar de un modo autocrino (las propias células renales secretarían factores de crecimiento), paracrino (las células madre renales y las de médula ósea) y endocrino (factores circulantes solubles). Brevemente, repasaremos algunos de estos factores. Glial cell line-derived neurotrophic growth factor (GDNF).

Es un factor implicado en la organogénesis renal. La administración exógena de GDNF protegería contra el daño renal isquémico en un modelo murino y aceleraría los mecanismos de reparación. In vitro, GDNF induce la migración de MSC e inhibe la apoptosis de MSC 48,

Epidermal growth factor (EGF). Es un factor que se sintetiza en el epitelio renal y aumenta después de un daño 49, Ejerce diferentes acciones en varios tipos celulares, como la migración y la proliferación 50,51, Se ha demostrado que EGF induce la proliferación celular y la migración de MSC in vitro 52,

HGF. Es un heterodímero formado por una cadena α de 69 kDa y una cadena beta de 34 kDa 53,54, La unión de HGF con su receptor c-Met induce la activación del dominio tirosin kinasa, dando lugar a actividades mitogénicas y angiogénicas en varios tipos celulares, preferentemente en células epiteliales y endoteliales 55,

Además, tiene efectos antiapoptóticos y antifibróticos. El efecto antiapoptótico está directamente relacionado con la vía de señalización fosfatidilinositol-3 kinasa-Akt 56, mientras que el efecto antifibrótico está ligado a su acción antagonista sobre TGF beta-1 57, HGF modula el balance entre la síntesis y la degradación de matriz extracelular, incrementando la expresión de metalopreoteasas (MMP) y reduciendo la producción de inhibidores de MMP (TIMP).

Además, HGF suprime el efecto de TGF beta-1 bloqueando la vía TGF beta/Smad 58, HGF es capaz de contrarrestar la acción profibrótica de TGF beta-1 en diversas células renales por diferentes mecanismos, entre los que destacaría la inhibición de la transición epitelio-mesénquima.

Además se sabe que TGF beta-1 y HGF inhiben su síntesis de manera recíproca 59 y que HGF también disminuye la regulación de la expresión del receptor de TGF beta-1 in vivo, Algunos autores describieron una reducción de TGF beta-1 mediante un suplemento exógeno de HGF en varios modelos de daño crónico 60-62,

Resulta interesante destacar que HGF tiene también un efecto sobre las células derivadas de la médula ósea, atrayendo a las células madre al lugar del daño. Lo que se desconoce es si HGF posee un efecto movilizador y/o localizador de estas células 63,

  • En un estudio realizado en un modelo de daño hepático, Kollet, et al.64 demostraron el efecto de HGF sobre el reclutamiento de células hematopoyéticas en el hígado dañado.
  • Cuando se producía un daño en el hígado (por irradiación o por inflamación), se producía un aumento en la expresión de SDF-1 y de la actividad de MMP-9, dando lugar al reclutamiento de progenitores hematopoyéticos mediados por SDF-1.

En otro estudio realizado en un modelo murino de fibrosis hepática inducida por CCl 4 65 se observó que HGF per se no aumentaba la expresión de MMP-9. El tratamiento con G-CSF se utiliza para promover el reclutamiento de células derivadas de la médula ósea.

  • La sobreexpresión de HGF junto con el tratamiento con G-CSF aumentaba sinergísticamente MMP-9 en el hígado fibrótico a la vez que incrementaba el número de células derivadas de la médula ósea y de células hepáticas que expresaban MMP-9.
  • Por otro lado, es bien conocido que la inhibición de la actividad de HGF da lugar a un empeoramiento de la reparación tisular 57,66,

Vascular endothelial growth factor (VEGF). Es un factor que regula el crecimiento vascular tanto en tejidos normales como en tejidos dañados. Las células mesenquimales son capaces de secretar este factor 67-69, La isquemia renal inhibe la expresión de VEGF mediante diversos mecanismos, desplazando el balance desde un ambiente proangiogénico a un ambiente antiangiogénico, inhibiendo por tanto la reparación renal.

Las MSC expresan VEGF y podrían ejercer acciones paracrinas renoprotectoras que facilitarían la recuperación del daño renal agudo. Incluso se ha postulado que la administración de dosis elevadas de eritropoyetina en un modelo de lesión endotelial atenúa el daño mediante la liberación de VEGF 70, En resumen, determinados factores de crecimiento, muchos de ellos implicados en la embriogénesis renal, son capaces de inducir directamente cierto grado de reparación tisular, a la vez que podrían actuar sobre las células madre residentes facilitando su diferenciación e incluso favorecer el reclutamiento renal de células madre procedentes de la médula ósea que, directamente o a través de la secreción de los propios factores de crecimiento, contribuirían a la regeneración renal (figura 2).

CONCEPTOS CLAVE La incidencia de ERC continúa aumentando y muchos pacientes acaban desarrollando IRCT a pesar de los avances en renoproteción. Debido a ello existe un enorme interés en el estudio de mecanismos de regeneración renal buscando futuras aplicaciones clínicas.

  • Se han descrito posibles nichos de células madre renales en la papila renal y en el polo urinario de la cápsula de Bowman y también se han observado células progenitoras tubulares.
  • No se ha demostrado de forma fehaciente que células madre derivadas de la médula ósea se diferencien e integren in vivo como células renales adultas.

El nicho de células madre renales CD24+CD133+ localizado el polo urinario de la cápsula de Bowman en humanos podría contribuir a la regeneración tubular y podocitaria. La células madre prodecentes de la médula ósea teóricamente podrían diferenciarse en células endoteliales y mesangiales.

El proceso de reparación del daño se consigue primero frenando la respuesta fibrótica y después recuperando la arquitectura tisular del órgano. La administración de determinados factores de crecimiento, a la vez que actuar como antifibrótico, podría movilizar células madre renales y procedentes de la médula ósea.

Estas células, directamente, fusionándose con células renales residentes, o por mecanismos paracrinos, facilitarían la regeneración renal. AGRADECIMIENTOS Esta investigación ha sido posible gracias a las becas ISCIII/FIS PI06/0582 y PS09/01630. María Flaquer es receptora de una beca predoctoral IDIBELL.

Tabla 1. Participación de las células madre endógenas (renales) o exógenas (derivadas de la medula ósea) en la regeneración del tejido renalFigura 1. Células madre y regeneración renalFigura 2. Factores de crecimiento y regeneración renal

: Factores de crecimiento y regeneración renal

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