La transferencia es un concepto propuesto por Freud (1895, 1901, 1912) para designar el dispositivo que se organiza en la situación analítica y que permite la asociación libre y el análisis propiamente dicho, señalando que no se provoca, sino que tiene lugar, y que es lo que permite la interpretación.
¿Qué es la transferencia en psicoanálisis?
De Wikipedia, la enciclopedia libre La transferencia es un concepto del psicoanálisis que designa tres aspectos muy relacionados pero diferenciables:
- La función psíquica mediante la cual un sujeto transfiere inconscientemente y revive, en sus vínculos nuevos, sus antiguos sentimientos, afectos, expectativas o deseos infantiles reprimidos, hacia otra persona.
- Específicamente, la herramienta fundamental con la que cuenta el analista (S. Freud, 1915), condición necesaria, para poder conducir el tratamiento.
- La neurosis de transferencia, descrita por Freud como momento prínceps del tratamiento, en la que todos los elementos de la neurosis son actuados en presencia del analista.
Se trata de afectos que habrán estado orientados originalmente hacia los padres, los hermanos u otras personas significativas en la infancia y que en la vida adulta mantienen su presencia y su efectividad psíquica, de modo que es posible transferirlos a escenarios actuales.
Freud señala que este fenómeno ocurre de manera completamente espontánea en las relaciones entre seres humanos, pero cobran una relevancia especial en la relación analítica, convirtiéndose en su instrumento principal, para el cambio psíquico del analizante. Freud registró que sólo mediante la experiencia transferencial, en la actualidad del tratamiento, pueden ser vencidas las resistencias psíquicas del analizante, de manera de lograr que aquello reprimido o inconsciente, sea aceptado por el paciente, produciendo un cambio permanente en ese punto y su trama.
En la técnica de tratamiento psicoanalítico la relación entre el psicoanalista y el analizado, por las particularidades del encuadre analítico, la transferencia y el análisis de la forma específica en que se presenta, ocupa, entonces, un lugar central para la cura.J.
Laplanche y J.B. Pontalis lo definen así: (.) el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad.
Casi siempre, lo que los psicoanalistas denominan transferencia, sin otro calificativo, es la transferencia en la cura. La transferencia se reconoce clásicamente como el terreno en el que se desarrolla la problemática de una cura psicoanalítica, caracterizándose ésta por la instauración, modalidades, interpretación y resolución de la transferencia.
¿Qué es la transferencia en psicología ejemplos?
Qué es la transferencia psicológica – En el caso de Dora, Sigmund Freud trató el tema de la transferencia. La definió como: Reediciones, reconstrucciones de emociones y fantasías que habrían de ser despertadas y hechas conscientes con el avance del análisis, con una característica sustitución de una persona más temprana por la persona del médico.
Para decirlo de otra manera: toda una serie de vivencias psíquicas tempranas se revitalizan, no como pasadas, sino como una relación actual con la persona del médico, Como expone Celedonio Castanedo (2008) Freud mencionaba que la transferencia puede implicar reediciones simples o inmodificadas de vivencias infantiles, o de reelaboraciones complejas y sublimadas.
Mientras que en los Estudios sobre la histeria (1895), el tema de la transferencia había sido tratado como un obstáculo, a la vez que Freud manifestaba su íntima vinculación con la resistencia, ahora es caracterizada como el medio auxiliar más eficaz del psicoanálisis.
- La situación analítica adquiere su posibilidad terapéutica a través de las transferencias, pero sobre todo en las que se llegan a tornar comprensibles y vivenciales para el paciente.
- Así estas transferencias corresponden el centro del proceso psicoanalítico, ya que el analista se abstendrá de transmitir prohibiciones, consejos, opiniones, prescripciones y opiniones personales.
Las experiencias de la transferencia pueden manifestarse continuamente, pero también pueden ser rechazadas y reprimidas por el paciente, así el analista las señalará y las interpretará para que se pueda encontrar su naturaleza y luego disolverse por la labor interpretativa.
¿Qué es la transferencia y la contratransferencia en psicoanálisis?
Thompson (1964) define la transferencia como ‘un conjunto de actitudes irracionales hacia otra persona ‘ (p.14). Y la contratransferencia como ‘la transferencia de los aspectos irracionales de la personalidad del analista a la relación con su paciente’ (p.
¿Qué es el concepto de la transferencia?
Transferencia: qué significa el término I Sage Advice
- Es una operación por la que una persona física o jurídica (el ordenante) da instrucciones a su entidad bancaria para que, con cargo a una cuenta suya, envíe una determinada cantidad de dinero a la cuenta de otra persona (el beneficiario de la transferencia) en la misma o en otra entidad bancaria.
- Cuando la transferencia tiene lugar entre cuentas de la misma entidad de crédito, la operación se suele denominar «traspaso interno».
- Las transferencias bancarias se pueden clasificar en función de distintos criterios.
- Según el área geográfica, las transferencias se clasifican en:
- Nacionales. Tanto el que envía el dinero como el que lo recibe lo hacen en España. Tendrán tratamiento específico cuando no sean en euros o cuando, siendo en euros, superen los 50.000 euros y el ordenante y/o el beneficiario sean no residentes. Pocas entidades todavía distinguen entre transferencias en las que la cuenta del ordenante y el beneficiario están en la misma plaza y cuando no lo están.
- Exteriores o transfronterizas. Cuando el ordenante entregue los fondos en España y el beneficiario esté en otro país, o cuando el ordenante entregue los fondos en otro país y el beneficiario los reciba en España. Una modalidad específica son las transferencias STP (Straight Trough Processing), que son las que pueden realizarse de forma totalmente automatizada, ya que la entidad ordenante tiene los datos necesarios para ello: el (número internacional de cuenta) del beneficiario y el (código de identificación bancaria) del banco del beneficiario. Si no es así, la transferencia se llama no STP, y supone que la entidad normalmente tendrá previstas comisiones adicionales o más altas que las de una transferencia STP.
Según el modo de ordenarlas: personalmente en la sucursal de la entidad, a través de cajeros, por teléfono y por internet. Según el plazo de ejecución, los tipos de las transferencias bancarias son ordinarias o urgentes. Las segundas, son aquellas cuyo plazo de ejecución es menor, como su propio nombre indica.
- Otras transferencias bancarias más específicas son las que utilizan las cuentas de las entidades en el Banco de España, bien en forma de órdenes de movimiento de fondos (OMF), bien como traspasos entre cuentas.
- El momento de recepción de la orden será cuando se reciba por la entidad del ordenante y, si fuera día inhábil, el siguiente día hábil.
Puede incluso establecerse – con conocimiento del ordenante- una hora máxima diaria transcurrida la cual se considerará recibida el siguiente día hábil. La valoración del cargo en la cuenta del ordenante no será anterior al momento del adeudo en dicha cuenta.
Cuando se trate de operaciones en euros y tanto la entidad del ordenante como la del beneficiario estén en la Unión Europea, la entidad del ordenante, tras recibir dicha orden, se asegurará de que el importe transferido es abonado en la cuenta de la entidad del beneficiario, como máximo, al final del día hábil siguiente.
No obstante, conforme recoge la Disposición transitoria primera de la Ley 16/2009, hasta el 1 de enero de 2012 el ordenante y su entidad podrán acordar un plazo no superior a dos días hábiles en el caso de operaciones originadas y recibidas en España y a tres para el resto.
- En las operaciones cursadas en moneda distinta al euro, en las que tanto la entidad del ordenante como la del beneficiario estén en la Unión Europea, cuando la entidad y el cliente acuerden un plazo de ejecución superior a los antes descritos, éste no podrá exceder de cuatro días hábiles a contar desde la recepción de la orden.
- Los fondos se abonarán en la cuenta del beneficiario el día hábil en que se abonaron en la cuenta de su entidad, con valoración de esa misma fecha, estando inmediatamente a disposición del beneficiario.
- Los plazos de ejecución de las operaciones serán comunicados por la entidad al usuario, de conformidad con lo fijado por la, tanto en contratos marco como en operaciones singulares.
: Transferencia: qué significa el término I Sage Advice
¿Qué papel representa la transferencia en el proceso psicológico?
La transferencia – Se trata de un punto importante para la psicología y los procesos psicoterapéuticos, siendo un género especial de relación que el paciente experimenta a manera de sentimientos que direccionan hacia una persona o imagen (el psicólogo o terapeuta) y que en realidad aplican a otra persona.
¿Qué diferencia hay entre transferencia y contratransferencia?
Teoría psicoanalítica – La teoría psicoanalítica de Sigmund Freud fue fundamental en el desarrollo de los conceptos de transferencia y contratransferencia. Freud creía que la transferencia se basa en los patrones de relación y los deseos inconscientes que se originan en la infancia.
¿Qué es la contratransferencia para Lacan?
Dice Lacan: ‘ la transferencia no es nada real en el sujeto, sino la aparición, en un momento de estancamiento de la dialéctica analítica, de los modos permanentes según los cuales constituye sus objetos ‘ (Lacan, 1966/1985, p.214).
¿Cómo se llama cuando un paciente se enamora de su psicólogo?
El enamoramiento, una sensación difusa – Uno de los primeros en detectar esa especie de enamoramiento de los pacientes hacia el psicoterapeuta fue Sigmund Freud, El padre del psicoanálisis notó que después de un tiempo de tratamiento, sus pacientes empezaban a dar muestras de atracción romántica hacia él.
También se dio cuenta de que esto no solamente ocurría en su propia experiencia, sino que a sus colegas les sucedía lo mismo. Profundizó en este fenómeno y diseñó un concepto nuevo para entenderlo; lo llamó: “amor de transferencia”. Se trata de un fenómeno a través del cual el paciente transfiere los afectos que siente por otras personas a la figura del psicoterapeuta.
En palabras más sencillas, el paciente vuelve a experimentar los afectos que le despierta o despertaba su madre, su padre u otras figuras relevantes, pero esta vez enfoca esos afectos hacia el psicoterapeuta. No es consciente de ello, simplemente, sucede.
¿Cuáles son según Freud los tres posibles resultados en el amor de transferencia?
EL CONCEPTO DE TRANSFERENCIA FREUDIANO
- Sabido es que las palabras no son unívocas y que por su polisemia es necesario deslindar su uso conceptual dentro de un contexto puntual y de un momento de evolución de una teoría.
- En este sentido, la obra de Freud está plagada de la necesidad de discriminar acepciones de una palabra según los momentos teóricos en que se halle enunciada y las variaciones en el tiempo que obedecen a nuevas postulaciones en relación con conceptos básicos enunciados desde el inicio.
- Baste como ejemplo la palabra represión, que en 1895, en el Proyecto, se equipara a defensa en general; en 1915, en “La represión”, al mecanismo metapsicológico de retiro de investidura preconsciente; y en 1926, en Inhibición, síntoma y angustia, queda relegado a la defensa específica para las histerias de conversión.
- Otro tanto vale entonces para la palabra transferencia, cuya acepción se encuentra dada desde diversos contextos posibles de análisis.
- Es por eso que estas reflexiones se centrarán principalmente sobre cómo concibe Freud el tema en relación con sus lecturas de Berheim sobre la sugestionabilidad, sus casos clínicos, especialmente Dora y los artículos técnicos que elabora en la medida en que va avanzando la teoría: “Dinámica de la transferencia”, “Recuerdo, repetición y elaboración”, “Caminos de la terapia psicoanalítica”, ” Observaciones sobre el amor de transferencia” y la “Conferencia 27”, dirigida al público en general.
- La transferencia es ante todo, según su prefijo TRANS: algo que es llevado (del latín FERO: llevar), acarreado, de un lado a otro, a través de otra cosa.
Se trata de una repetición que consiste en satisfacer en el presente y con una cierta persona un deseo (realizado o fantaseado) con un objeto de la infancia del sujeto, desde ahí, al servicio del principio de placer. También se repite, sin embargo, el deseo fantaseado edípico de la sexualidad infantil aunque nunca haya tenido satisfacción.
La definición que Laplanche y Pontalis enuncian en su Diccionario de psicoanálisis es la siguiente: “Designa, en psicoanálisis, el proceso en virtud del cual los deseos inconcientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y de un modo especial dentro de la relación analítica,Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de realidad”.
El concepto TRANSFERENCIA admite ser interrogado desde tres ejes diferentes. En primer lugar, una disposición : implica un fenómeno universal que se presenta en toda relación significativa de importancia libidinal que entronca con el acerbo de representaciones y afectos de las experiencias infantiles con los objetos primarios.
- Justamente la falta de esta transferencia en la cura es lo que lo obliga a desplegar la teorización sobre el narcisismo en 1914, describiendo el “muro narcisista” como específico del desinterés de este tipo de pacientes para quienes la palabra o la presencia del terapeuta caen dentro del desinterés.
- No se trata de una transferencia hostil o negativa sino lisa y llanamente de desinterés, hacia las relaciones de objeto, por la regresión de la investidura libidinal de objeto hacia el yo propio.
- Naturalmente, hoy en día no podríamos admitir que las psicosis no hacen transferencia, pero sí que ella no es del mismo espesor que la neurótica y que sus características de masividad, instantaneidad y fragilidad con pérdida del “como si ” de la transferencia neurótica la distinguen ampliamente de ella.
- Esta disposición a la transferencia no sólo se da en la terapia con el analista sino en cualquier vínculo humano, y es común en nuestra práctica verla muchas veces con mayor claridad en las relaciones de los pacientes con sus objetos familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.
Un segundo eje es conceptuar la transferencia como desplazamiento de representaciones y afectos de un lugar a otro dentro del psiquismo además de en la intersubjetividad. En este caso, desde el deseo inconciente hasta la motricidad y, a la inversa, desde lo conciente hacia el inconciente en el caso prínceps del sueño con sus tres regresiones.
También sustenta la formación del síntoma, las representaciones sustitutivas, y el mecanismo delirante en las psicosis como intento de reinvestidura libidinal de los objetos de la realidad. Un tercer eje es más específico, está vinculado a la cura, donde las transferencias se dan sobre la persona del analista como depositario de estos afectos desplazados desde lo reprimido de la sexualidad infantil y que, previamente al contexto del tratamiento, posibilitaron los síntomas de su neurosis.
Instalados luego en el “aquí y ahora de la cura”, configuran lo que Freud llamó Neurosis de Transferencia, “Falsa conexión” que permite un campo fértil para la comprensión de los procesos patológicos, pero que a la vez configura un peligro para la terapia pues se trata de una de las tres resistencias yoicas: la resistencia de transferencia junto a la resistencia de represión y al beneficio secundario de la enfermedad.
Cuando dicha neurosis de transferencia se instala, cesa la producción sintomática en el afuera y los “demonios del Averno” se concentran en el campo transferencial-contratransferencial permitiéndole al paciente, mediante su decodificación y comunicación, deshacer los síntomas. El caso Dora le plantea a Freud no sólo la confirmación de la importancia de la realidad psíquica por sobre la realidad material, aquella de la carta a Fliess del “ya no creo en mi neurótica”, sino que además lo deja perplejo cuando Dora lo abandona.
En aquella primera oportunidad accedió a la caída de la teoría de la seducción en la histeria entrevista ya en 1895, y que fuera la puerta de entrada de fecundos descubrimientos. En la oportunidad del abandono de Dora se da cuenta de que “no había logrado dominar oportunamente la transferencia”, había olvidado prestar atención a los primeros signos de la transferencia, como dice en el Epílogo del caso.
Corría el año 1902 y en esa época empezaba Freud a comprender la ligazón afectiva entre paciente y analista,Cuando el caso Dora concluyó, recién clarificó más la problemática. Dice Freud en sus conclusiones al caso: “de ese modo Dora activó una parte esencial de sus recuerdos y fantasías en lugar de reproducirlas en el tratamiento”, lo cual indujo a su fracaso.
Lo que tampoco vio Freud en ese momento fue su propia contratransferencia sobre Dora, o la “transferencia concordante”, como la llamó, y que fuera definida posteriormente de la siguiente manera: “la influencia del paciente en los sentimientos inconcientes del analista”.
En 1910, en el “Porvenir de la terapia psicoanalítica”, Freud agregó la importancia de poder reconocerla y dominarla, afirmando a la vez que “ninguno puede ir más allá de lo que le permiten sus propios complejos inconcientes y resistencias internas”. De allí la necesidad del análisis del terapeuta como parte del trípode de formación, postulado recién en 1920 por las instituciones psicoanalíticas y que, por cierto, en esos tiempos no se daba.
Freud mismo estaba escasamente conectado con su autoanálisis y las dificultades que éste le ocasionaba. Curiosamente sobre el mismo caso de Dora, decía Freud el famoso “quien tenga ojos para ver y oídos para oír se convence de que los mortales no pueden guardar ningún secreto.
- Si la boca está en silencio murmuran con la punta de los dedos; la traición se abre camino por todos los poros de su piel”; dicho relativo al momento en que Dora jugaba con el monedero, abriendo y cerrándolo, cosa que interpretó como una confesión de masturbación.
- Desde el punto de vista clínico, observamos una transferencia positiva en tanto reviste al analista de autoridad y presta creencia a sus interpretaciones.
Diremos que ésta es necesaria para la cura, como así también que deberá ser deshecha en las postrimerías del tratamiento en tanto la cualidad de transferencia idealizada presta servicio durante un tiempo pero el paciente necesita liberarse de ella para disponer de su ideal dentro de sí mismo y retirar dicha transferencia de la persona del médico.
- Se da también la transferencia negativa cuando el paciente ni siquiera escucha al terapeuta o se despliega sobre él el par ambivalente de la hostilidad.
- Dicha transferencia negativa deberá ser igualmente interpretada como la repetición en el aquí y ahora con el analista de vínculos tempranos ambivalentes con los objetos primarios.
Siendo la transferencia misma un fenómeno narcisista agrupado en Psicología de las masas y análisis del yo (1922) junto al enamoramiento y la hipnosis, es indudable que la idealización del terapeuta como quien detenta el lugar supuesto del saber (la autoridad del médico, así lo llamó Freud) dentro de la cura, recibe la transferencia del ideal del yo del paciente, al igual que el líder recibe esa identificación en la masa.
La asunción temporaria de ese lugar permite al analista la colaboración del paciente con sus asociaciones y el cuidado por su tratamiento (la alianza terapéutica), pero entronca un doble peligro. Para el paciente: el sometimiento “enamorado” a la persona sobre la que se externalizó esa instancia que marca el “como yo deberás ser”.
,Para el terapeuta: el peligro de encarnarla sin decodificar dicha transferencia y arremeter con el “furor curandi” como en realidad le ocurriera a Freud con Dora tratando de meter a la fuerza interpretaciones que la paciente no aceptaba, una vez que había visto el éxito de la desaparición de la tos a una interpretación que le hiciera.
P ara el analista también implica el riesgo de un goce omnipotente y omnisciente (cualquier omni es narcisista), y la fantasía de hacer al paciente a su imagen y semejanza como advierte Freud. Por ello, la disolución de la transferencia hacia el final de la cura es un proceso necesario y doloroso de pérdida para ambos participantes.
Un caso especial de transferencia negativa u obstáculo y resistencia a la cura es el del amor de transferencia, donde el paciente no quiere saber nada del trabajo analítico y sólo pretende ser amado y poseer al terapeuta como objeto sexual. La primera historia que Freud registra sobre el amor de transferencia es la situación que se le plantea a Breuer con su paciente Ana O.
1882), cuando esta situación lo lleva a él a la casi disolución de su matrimonio y a la paciente, una histeria florida, a la fantasía de embarazo del Dr. Breuer. A partir de la consulta del caso con Freud, Breuer deja de atender a la paciente y se va de segunda luna de miel con su esposa. También es un ejemplo el caso que le relata Jung, el de una paciente con su terapeuta sin decirle que se trata de él con su analizada Sabina Spielrein.
Más tarde, Freud se entera por ella cuando acude a verlo y le cuenta que ha sido su amante. Igual situación (comenta Jones) ocurre con Ferenczi y quien era su paciente y fuera más tarde su hijastra, y seguramente otros muchos casos en esos tempranos momentos del psicoanálisis.
Dice Jones que, cuando Freud le comenta a su mujer Martha lo ocurrido a Breuer con Ana O., ella se identifica inmediatamente con la mujer de Breuer “intuyendo” la universalidad de la transferencia y le dice que ojalá a ella no le pase lo mismo con él. Es que más tarde Freud comprende que, lejos de haberse tratado esas situaciones de casos únicos, eran más bien una regla que una excepción.
En su artículo “El amor de transferencia”, de 1915, Freud describe tres posibles resultados para ese suceder: “una unión legítima y duradera, un abandono del tratamiento o una relación amorosa ilegítima”. Otra posibilidad que enuncia es, por cierto la acertada, que el analista pueda comprender que no es su persona sino la relación analítica la desencadenante de ese amor y que insista en que ella debe ser interpretada y analizada como una repetición en lugar de un recuerdo.
- Sin embargo, en 1915 quedaba planteada como la resistencia que aparece en la cura cuando se está a punto de lograr un levantamiento de una represión.
- Esta temática lleva a que Freud se pregunte también sobre las relaciones entre el amor real y el de transferencia, admitiendo que tienen un mismo origen o vienen de una misma fuente, de lo infantil, y que por lo tanto es un amor real pero es falsa la conexión e imposible de satisfacer ya que no es la persona misma sino el lugar o la función del analista el que lo despierta
- De ahí surgen la neutralidad del analista y la regla de abstinencia, que forman parte de los consejos al médico que trata psicoanaliticamente.
- Dice Wilheim Eickhoff (como paráfrasis al consejo de Freud) en su trabajo Observaciones sobre el amor de transferencia, una relectura de 1992 : “El analista tiene el deber de no corresponder al amor que se le ofrece y esto por motivos de técnica analítica –a saber–, la necesidad de considerar la situación como ‘algo irreal’, de comprender e interpretar la transferencia como algo virtual”.
El tema de la contratransferencia tiene la misma validez que lo dicho para la transferencia del paciente. Ya sabemos que el analista trabaja con su aparato psíquico y, por ende, con sus vivencias y sistema representacional.
- Lo que el paciente presenta como material se enlaza con experiencias recientes o antiguas del terapeuta, y puede establecer en él tanto una contratransferencia empática, positiva, cuanto una contratransferencia hostil.
- De acuerdo con lo que el analista disponga de su propio análisis y también de su teoría y de su experiencia de supervisión, el trípode de formación, será la mayor o menor capacidad de reconocer su contratransferencia y no actuarla, sino servirse de ella para comprender mejor el material del paciente.
- Esta temática necesita posiblemente un espacio más específico para ser desarrollada ya que hoy nos ocupamos del concepto de transferencia.
- BIBLIOGRAFÍA
Sigmund, F. (1895): Estudios sobre la histeria, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1900): La interpretación de los sueños, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1902): “Fragmento de análisis de un caso de histeria, Caso Dora”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.
- 1910): “El porvenir de la terapia psicoanalítica”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.
- 1912): “Dinámica de la transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.
- 1914): “Recuerdo, repetición y elaboración”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.
- 1915): ” Observaciones sobre el amor de transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.
—(1917): “Conferencia Nº 27: La transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1920): Más allá del principio de placer, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —!921): Psicología de las masas y análisis del yo, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. Gay, P.: Freud, una vida de nuestro tiempo.
Buenos Aires, Paidós, 1989. Avenburg, R.: Psicoanálisis, perspectivas teóricas y clínicas, Buenos Aires, Publicar, 1998 Jones, E.: Vida y obra de Freud, Tomo II, 1978. Asociación Psicoanalítica Internacional: En torno a Freud, Observaciones sobre el amor de transferencia, Madrid, Biblioteca Nueva, 1998, Eickhoff, W.: “Observaciones sobre el amor de transferencia,
En Entorno a Freud”, Cuaderno de la IPA, IPA,1998. : EL CONCEPTO DE TRANSFERENCIA FREUDIANO
¿Cuál es la diferencia entre transferencia y contratransferencia?
Teoría psicoanalítica – La teoría psicoanalítica de Sigmund Freud fue fundamental en el desarrollo de los conceptos de transferencia y contratransferencia. Freud creía que la transferencia se basa en los patrones de relación y los deseos inconscientes que se originan en la infancia.
¿Cuáles son según Freud los tres posibles resultados en el amor de transferencia?
EL CONCEPTO DE TRANSFERENCIA FREUDIANO
- Sabido es que las palabras no son unívocas y que por su polisemia es necesario deslindar su uso conceptual dentro de un contexto puntual y de un momento de evolución de una teoría.
- En este sentido, la obra de Freud está plagada de la necesidad de discriminar acepciones de una palabra según los momentos teóricos en que se halle enunciada y las variaciones en el tiempo que obedecen a nuevas postulaciones en relación con conceptos básicos enunciados desde el inicio.
- Baste como ejemplo la palabra represión, que en 1895, en el Proyecto, se equipara a defensa en general; en 1915, en “La represión”, al mecanismo metapsicológico de retiro de investidura preconsciente; y en 1926, en Inhibición, síntoma y angustia, queda relegado a la defensa específica para las histerias de conversión.
- Otro tanto vale entonces para la palabra transferencia, cuya acepción se encuentra dada desde diversos contextos posibles de análisis.
- Es por eso que estas reflexiones se centrarán principalmente sobre cómo concibe Freud el tema en relación con sus lecturas de Berheim sobre la sugestionabilidad, sus casos clínicos, especialmente Dora y los artículos técnicos que elabora en la medida en que va avanzando la teoría: “Dinámica de la transferencia”, “Recuerdo, repetición y elaboración”, “Caminos de la terapia psicoanalítica”, ” Observaciones sobre el amor de transferencia” y la “Conferencia 27”, dirigida al público en general.
- La transferencia es ante todo, según su prefijo TRANS: algo que es llevado (del latín FERO: llevar), acarreado, de un lado a otro, a través de otra cosa.
Se trata de una repetición que consiste en satisfacer en el presente y con una cierta persona un deseo (realizado o fantaseado) con un objeto de la infancia del sujeto, desde ahí, al servicio del principio de placer. También se repite, sin embargo, el deseo fantaseado edípico de la sexualidad infantil aunque nunca haya tenido satisfacción.
La definición que Laplanche y Pontalis enuncian en su Diccionario de psicoanálisis es la siguiente: “Designa, en psicoanálisis, el proceso en virtud del cual los deseos inconcientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y de un modo especial dentro de la relación analítica,Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de realidad”.
El concepto TRANSFERENCIA admite ser interrogado desde tres ejes diferentes. En primer lugar, una disposición : implica un fenómeno universal que se presenta en toda relación significativa de importancia libidinal que entronca con el acerbo de representaciones y afectos de las experiencias infantiles con los objetos primarios.
- Justamente la falta de esta transferencia en la cura es lo que lo obliga a desplegar la teorización sobre el narcisismo en 1914, describiendo el “muro narcisista” como específico del desinterés de este tipo de pacientes para quienes la palabra o la presencia del terapeuta caen dentro del desinterés.
- No se trata de una transferencia hostil o negativa sino lisa y llanamente de desinterés, hacia las relaciones de objeto, por la regresión de la investidura libidinal de objeto hacia el yo propio.
- Naturalmente, hoy en día no podríamos admitir que las psicosis no hacen transferencia, pero sí que ella no es del mismo espesor que la neurótica y que sus características de masividad, instantaneidad y fragilidad con pérdida del “como si ” de la transferencia neurótica la distinguen ampliamente de ella.
- Esta disposición a la transferencia no sólo se da en la terapia con el analista sino en cualquier vínculo humano, y es común en nuestra práctica verla muchas veces con mayor claridad en las relaciones de los pacientes con sus objetos familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.
Un segundo eje es conceptuar la transferencia como desplazamiento de representaciones y afectos de un lugar a otro dentro del psiquismo además de en la intersubjetividad. En este caso, desde el deseo inconciente hasta la motricidad y, a la inversa, desde lo conciente hacia el inconciente en el caso prínceps del sueño con sus tres regresiones.
También sustenta la formación del síntoma, las representaciones sustitutivas, y el mecanismo delirante en las psicosis como intento de reinvestidura libidinal de los objetos de la realidad. Un tercer eje es más específico, está vinculado a la cura, donde las transferencias se dan sobre la persona del analista como depositario de estos afectos desplazados desde lo reprimido de la sexualidad infantil y que, previamente al contexto del tratamiento, posibilitaron los síntomas de su neurosis.
Instalados luego en el “aquí y ahora de la cura”, configuran lo que Freud llamó Neurosis de Transferencia, “Falsa conexión” que permite un campo fértil para la comprensión de los procesos patológicos, pero que a la vez configura un peligro para la terapia pues se trata de una de las tres resistencias yoicas: la resistencia de transferencia junto a la resistencia de represión y al beneficio secundario de la enfermedad.
Cuando dicha neurosis de transferencia se instala, cesa la producción sintomática en el afuera y los “demonios del Averno” se concentran en el campo transferencial-contratransferencial permitiéndole al paciente, mediante su decodificación y comunicación, deshacer los síntomas. El caso Dora le plantea a Freud no sólo la confirmación de la importancia de la realidad psíquica por sobre la realidad material, aquella de la carta a Fliess del “ya no creo en mi neurótica”, sino que además lo deja perplejo cuando Dora lo abandona.
En aquella primera oportunidad accedió a la caída de la teoría de la seducción en la histeria entrevista ya en 1895, y que fuera la puerta de entrada de fecundos descubrimientos. En la oportunidad del abandono de Dora se da cuenta de que “no había logrado dominar oportunamente la transferencia”, había olvidado prestar atención a los primeros signos de la transferencia, como dice en el Epílogo del caso.
Corría el año 1902 y en esa época empezaba Freud a comprender la ligazón afectiva entre paciente y analista,Cuando el caso Dora concluyó, recién clarificó más la problemática. Dice Freud en sus conclusiones al caso: “de ese modo Dora activó una parte esencial de sus recuerdos y fantasías en lugar de reproducirlas en el tratamiento”, lo cual indujo a su fracaso.
Lo que tampoco vio Freud en ese momento fue su propia contratransferencia sobre Dora, o la “transferencia concordante”, como la llamó, y que fuera definida posteriormente de la siguiente manera: “la influencia del paciente en los sentimientos inconcientes del analista”.
- En 1910, en el “Porvenir de la terapia psicoanalítica”, Freud agregó la importancia de poder reconocerla y dominarla, afirmando a la vez que “ninguno puede ir más allá de lo que le permiten sus propios complejos inconcientes y resistencias internas”.
- De allí la necesidad del análisis del terapeuta como parte del trípode de formación, postulado recién en 1920 por las instituciones psicoanalíticas y que, por cierto, en esos tiempos no se daba.
Freud mismo estaba escasamente conectado con su autoanálisis y las dificultades que éste le ocasionaba. Curiosamente sobre el mismo caso de Dora, decía Freud el famoso “quien tenga ojos para ver y oídos para oír se convence de que los mortales no pueden guardar ningún secreto.
Si la boca está en silencio murmuran con la punta de los dedos; la traición se abre camino por todos los poros de su piel”; dicho relativo al momento en que Dora jugaba con el monedero, abriendo y cerrándolo, cosa que interpretó como una confesión de masturbación. Desde el punto de vista clínico, observamos una transferencia positiva en tanto reviste al analista de autoridad y presta creencia a sus interpretaciones.
Diremos que ésta es necesaria para la cura, como así también que deberá ser deshecha en las postrimerías del tratamiento en tanto la cualidad de transferencia idealizada presta servicio durante un tiempo pero el paciente necesita liberarse de ella para disponer de su ideal dentro de sí mismo y retirar dicha transferencia de la persona del médico.
- Se da también la transferencia negativa cuando el paciente ni siquiera escucha al terapeuta o se despliega sobre él el par ambivalente de la hostilidad.
- Dicha transferencia negativa deberá ser igualmente interpretada como la repetición en el aquí y ahora con el analista de vínculos tempranos ambivalentes con los objetos primarios.
Siendo la transferencia misma un fenómeno narcisista agrupado en Psicología de las masas y análisis del yo (1922) junto al enamoramiento y la hipnosis, es indudable que la idealización del terapeuta como quien detenta el lugar supuesto del saber (la autoridad del médico, así lo llamó Freud) dentro de la cura, recibe la transferencia del ideal del yo del paciente, al igual que el líder recibe esa identificación en la masa.
- La asunción temporaria de ese lugar permite al analista la colaboración del paciente con sus asociaciones y el cuidado por su tratamiento (la alianza terapéutica), pero entronca un doble peligro.
- Para el paciente: el sometimiento “enamorado” a la persona sobre la que se externalizó esa instancia que marca el “como yo deberás ser”.
,Para el terapeuta: el peligro de encarnarla sin decodificar dicha transferencia y arremeter con el “furor curandi” como en realidad le ocurriera a Freud con Dora tratando de meter a la fuerza interpretaciones que la paciente no aceptaba, una vez que había visto el éxito de la desaparición de la tos a una interpretación que le hiciera.
- P ara el analista también implica el riesgo de un goce omnipotente y omnisciente (cualquier omni es narcisista), y la fantasía de hacer al paciente a su imagen y semejanza como advierte Freud.
- Por ello, la disolución de la transferencia hacia el final de la cura es un proceso necesario y doloroso de pérdida para ambos participantes.
Un caso especial de transferencia negativa u obstáculo y resistencia a la cura es el del amor de transferencia, donde el paciente no quiere saber nada del trabajo analítico y sólo pretende ser amado y poseer al terapeuta como objeto sexual. La primera historia que Freud registra sobre el amor de transferencia es la situación que se le plantea a Breuer con su paciente Ana O.
- 1882), cuando esta situación lo lleva a él a la casi disolución de su matrimonio y a la paciente, una histeria florida, a la fantasía de embarazo del Dr. Breuer.
- A partir de la consulta del caso con Freud, Breuer deja de atender a la paciente y se va de segunda luna de miel con su esposa.
- También es un ejemplo el caso que le relata Jung, el de una paciente con su terapeuta sin decirle que se trata de él con su analizada Sabina Spielrein.
Más tarde, Freud se entera por ella cuando acude a verlo y le cuenta que ha sido su amante. Igual situación (comenta Jones) ocurre con Ferenczi y quien era su paciente y fuera más tarde su hijastra, y seguramente otros muchos casos en esos tempranos momentos del psicoanálisis.
- Dice Jones que, cuando Freud le comenta a su mujer Martha lo ocurrido a Breuer con Ana O., ella se identifica inmediatamente con la mujer de Breuer “intuyendo” la universalidad de la transferencia y le dice que ojalá a ella no le pase lo mismo con él.
- Es que más tarde Freud comprende que, lejos de haberse tratado esas situaciones de casos únicos, eran más bien una regla que una excepción.
En su artículo “El amor de transferencia”, de 1915, Freud describe tres posibles resultados para ese suceder: “una unión legítima y duradera, un abandono del tratamiento o una relación amorosa ilegítima”. Otra posibilidad que enuncia es, por cierto la acertada, que el analista pueda comprender que no es su persona sino la relación analítica la desencadenante de ese amor y que insista en que ella debe ser interpretada y analizada como una repetición en lugar de un recuerdo.
- Sin embargo, en 1915 quedaba planteada como la resistencia que aparece en la cura cuando se está a punto de lograr un levantamiento de una represión.
- Esta temática lleva a que Freud se pregunte también sobre las relaciones entre el amor real y el de transferencia, admitiendo que tienen un mismo origen o vienen de una misma fuente, de lo infantil, y que por lo tanto es un amor real pero es falsa la conexión e imposible de satisfacer ya que no es la persona misma sino el lugar o la función del analista el que lo despierta
- De ahí surgen la neutralidad del analista y la regla de abstinencia, que forman parte de los consejos al médico que trata psicoanaliticamente.
- Dice Wilheim Eickhoff (como paráfrasis al consejo de Freud) en su trabajo Observaciones sobre el amor de transferencia, una relectura de 1992 : “El analista tiene el deber de no corresponder al amor que se le ofrece y esto por motivos de técnica analítica –a saber–, la necesidad de considerar la situación como ‘algo irreal’, de comprender e interpretar la transferencia como algo virtual”.
El tema de la contratransferencia tiene la misma validez que lo dicho para la transferencia del paciente. Ya sabemos que el analista trabaja con su aparato psíquico y, por ende, con sus vivencias y sistema representacional.
- Lo que el paciente presenta como material se enlaza con experiencias recientes o antiguas del terapeuta, y puede establecer en él tanto una contratransferencia empática, positiva, cuanto una contratransferencia hostil.
- De acuerdo con lo que el analista disponga de su propio análisis y también de su teoría y de su experiencia de supervisión, el trípode de formación, será la mayor o menor capacidad de reconocer su contratransferencia y no actuarla, sino servirse de ella para comprender mejor el material del paciente.
- Esta temática necesita posiblemente un espacio más específico para ser desarrollada ya que hoy nos ocupamos del concepto de transferencia.
- BIBLIOGRAFÍA
Sigmund, F. (1895): Estudios sobre la histeria, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1900): La interpretación de los sueños, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1902): “Fragmento de análisis de un caso de histeria, Caso Dora”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.
1910): “El porvenir de la terapia psicoanalítica”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1912): “Dinámica de la transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1914): “Recuerdo, repetición y elaboración”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1915): ” Observaciones sobre el amor de transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.
—(1917): “Conferencia Nº 27: La transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1920): Más allá del principio de placer, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —!921): Psicología de las masas y análisis del yo, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. Gay, P.: Freud, una vida de nuestro tiempo.
- Buenos Aires, Paidós, 1989.
- Avenburg, R.: Psicoanálisis, perspectivas teóricas y clínicas, Buenos Aires, Publicar, 1998 Jones, E.: Vida y obra de Freud, Tomo II, 1978.
- Asociación Psicoanalítica Internacional: En torno a Freud,
- Observaciones sobre el amor de transferencia, Madrid, Biblioteca Nueva, 1998, Eickhoff, W.: “Observaciones sobre el amor de transferencia,
En Entorno a Freud”, Cuaderno de la IPA, IPA,1998. : EL CONCEPTO DE TRANSFERENCIA FREUDIANO