Que Es Transferencia En Psicologia?

Resumen Se realizó un análisis de las reacciones psicodinámicas de los alumnos en formación de la especialidad en Medicina Familiar a través del “Taller de autoimagen”, como una estrategia educativa con especial énfasis en las reacciones transferenciales, contratransferenciales y en las diversas formas de comunicación no verbal y verbal.

Palabras clave: medicina familiar educación médica procesos psicoterapéuticos Summary An analysis of the psychodynamic reactions of Family Medicine students through the workshop “Taller de autoimagen”, as an educational strategy with special emphasis on transferences, counter transferences reactions and various forms of non-verbal and verbal communication.

Key words: Family Medicine Medical Education Psychotherapeutic Processes Resumo Realizou-se uma análise das reações psicodinâmicos dos estudantes em formação na especialidade em Medicina Familiar, através da oficina de “auto-imagem”. Foi realizado como uma estratégia educacional o que dá especial ênfase a reações de transferência, contratransferência e várias formas de comunicação não-verbal e verbal.

Palavras chave: medicina de família educação médica processos psicoterapêuticos Texto completo Introducción El fundamento del ejercicio de la medicina es la vinculación que inicialmente se establece entre el médico y el enfermo. La actividad del médico va más allá del diagnóstico, pues tiene una función terapéutica y posee un momento afectivo conocido como transferencia.1 La relación médico paciente ( rmp ) es la interacción involuntaria, inconsciente, matizada de emociones y afectos que emana del contacto entre médico y paciente a través de la entrevista en el escenario del consultorio con la finalidad de brindar ayuda al enfermo.

Como bases fundamentales tiene a la comunicación verbal y no verbal, el deseo desinteresado de ayuda, el respeto, la confianza y la solidaridad. La rmp es desigual, la autoridad del médico (que en el ámbito mexicano generalmente no se discute) es paternalista ya que genera una total dependencia del paciente hacia el médico, se caracteriza por una estructuración interpersonal asimétrica de dependencia y una finalidad de ayuda, de servicio técnico-asistencial.2 En la actualidad este modelo tiende a cambiar, pero aún predomina ampliamente, sobre todo en el marco de la medicina institucional.

  1. En los últimos años, dicho modelo se ha transformado por la influencia de las instituciones de salud, los intereses del médico y del paciente, los avances tecnológicos y el entorno social, económico y cultural.
  2. El tipo de rmp varía de institución a institución, así como en el ejercicio privado de la medicina familiar.

En la rmp existe una dualidad: observar y ser observado. El médico no es consciente de la curiosidad que despierta en los pacientes, sin embargo, es objeto de observación y de un análisis “casi microscópico”. La información real que el paciente no obtiene la elabora a través de fantasías de acuerdo con el papel que juega el médico en la transferencia.

  1. La actividad del médico familiar ( mf ) es semejante a la del psicoanalista, debido a que aplica en forma constructiva capacidades cognitivas para comprender el inconsciente del paciente a través de la historia familiar.
  2. Por su parte, el psicoanalista ejecuta actos similares a través de la alianza terapéutica, del acercamiento emocional y afectivo, de manera coloquial: “se pone en los zapatos del paciente”.

Los mf también experimentan emociones en consulta, aunque la mayoría de las ocasiones no perciben ni identifican las diferentes formas de comunicación verbal y corporal, paulatinamente entran en intimidad para ser capaces de ofrecer ayuda en los aspectos orgánicos, psicológicos y familiares.

Transferencia La transferencia es un término generado en la teoría psicoanalítica, Freud descubrió que durante la transferencia se revive la relación del sujeto con las figuras parentales, en especial la ambivalencia hacia ellas; distinguió dos tipos de transferencia, una positiva, cuando aparecen sentimientos de ternura, y otra negativa, cuando emergen sentimientos de hostilidad.

La transferencia (positiva y negativa) en manos del médico se convierte en el más potente de los instrumentos terapéuticos y juega un papel importante en el proceso de la curación. En la transferencia, las experiencias del pasado y de las actitudes hacia los padres no deben tomarse en un sentido realista, sino de acuerdo con el inconsciente y las fantasías.3, 4 La transferencia se puede definir como “pasar energía de un sitio a otro”, concepto válido también en términos psicológicos; es un acto inconsciente, en el que lo que se transfiere es el afecto de una representación a otra y el receptor es el médico, quien debe ser neutral.5 Psicodinámicamente, el médico y el paciente interactúan de manera consciente e inconsciente, son dos personalidades diferentes, con historias distintas, en una interacción dinámica.

  • Los enfermos acuden al médico, que representa una autoridad que ellos estructuran de acuerdo con sus necesidades y fantasías; buscan la salud, ser atendidos, escuchados, reconocidos y ser correspondidos en la confianza que otorgan al médico.
  • El proceso de transferencia se da a partir de vivencias inconscientes y neuróticas que el paciente revive a través de su médico durante la consulta, en relación con las experiencias infantiles que tuvo con las figuras afectivas y/o de autoridad.

Los sentimientos, actitudes y deseos, originalmente ligados a las figuras importantes de sus primeros años de vida, son proyectados en otras personas, en este caso en el médico familiar. La transferencia del paciente tiene el poder de distorsionar tanto la realidad como al médico, ante quien repite su necesidad de dependencia, de ser dirigido cuando lo percibe como figura protectora, o bien, la reacción es de rebeldía o desafío como forma de respuesta ante una realidad imaginaria.

En Medicina Familiar la transferencia tiene otras connotaciones, cuando es positiva es un auxiliar importante en la adherencia al tratamiento y en el proceso curativo, de cualquier forma, el médico de familia es un espejo en el que el enfermo proyecta fantasías, deseos y necesidades, pero también malas relaciones, como ira, descalificación, rebeldía, abandono de tratamiento, incluso conflictos médico legales.

La transferencia no es estable, es cambiante y va de un polo a otro; en un momento determinado el médico puede ser maravilloso o el que todo lo sabe, lo que facilita la adherencia al tratamiento; pero después puede ser el peor de los facultativos, por lo que se abandona el tratamiento o la consulta.

El paciente genera una demanda transferencial que tiene por consecuencia un efecto terapéutico positivo, en la cual toma consciencia de sí mismo, de su enfermedad y de lo que puede hacer para colaborar íntimamente con el médico en el proceso de curación. Contratransferencia Freud describió la contratransferencia como un acto que surge en el médico por el influjo que el paciente ejerce en su sentir inconsciente.

Para algunos autores, la contratransferencia incluye la capacidad de empatía, antipatía, simpatía y otros afectos, el funcionamiento mental del médico, sus fracasos, conflictos y problemas. El mismo Freud la consideró negativa y como un proceso a dominar por completo, para después entenderla como una herramienta terapéutica necesaria para comprender los procesos transferenciales del enfermo.

Sienta precedente de un hecho generalmente olvidado: tanto el enfermo como el médico se encuentran dentro de una relación interactiva, por lo que el paciente se ve influido por el médico y viceversa.4 La contratransferencia puede perturbar la curación, ya que ningún médico va más allá de lo que sus propios complejos y resistencias le permiten, por eso conviene que el mf conozca a priori sus conflictos inconscientes.4 La contratransferencia positiva permite al médico la energía necesaria para comprender al paciente; la negativa, por otra parte, interfiere en la motivación y en la objetividad del médico para realizar sus intervenciones.

Para evitar efectos negativos, el médico debe tomar una actitud de alerta para sublimar su contratransferencia y mantenerla positiva, es decir, debe adoptar una actitud de afecto hacia el paciente a pesar de las agresiones que este le infiera. La contratransferencia es como la reacción espontánea del analista a la personalidad del paciente.

El proceso se resuelve en formaciones inconscientes, que alcanzan expresión en la actitud del analista, actitud que a su vez produce modificaciones en la transferencia del paciente. En Medicina Familiar esto es aplicable, porque el paciente es el espejo en el que se refleja el médico, uno de los errores frecuentes del mf es no considerar sus propios conflictos (personales, no resueltos, manifiestos) en la contratransferencia con sus pacientes.

La contratransferencia, tanto positiva como negativa, puede empañar la labor del mf, incluso bloquearla, se puede tornar manipuladora, con intenciones dictatoriales para someter al paciente y a la familia, bajo un control autoritario que gratifica al médico con el poder de decidir por los demás.

Pocas veces el médico familiar hace consciente la capacidad de analizar sus reacciones frente a los pacientes y las familias, no se percata de cómo se daña la relación profesional, se perjudica la comunicación y puede ser la causa de que el enfermo abandone el tratamiento y la consulta. Siempre es pertinente que el médico la identifique, pues él es el único responsable en el manejo de las relaciones con sus pacientes.

Esta situación es muy frecuente, casi nunca identificada y limitada, en la que él mismo puede ser el origen de muchas iatrogenias físicas y emocionales. En la transferencia y contratransferencia, la comunicación verbal y no verbal son muy importantes porque construyen o destruyen la rmp a través de una palabra, actitud o movimiento.

En el análisis de la comunicación no verbal observamos el movimiento corporal, las características físicas, los comportamientos táctiles y el entorno o medio. Es una comunicación útil para repetir, contradecir, sustituir, complementar, acentuar y regular la comunicación verbal.5, 6 En el proceso de aprendizaje de los alumnos médicos de familia, una herramienta útil es el “Taller de autoimagen” a través del cual se pueden analizar, desarrollar y evaluar sus competencias, en torno al manejo de la transferencia y contratransferencia con los pacientes.7 Cuando los mf son poco sensibles a la autocrítica, causan severos daños a los pacientes, porque lo que está actuando en ese momento es la contratransferencia y la propia neurosis; sin percatarse de ello, pueden provocar efectos negativos en la consulta, incluso conductas iatrogénicas.

Los pacientes son tomados como objetos para satisfacer sus necesidades personales como el narcisismo o sus propios temores. En esto radica la dificultad de muchos profesionales de la salud para encarar las malas noticias con los pacientes, el trato con enfermos terminales y el pánico de anunciar la muerte del paciente a la familia.

  1. El mf puede provocar temores en el paciente, lo que genera que no sean buenos acompañantes en el proceso terminal y jamás acompañen a los enfermos que se encuentran solos al fallecer.
  2. Psicodinámicamente el médico de familia y el paciente interactúan de manera consciente e inconsciente, son dos personalidades distintas; se debe recordar que los enfermos ven al médico como figura de autoridad estructurada de acuerdo con sus necesidades y fantasías, buscan un modelo que les proporcione tranquilidad, confianza y reconocimiento, ese alguien les restablecerá la salud, con esperanzas de curación y vida.

Se trata de vivencias inconscientes y neuróticas que el paciente tiene frente a su médico en relación con las vivencias infantiles y con las figuras afectivas y/o de autoridad. Los sentimientos, actitudes y los deseos, originalmente ligados a importantes figuras de los primeros años de la vida, son proyectados en otras personas en este caso en el médico que representa a aquellas en el momento actual.4 Cabe decir que este fenómeno en la consulta es una representación simbólica de esas vivencias infantiles, al médico se le percibe como un padre o una madre, o como ambos, de ello derivan las reacciones de sometimiento o de desafío a la autoridad.

  • Dentro de los hallazgos en la transferencia, los médicos son vistos como figuras autoritarias, pero ambiguas porque se entrecruzan con una postura maternalista de sobreprotección.
  • El profesional es percibido como una figura casi perfecta con escasas características humanas, inconscientemente se le erige como una persona que no sufre, enferma o que no tiene defectos, se crea a un personaje idealizado.

En este caso se trata de buenos pacientes, que admiran al médico, obedecen ciegamente las indicaciones y se adhieren al tratamiento, las relaciones son largas y fructíferas, creando una amistad terapéutica. Sin embargo, algunos pacientes presentan reacciones de resistencia, que van en contra de la relación con el médico, pueden constituir fuerzas negativas que favorecen la no adherencia al tratamiento y a las indicaciones médicas.

Los pacientes que tienen problemas con la autoridad reaccionan al contrario, se rebelan, desafían y la cuestionan, no reaccionan con sumisión, no se apegan al tratamiento como una manifestación de inconformidad y rebeldía. Son enfermos que vagan de médico en médico, los caracteriza la incredulidad y desconfianza, toman actitudes agresivas en forma encubierta o abierta, y son considerados malos pacientes.

Cuando cuestionan al médico este reacciona en forma negativa, pues lo traduce como agresión al narcisismo y al poder de su autoridad. Tratando de ejemplificar algunos de estos mecanismos psicodinámicos, de transferencia y contratranferencia con los pacientes, a continuación se presentan dos viñetas clínicas que se han tomado del “Taller de autoimagen” que realizan los alumnos del “Curso de especialización en Medicina Familiar para médicos generales”, de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México: Mujer de la tercera edad, que en el momento de la exploración física tiene dificultad para subir al banco de altura, alcanzar la mesa de exploración y colocarse en decúbito ventral, el médico (alumno) observa impasible sin intervenir; al concluir la exploración, sorpresivamente la señora se apoya en él para poder bajar.

Al ser interrogado acerca del porqué no la ayudó, él contesta: “en la escuela de medicina nos dijeron que los pacientes son intocables”. Análisis: falló la empatía (colocarse en los zapatos del paciente), se generalizó por una indicación inadecuada y demostró carencia de educación y atenciones hacia los adultos mayores.

O bien, se dio la aparición de dispatía, definida como la elaboración de juicios hacia los pacientes, de tal forma que se denigra la imagen o la autoestima de la persona. En este caso, la paciente por sus condiciones de anciana y mujer no merece atenciones, se encuentra por debajo del estatus y jerarquía del médico, quien carece de sensibilidad y de educación, e inconscientemente demuestra temor ante la vejez y no percibe las limitaciones en su propio mundo.5 La reacción de contratransferencia manifiesta un conflicto de autoridad rígida, inflexible y poco asertiva.

  • Pareja en la que ambos tienen 17 años de edad, en consulta con su hijo, lactante de seis meses.
  • El médico en formación, al orientar acerca de la ablactación y estimulación temprana, excluye de las indicaciones al padre y no lo toma en cuenta ni lo hace participar, le ofrece su propia computadora como distractor, mientras se dirige exclusivamente a la madre de familia.

Análisis: contratrasferencialmente el médico se identifica con la figura masculina, actúa con base en un machismo en el que “los hombres no se hacen cargo de los hijos”, refleja su forma de pensar, que es más fuerte que la educación universitaria recibida.

El alumno no efectuó ninguna acción de planificación familiar porque “no pensó que se fuera a embarazar tan pronto”, sin embargo, al cuestionar la evolución del caso, comentó que la paciente volvió a la consulta con un nuevo embarazo y abandonada por el esposo. ¿Qué grado de responsabilidad tuvo el médico al omitir la planificación familiar? En ese sentido hablamos de iatrogenia, ocasionada por conflictos contratransferenciales.

Conclusiones El mf es el único responsable del control de la transferencia y la contratransferencia, pues los pacientes no poseen una percepción consciente de estos fenómenos, el primero está obligado a tener un buen comportamiento tanto profesional como personal, es un compromiso al que tiene que responder desde la perspectiva del profesionalismo y la ética.

Como respuesta, el paciente debe generar una buena relación transferencial que tendría como consecuencia un efecto terapéutico positivo, en el cual hace consciencia de sí mismo, de la enfermedad y de todo cuanto puede hacer para colaborar con el médico en su proceso de curación. Es necesario que el médico reconozca las características de su propia personalidad, sus límites, deficiencias y situaciones que ocasionan efectos nocivos en los pacientes, porque sin darse cuenta proyectan en ellos frustraciones, ansiedad, depresión, temores, prejuicios y conflictos no resueltos con los padres y/o la autoridad.

Los pacientes constituyen objetos de satisfacción para las necesidades inconscientes del médico, el narcisismo, el autoritarismo, el hecho de sentirse salvadores de la humanidad e incluso contaminar la relación con sus propios temores, causando daños a la salud.

  • La contratransferencia rige la mayoría de las consultas de los médicos, pues no poseen la sensibilidad para percibir este fenómeno, mucho menos cuando inician la formación; sin embargo, se observa que en el segundo o tercer año de la especialización mejoran.
  • El mf en ocasiones reacciona con ira, contenida o manifiesta, cuando el enfermo no se somete o lo cuestiona.

El médico jamás está en un grado de superioridad frente al paciente, aunque la relación con él sea asimétrica, humanamente son iguales. Frente a él tiene a un ser que sufre y que necesita una respuesta racional, consciente, sensible, afectiva y plena de sentimientos positivos.

Resulta fundamental señalar que las instituciones formadoras y los propios docentes, tienen la gran responsabilidad de considerar la importancia de los fenómenos transferenciales, contratransferenciales y de la comunicación médico-paciente, como elementos esenciales en la formación y desarrollo del perfil profesional del médico de familia, para así otorgar una atención médica de mayor calidad, así como más humana.

Referencias La relación médico enfermo. Historia y teoría., Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, (2012), J. Laplanche, J.B. Pontalis. Diccionario de psicoanálisis, 6ta ed, Ed. Paidós, (2004), Obras completas. Tomo ii, Biblioteca Nueva Siglo xxi, (2002), Vives-Rocabert J.

  1. Compilador.
  2. El proceso psicoanalítico, Asociación Psicoanalítica Mexicana/Ed.
  3. Plaza y Valdés, (1977), T.I.
  4. Hernández, S.L.
  5. Hamui, G.A.M.
  6. Navarro, I.Y. Valencia.
  7. Comunicación médico-paciente en Medicina Familiar, Editorial Prado/Universidad Nacional Autónoma de México, (2013), A.
  8. Membrillo, M.A.
  9. Fernández, R.

Quiroz, J.L. Rodríguez. Familia. Introducción al estudio de sus elementos, Editores de Textos Mexicanos, (2008), M.A. Fernández-Ortega, I. Hernández-Torres, R. Urbina-Méndez, C.I. Hernández-Vargas. Análisis de la videograbación como estrategia educativa en la Especialidad de Medicina Familiar en México.

  1. Rev Cubana Med Gen Integr, 28 (2012), pp.668-681 Este artículo debe citarse: Urbina-Méndez R, Hernández-Vargas CI, Hernández-Torres I, Fernández-Ortega M, Irigoyen-Coria A.
  2. Análisis psicodinámico de la transferencia y contratransferencia en la formación de médicos familiares en México.
  3. Aten Fam.2015;22(2):58–61.

Copyright © 2015. Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Medicina

¿Qué es y en qué consiste la transferencia Freud?

La transferencia es un concepto propuesto por Freud (1895, 1901, 1912) para designar el dispositivo que se organiza en la situación analítica y que permite la asociación libre y el análisis propiamente dicho, señalando que no se provoca, sino que tiene lugar, y que es lo que permite la interpretación.

¿Qué es una transferencia y sus tipos?

¿Qué tipos de transferencias existen? – Podemos encontrar diferentes tipos de transferencias bancarias, Son los siguientes:

Transferencias nacionales : son aquellas en las que el ordenante y el beneficiario se encuentran en el mismo país. Transferencias internacionales : son aquellas en las que el ordenante y el beneficiario se encuentran en países diferentes. Dentro de este tipo, hay subtipos. Así, las transferencias bancarias internacionales podrán ser SEPA, cuando se realizan dentro de la zona geográfica formada por los Estados miembros de la Unión Europea, Islandia, Mónaco, Noruega, San Marino, Suiza y Liechtenstein; o exteriores, cuando se realizan fuera del territorio SEPA, lo cual puede conllevar la aplicación de comisiones más cuantiosas. Transferencias urgentes : son aquellas en las que el beneficiario recibe el dinero en un periodo muy breve de tiempo, normalmente el mismo día. Este tipo de transferencias suelen necesitar de la intervención del Banco de España como entidad intermediaria. Transferencias ordinarias : son aquellas en las que el beneficiario recibe el dinero en uno o dos días laborables, dependiendo de la entidad bancaria de que se trate. Transferencias por teléfono : son aquellas que se llevan a cabo por vía telefónica. Transferencia por Internet : son aquellas que se llevan a cabo a través de Internet. Sin duda, esta es la alternativa más utilizada en la actualidad, ya que se pueden hacer desde la comodidad de tu casa, necesitando tan solo un dispositivo con conexión a Internet. Transferencia en cajero automático : son aquellas que se llevan a cabo a través del cajero automático de una sucursal bancaria.

¿Qué es la transferencia según Lacan?

La transferencia es entonces la garantía del tratamiento y de la interpretación ; esos momentos en los que se captura al sujeto en el análisis, es la captura del inconsciente en el discurso del sujeto.

¿Qué es la neurosis de transferencia?

NODVS. L’aperiòdic virtual de la Secció Clínica de Barcelona

Isabelle Durand Publicado en NODVS, de

1. El tema 1.1. La elección del tema En este ensayo, tomaremos por objeto de investigación la noción de “neurosis de transferencia” en Freud. La expresión “neurosis de transferencia” tiene en Freud una doble acepción: – en un sentido nosográfico, se refiere a una categoría de neurosis que incluye las histerias, las neurosis obsesivas y las neurosis de angustias y que Freud, en el texto de ” Introducción al narcisismo ” (1914) 1, distingue de las neurosis narcisistas.

  1. Las neurosis de transferencia se caracterizan por el hecho de que la libido se desplaza siempre hacía los objetos en vez de estar retirada sobre el yo, como ocurre en las neurosis narcisistas.
  2. Esta primera acepción está íntimamente articulada a la segunda: sólo las neurosis de transferencia (en el primer sentido) pueden convertirse en neurosis de transferencia (segundo sentido), y por lo tanto serían las únicas analizables (dejando fuera las psicosis y las perversiones).

– El concepto de neurosis de transferencia también designa una neurosis artificial que, en el dispositivo analítico, se sustituye a la anterior. Esta segunda acepción es la que tomaremos como objeto de este trabajo. En esta última acepción la expresión “neurosis de transferencia” aparece exclusivamente en tres textos, y eso a pesar de la importancia que Freud le da en la dirección de la cura: ” Recordar, repetir, reelaborar ” de 1914, ” Más allá del principio de placer ” de 1920 y ” ¿Pueden los legos ejercer el análisis? ” de 1926.

  1. Es en 1914, en el texto ” Recordar, repetir, reelaborar “, que Freud introduce la noción de neurosis de transferencia en relación con sus observaciones: el paciente repite en la transferencia sus conflictos infantiles.
  2. Se trata, por lo tanto, de crear una neurosis artificial que sustituirá la neurosis anterior, ” sustituir su neurosis por una neurosis de transferencia ” 2,

A pesar de lo crucial que fue para Freud este descubrimiento en la dirección de la cura, así como de la vigencia del fenómeno en la práctica analítica, la teoría lacananiana se refiere muy poco a este concepto, a tal punto que en el Seminario XII 3 Lacan se refiere a la neurosis de transferencia como neurosis de engaño, lo que ha suscitado un interrogante.

La lectura que nos proponemos hacer tiene por principal objetivo el esclarecimiento de este concepto de neurosis de transferencia. Dada la extensión de este ensayo, nos referiremos solamente a la cuestión en Freud viendo si este recorrido arroja alguna luz sobre la afirmación de Lacan y dejando abiertos los interrogantes para continuar el trabajo.1.2.

El desarrollo del tema Para desarrollar el tema propuesto nos centraremos en el texto de 1920 porque pensamos que las modificaciones que introduce en la teoría el Más allá del principio del placer tienen repercusiones importantes en la conceptualización de la neurosis de transferencia.

Por ello en primer lugar, situaremos el texto ” Más allá del principio del placer ” dentro de la evolución conceptual que hace Freud referente a las pulsiones para entender las coordenadas del cambio que se produce. Seguidamente expondremos lo que Freud dice a propósito de la neurosis de transferencia en este texto, y lo articularemos con lo que sostiene en los textos de 1914 y 1926.2.

La evolución de la teoría de las pulsiones en Freud El concepto de pulsión es un concepto fundamental puesto que fue construido para dar cuenta del lazo entre el cuerpo y el lenguaje. Cuando Freud alude al fenómeno de la compulsión de repetición en el tratamiento psicoanalítico sugiere que ” depende de la naturaleza más íntima de las pulsiones ” 4,

En ” Más allá del principio de placer ” Freud atribuye a la compulsión de repetición las características de una pulsión: ” las exteriorizaciones de una compulsión de repetición que hemos descrito en las tempranas actividades de la vida anímica infantil, así como en las vivencias de la cura psicoanalítica, muestran en alto grado un carácter pulsional y (.) demoníaco.

” 5, Para este apartado se seguirá la periodización que hace Jacques-Alain Miller sobre los tres tiempos de construcción de la teoría de las pulsiones 6, El texto de Freud ” Más allá del principio del placer ” es muy importante por lo novedoso en cuanto a la conceptualización de la libido y equivale al tercer tiempo.2.1 El primer tiempo: el hambre y el amor En 1910, en el texto ” La perturbación psicógena de la visión según el psicoanálisis “, Freud, por primera vez, introduce la formulación binaria de la pulsión: opone las pulsiones que sirven a la sexualidad a otras que tienen por meta la autoconservación del individuo.

Alude al famoso poeta alemán, Schiller, en las rimas de las que Freud encuentra la noción de pulsión, y la división de su conjunto: ” Siguiendo las palabras del poeta, podemos clasificar como “hambre” o como “amor” a todas las pulsiones orgánicas de acción eficaz dentro de nuestra alma ” 7, En este mismo texto, Freud sigue exponiendo su nueva hipótesis: algunas perturbaciones funcionales de la visión tienen una etiología psicológica, como, por ejemplo, las que son provocadas por la represión del placer erótico de ver, o sea, por la represión de una pulsión sexual.

Los mismos órganos están al servicio tanto de las pulsiones sexuales como de las yoícas. ” La boca sirve para besar tanto como para la acción de comer y de la comunicación lingüística, y los ojos no sólo perciben las alteraciones del mundo exterior importantes para la conservación de la vida, sino también las propiedades de los objetos por medio de las cuales estos son elevados a la condición de objetos de la elección amorosa: sus “encantos”.

” 8, Para resumir la argumentación freudiana, y con el fin de no alejarnos en demasía de la meta de nuestro ensayo, resumimos lo que nos parece más esencial del texto respecto al tema que nos ocupa: la represión del placer erótico de ver, represión por lo tanto de una pulsión sexual, podría engendrar la perturbación de la función de ver del ojo humano.

Este texto plantea una clara oposición en el conjunto de las pulsiones. Estas pulsiones se diferencian exclusivamente por su meta: las que tienen por meta una ganancia de placer sexual son las pulsiones sexuales; Las que tienen por meta la autoconservación del individuo tomarán la expresión, totalmente novedosa en la conceptualización freudiana, de “pulsiones yoicas”.

  • Freud, en este momento de su conceptualización teórica, emplea el término de “libido” sólo para referirse a las pulsiones sexuales.2.2.
  • El segundo tiempo: Yo o el otro En 1914, en el texto ” Introducción al narcisismo “, asistimos a un viraje teórico de Freud respecto a su conceptualización de la pulsión.

La novedad es la unificación de la libido. Esta unificación plantea que la libido o se repliega hacia el yo, o se repliega hacía el objeto. Dicho de otra forma, demuestra que cada vez que se vacía el yo, es para investir el objeto, y a la inversa. En este momento el yo es el reservorio de la libido.

Por “libido” Freud designa la energía sexual que parte del cuerpo y que inviste los objetos, pudiendo ser el yo uno de ellos. Esta nueva distinción, introducida en este texto, aparece primero como una subdivisión de las pulsiones sexuales en función de su objeto de investidura, (y no de su meta: placer sexual versus auto-conservación como vimos en el texto de 1910).

La libido, por lo tanto, será calificada de objetal o de yoica (narcisista) no en función de su naturaleza, que siempre es sexual, ni tampoco en función de su punto de partida, siempre parte del yo, sino en función del objeto que inviste: el yo o el otro.

  1. Como ya indicamos, cuanto mayor es la libido que inviste el yo, más pobre es la libido objetal.
  2. Ilustrando este fenómeno de vasos comunicantes por un ejemplo expuesto por el mismo Freud, la libido objetal alcanza su máximo desarrollo en el amor, en el que ocurre una disolución de la propia personalidad de aquel que ama a favor del objeto amado.

En el caso de una enfermedad orgánica, el enfermo retira sobre su yo todas sus investiduras libidinales. El ejemplo que Freud elige para ilustrar este retraimiento de la libido lo saca de Wilhelm Busch que dice del poeta con dolor de muelas: ” En la estrecha cavidad de su muela se recluye toda su alma ” 9,

  • Lacan traducirá esta concepción freudiana en el estadio del espejo, con la reciprocidad del a – a´.2.3.
  • El tercer tiempo: La vida y la muerte En un tercer tiempo (1920), introducido por el texto que nos ocupa, ” Más allá del principio del placer “, Freud reintroduce el binarismo, pero bajo la forma de una nueva dicotomía entre Eros y las pulsiones de muerte.

Freud pone la libido yoíca y objetal, de un lado, y la pulsión de muerte del otro. Aquí el reservorio de la libido es el ello. Tenemos las pulsiones de vida, que se esfuerzan en el sentido de la creación y del progreso y, las pulsiones de muerte, que compelen a la repetición, a la reproducción de un estado anterior.

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Las pulsiones de muerte se oponen a las pulsiones de vida, y tienden a la reducción completa de las tensiones, es decir a reconducir el ser viviente al estado inorgánico. Las pulsiones de vida son las llamadas pulsiones sexuales que aspiran a la renovación de la vida, y la realizan. Las pulsiones de muerte pretenden conducir la vida a la muerte.

Es la tendencia fundamental de todo ser vivo de volver al estado inorgánico. La noción de pulsión de muerte parece ser un intento teórico de Freud para explicar fenómenos que escapan al principio de placer. En efecto, la compulsión de repetición, tal como aparece en la transferencia, requiere un aparato teórico que justifique una tendencia tan alejada por su meta del placer.

Por eso este tercer tiempo tiene todo su interés dado que Freud señala que lo reprimido no resiste sino que aspira a irrumpir en la conciencia por medio de la acción real y que se instaura más allá del principio de placer. El vínculo de Lacan con Freud representa el cuarto tiempo de estas teorizaciones.

Lacan produce una unificación entre pulsión de muerte y libido que llamará goce.3. La evolución del concepto de neurosis de transferencia en los textos.3.1. La neurosis de transferencia en el texto “Más allá del principio de placer”. Freud comienza este texto enunciando la hipótesis sobre la cual, hasta la fecha (1920), fundamentaba la causa de toda la actividad psíquica: la búsqueda del placer.

El principio de placer, que constituía el regulador de los procesos psíquicos, está enunciado con el fin de ser cuestionado. En efecto, Freud, y desde la segunda página del texto lo califica de incorrecto: “, es incorrecto hablar de un imperio del principio de placer sobre el decurso de los procesos anímicos.

” 10 Y el argumento que alega es que si así fuera, no podríamos explicar el hecho de que muchos de nuestros procesos psíquicos no vayan acompañados de placer, ni tampoco lleven a él. Ahora bien, lo que Freud constata en este texto es que no solo lo que se repite no es placentero, sino que jamás lo fue.

Es justamente este fenómeno lo que llevará a Freud a construir su concepto de pulsión de muerte. ” Nada de eso pudo procurar placer entonces, se creería que hoy produciría un displacer menor si emergiera como recuerdo o en sueños, en vez de configurarse como vivencia nueva. Se trata, desde luego, de la acción de pulsiones que estaban destinadas a conducir a la satisfacción; pero ya en aquel momento no la produjeron, sino que conllevaron únicamente displacer.

Esa experiencia se hizo en vano. Se la repite a pesar de todo. Una compulsión esfuerza a ello. ” 11, Pero examinemos más detenidamente lo que aquí se repite: unas series de experiencias displacenteras que tienen directamente que ver con el Edipo, nos dice Freud.

  • Lo que se repite es la desgracia.
  • La desgracia de la pérdida del amor.
  • La desgracia que engendra el fracaso de la investigación sexual, es decir de la búsqueda del saber sobre el sexo, sobre como se hacen los niños.
  • La desgracia que supone el desengaño después del apego a un progenitor casi siempre del sexo contrario.

La desgracia provocada por los celos y el sentimiento de infidelidad por el nacimiento de un hermano. Por fin, la desgracia por el fracaso en el intento de crear por si mismo un niño.3.2. La articulación y evolución del concepto a través de los tres textos de 1914, 1920, y 1926.3.2.1.

  1. El texto de 1914.
  2. Como ya hemos señalado, el concepto de “neurosis de transferencia” fue introducido por Freud en 1914 en el texto ” Recordar, repetir, reelaborar ” (texto al cual se viene a referir en ” Más allá del principio de placer “).
  3. En este texto, Freud articula la compulsión de repetir con la transferencia y la resistencia.

Según Freud, el paciente repite lo que no consigue recordar. Freud descubre que lo que no se puede recordar, retorna de otro modo: por la repetición, que consiste en escenificar, en poner en acto lo olvidado. Recordemos los puntos fundamentales respecto a la neurosis de transferencia contenidos en este texto.

  1. Los psicoanalistas tienen que estar preparados para la compulsión de repetición de los analizantes, repetición que incluso se producirá fuera del dispositivo, o sea no sólo en la relación personal con el analista, sino en todas las otras actividades y vínculos simultáneos de su vida 12,
  2. Freud precisa que, en la cura, se trata de convocar ” un fragmento de vida real ” con el fin de poder ser elaborado por el paciente.

Insiste en varios lugares de este texto que convocar lo que, desde Lacan podríamos llamar la modalidad de goce del paciente, puede ser peligroso 13, En este mismo sentido, encontramos unos párrafos más adelante que las acciones del paciente, que serían estas repeticiones o puestas en acto fuera de la transferencia (pasajes al acto), ” pueden conllevar pasajeros prejuicios para su vida, o aún ser escogidas de modo que desvaloricen duraderamente las perspectivas de salud ” 14,

Este temor respecto a los peligros que supone la neurosis de transferencia ira creciendo en los textos de 1920 y de 1926. En este texto de 1914, Freud plantea la siguiente idea, que de hecho, retomará a lo largo de su construcción teórica, a saber que: a mayor resistencia, menor posibilidad de recordar, y por lo tanto mayor compulsión de repetición.

Hay la idea de que el que recuerda no repite, y el que repite no recuerda. ¿Cuál será según Freud la dirección de la cura en este texto de 1914?

Tratar la enfermedad como un poder actual 15 Arrancar pieza por pieza las armas con las cuales el paciente se defiende de la continuación de la cura 16 Reconducir al pasado estas repeticiones 17

Ahora bien, el manejo de la transferencia es para Freud el principal recurso para ” domeñar la compulsión de repetición, y transformarla en un motivo para recordar ” 18, Aquí tenemos la idea de transformar esta repetición en motor de la cura. Esta repetición es bienvenida, en el caso de que no ponga en peligro las condiciones de existencia del tratamiento, e incluso es necesaria, ya que ” no se puede matar a un enemigo ausente o que no esté lo bastante cerca ” 19,

A su vez, la repetición tiene que ser aprovechada por el psicoanalista, que deberá ” dar a todos los síntomas de la enfermedad un nuevo significado transferencial, sustituir su neurosis ordinaria por una neurosis de transferencia ” 20, Podemos concluir el comentario de este texto destacando la confianza que Freud tiene en el manejo de esta compulsión de repetición.

Nos lo confirma cuando, refiriéndose a la compulsión de repetición, indica que podemos dejarla ” desplegarse con una libertad casi total ” 21 3.2.2. El texto de 1920. Regresemos ahora al texto de 1920. ” Más allá del principio de placer ” constituye un viraje respecto a la neurosis de transferencia.

  1. Si bien su carácter inevitable e incluso necesario es mantenido, Freud parece más temeroso en cuanto a sus inconvenientes: ” El médico se ha empeñado por restringir en todo lo posible el campo de esta neurosis de transferencia, por esforzar el máximo recuerdo, y admitir la mínima repetición ” 22,
  2. Si bien es cierto que ” no puede ahorrar al analizante esta fase de la cura, ya que tiene que dejarle revivenciar cierto fragmento de su vida olvidada, sin embargo tiene que cuidar a la par que lo hace, que conserve cierto grado de reflexión en virtud del cual esa realidad aparente pueda individualizarse cada vez como reflejo de un pasado olvidado ” 23,

El éxito de la cura sería, por lo tanto, casi garantizado en la medida en que el paciente tome conciencia de que esta realidad aparente no existe, sino como retorno de un pasado olvidado. Freud pone aquí el acento sobre lo delicado que resulta poner la frontera entre repetir y recordar.

Tanto más cuanto que no olvidemos que ” la proporción que se establece entre recuerdo y repetición es diferente en cada caso ” 24, En este texto, el éxito terapéutico dependería de la habilidad del psicoanalista en manejar esta frágil frontera entre el repetir y el recordar. ¿Pero que es lo que Freud entiende en este momento de este concepto de neurosis de transferencia? ” Todas estas dolorosas situaciones afectivas y todos estos sucesos indeseados son resucitados con gran habilidad y repetidos por los neuróticos en la transferencia.

El enfermo tiende entonces a la interrupción de la cura, aún no terminada, y sabe crearse de nuevo la impresión de desprecio, obligando al médico a dirigirle duras palabras y a tratarle con frialdad. Halla los objetos apropiados para sus celos y sustituye el ansiado niño de la época primitiva por el propósito o promesa de un gran regalo, que en la mayoría de los casos llega a ser tan real como aquel.

25 El psicoanalista tendría que dar a todos los síntomas una nueva significación transferencial. En el texto que nos ocupa Freud enuncia a propósito de la repetición en la cura: ” El enfermo no puede recordar todo lo que hay en él de reprimido, acaso justamente lo esencial.se ve forzado a repetir lo reprimido.

Esta reproducción tiene siempre por contenido un fragmento de la vida sexual infantil, y por tanto del complejo de Edipo y sus ramificaciones; y regularmente se juega (se escenifica) en el terreno de la transferencia, esto es, en relación con el médico.

Cuando en el tratamiento las cosas se han llevado hasta este punto, puede decirse que la anterior neurosis ha sido sustituida por una nueva, una neurosis de transferencia. ” 26, Podemos apreciar que este concepto de neurosis de transferencia está íntimamente articulado con la noción de repetición. De hecho, no tiene eso nada de sorprendente si recordamos que para Freud, la transferencia es repetición.

” La transferencia misma es sólo una pieza de repetición, y la repetición es la transferencia del pasado olvidado ” 27,3.2.3. El texto de 1926: “¿ Pueden los legos ejercer el análisis?” En este texto Freud, refiriéndose a la neurosis de transferencia la equipara a lo que llama el enamoramiento patológico del paciente hacía el psicoanalista, que resulta ser inconciliable con la cura: ” El amor del paciente no se conforma con obedecer; se vuelve exigente, pide satisfacciones tiernas y sensuales; reclama exclusividad, desarrolla celos y muestra de manera cada vez más nítida su otra cara, la prontitud para la hostilidad y la venganza cuando no se puede alcanzar sus propósitos.

Al mismo tiempo, como todo enamoramiento, esfuerza hacía atrás los demás contenidos anímicos, extingue el interés por la cura y por el restablecimiento; en suma: no podemos dudar de que ha reemplazado a la neurosis y nuestro trabajo ha tenido por resultado suplantar una forma de enfermedad por otra ” 28,

Según Freud, el paciente repite en la forma de su enamoramiento hacia al psicoanalista, vivencias anímicas pasadas, íntimamente relacionadas con la génesis de su neurosis infantil. Por lo tanto, ” lo que nos muestra, es el núcleo de su historia vital íntima; lo reproduce de manera palpable, como algo presente, en vez de recordarlo ” 29,

  • En este texto, Freud vuelve a insistir sobre el hecho de que el desenlace de esta repetición tiene exclusivamente que ver con ” la destreza del analista en el manejo de la transferencia “.
  • Es en este lugar donde llegan al máximo los requerimientos que se plantea a la técnica analítica.
  • Aquí es posible cometer los más graves errores o asegurarse los mayores éxitos ” 30,

No se puede huir de lo que se ha convocado, insiste Freud refiriéndose a esta compulsión de repetición articulada al analista. Freud concluye esta referencia al concepto aquí estudiado insistiendo en que la repetición sólo puede ser fructífera en la medida en que se aprende a través de ella, sobre la neurosis del paciente.

  1. Además, tiene que ser una repetición controlada por el analista, que tiene que ser muy vigilante en no dejarla instalarse, reconduciéndola al recuerdo y a la elaboración.
  2. Y esto exige del analista mucha destreza, paciencia, calma y autosacrificio.
  3. 31 En mayor o menor medida, todos los analizantes pasarían por esta fase, pero el analista tiene que intentar que este fenómeno de la repetición no ponga la cura en peligro.

Para esto el analista sólo dispone de unas armas: el manejo de la transferencia y la interpretación. ¿Y porque no llamar las cosas por su nombre?: el analista dispone del deseo del analista.4. Conclusiones En el Seminario XII, Lacan introduce el tema de la neurosis de transferencia de la siguiente forma: ” Lo que quiero tratar de hacerles vivir un instante es una cierta dificultad que tiene el analista con su propia teoría ” 31,

Lacan, con el fin de ilustrar y esclarecer su posición respecto al concepto de neurosis de transferencia, toma el ejemplo de un análisis que estuvo diez años en un impasse, por el error de una analista. Una analista que creía demasiado a su paciente. Lacan concluye el comentario de este caso diciendo que la cuestión es saber por qué la analista había soportado diez años una tensión que le era tan intolerable, sin preguntarse qué goce encontraba allí.

Según Lacan, la neurosis de transferencia no sólo no representa una dirección de la cura sino todo lo contrario: constituye la prueba de que la cura no tiene una dirección, a no ser equivocada. Los impasses en las curas tienen que ver con los analista, y no con los analizante.

Esto es la lectura que hacemos de la afirmación de Lacan cuando dice que la neurosis de transferencia es una neurosis de engaño. Por eso enunciamos que cada vez que Freud se refiere a la destreza del analista, a su agilidad, a su habilidad, tanto en el manejo de la transferencia como en sus interpretaciones, eso tiene que ver con la concepción que el analista se hace del inconsciente, y en general de los conceptos fundamentales que determinan su acción, pero, fundamentalmente, tendrá que ver con el deseo del analista.

Por todo eso la neurosis de transferencia es, sin lugar a dudas, la neurosis del analista y no la del analizante. : NODVS. L’aperiòdic virtual de la Secció Clínica de Barcelona

¿Cuándo se da la contratransferencia?

Contratransferencia Definición: Término propio del psicoanálisis y contrario al de transferencia. Ocurre cuando el psicoanalista transfiere elementos de sus problemas pasados o presentes al paciente que está siendo objeto de análisis. Para evitar estas actitudes contratransferenciales, Sigmund Freud recomendó el continuo autoanálisís del analista y más tarde su propio análisis (análisis didáctico).

Términos relacionados: Derivada de la obra de Sigmund Freud. Se realiza en sesiones de una hora de duración y varias veces a la semana. El paciente permanece durante la sesión tendido en un diván y fuera de la visión del analista. Entre el paciente y el analista se establece la llamada alianza terapéutica, a través de ella el paciente se compromete a continuar en el análisis a pesar de las resistencias.

El analista se limita a preguntar para aclarar el material que va saliendo y a hacer interpretaciones de este material. Tarde o temprano se va a desarrollar la transferencia con el analista que este debe interpretar. El analista también puede desarrollar una contratransferencia hacia el paciente.

¿Qué es transferencia ejemplo?

Transferir es poner en un lugar algo que hay en otro, es decir, implica tiempo y espacio. En otras palabras, significa depositar en una persona u objeto lo que en realidad corresponde al yo o al self; pero, este depósito no es aleatorio.

¿Dónde habla Freud de la transferencia?

La transferencia en Freud 11/03/2013- Por Estela M. Maciel de Chiarvetti – La transferencia, pilar de la clínica psicoanalítica, es uno de los conceptos fundamentales elaborado por Freud a partir de su práctica. Freud construye el concepto de transferencia en el psicoanálisis, desde sus primeras experiencias y estudios sobre la histeria, práctica que tuvo el inicial efecto de hacerle sentir el peso de la transferencia a un Freud que ya no podía y no le era suficiente refugiarse en la supuesta objetividad de un científico.

Pero esta construcción conceptual no fue de una vez y para siempre, por el contrario, en una detenida lectura de los textos freudianos, desde sus iniciáticos trabajo con Breuer en “Estudios sobre la histeria” (1893 -1895), hasta en sus últimos elaboraciones como en “Análisis terminable e interminable” de 1937, la transferencia en Freud, va modificándose a lo largo de su obra.

He seleccionado algunos textos en los que se aborda la transferencia, con el riesgo de dejar de lado desarrollos teóricos valiosos, para que podamos comprender el enriquecimiento conceptual, los orígenes y los procesos esenciales de la transferencia, en la obra freudiana.

Para llegar al concepto de transferencia, necesariamente debemos hacer un pequeño recorrido sobre los inicios de un joven Freud quien comienza con estudios sobre la neurología, luego con la psiquiatría y los psiquiatras de su tiempo, entre ellos con Joseph Breuer, amigo y protector, del que también Freud aprende sus conceptualizaciones para luego diferenciarse, con los riesgos y rechazos que padeció, al sostener sus convicciones disonantes con los principios que imperaban en una Viena imperial.

Freud comienza utilizando la hipnosis como método terapéutico, método utilizado por Breuer para trabajar con enfermas histéricas. Las observaciones que iba encontrando en su práctica: como la reiteración de los síntomas, la aparición en las pacientes de nuevos recuerdos que no habían sido dichos después de cierto tiempo de tratamiento, el sentimiento de que la cura no avanzaba demasiado, el esfuerzo y hasta el agotamiento físico que le implicaba el método de la hipnosis, van a provocar el uso del método de la sugestión.

  1. La sugestión consistía en colocar sus manos sobre la cabeza de sus pacientes, apretarlas suavemente y pedirles que hablaran.
  2. Poco tiempo después les va proponiendo que se recuesten en un diván, cerraran sus ojos, y las instaba a hablar.
  3. Inicio de lo que luego llamará “asociación libre¨”,dejando caer de a poco el método catártico para sumergirse en la vía de la interpretación.

Permítanme marcarles el contexto y el momento en que Freud introduce por primera vez el término transferencia y comienza a incluirlo, de forma paulatina, en el centro de la escena de las curas que conducía. En “Estudios sobre la histeria” (1893) texto cuyos puntos A, B, C y D fueron escritos por Bleuer y Freud.

  • En el D se incluye una carta de Freud a Breuer, a modo de síntesis, de los puntos en los que habían acordado en sus teorizaciones, y en su clínica con pacientes histéricas.
  • En ese tiempo coincidían en que la histeria estaba ligada a fuertes contenidos neurológicos y a puntos relativos a la memoria y los olvidos; que el ataque histérico no se daba por un recuerdo cualquiera sino que era el retorno de la vivencia que causó el desencadenamiento histérico, es decir el trauma psíquico; que a su vez esto sustentaba una disociación, una escisión del contenido de la consciencia, y que la relación y el origen de los contenidos traumáticos eran sexuales.( punto que Breuer no acordaba totalmente con Freud: que la sexualidad estuviera en el origen de las neurosis).

Sostenían que la terapia consistiría en anular los efectos de las representaciones no abreaccionadas. Es decir, liberar la descarga emocional del afecto ligado a un acontecimiento traumático, y tratar de evitar que se conviertiera en patógeno. Para Freud la abreacción está en la génesis del síntoma histérico.

  1. La persistencia del afecto ligado a un recuerdo, puede desaparecer voluntariamente o involuntariamente, y abarcar una multiplicidad de afectos, que dependerá de cada paciente.
  2. Freud planteaba que si la reacción es lo suficientemente intensa, gran parte de ese afecto ligado al acontecimiento desaparecería, pero si es reprimida, el afecto persiste ligado al recuerdo.

De allí, que provocada por la psicoterapia catártica, le permitirá al enfermo recordar y objetivar verbalmente el acontecimiento traumático, y liberarlo del quantum de afecto que lo convertía en patógeno. Textualmente escribe ” El hombre encuentra en el lenguaje un substitutivo de la acción mediante el cual el afecto puede ser derivado por abreacción casi en idéntica forma”.

A partir de allí, y con la negativa de Breuer de transcribir el historial clínico de Anna O, (vamos a volver sobre esto) comienzan los “Historiales Clínicos” de Freud. Historiales detallados, puntillosos, maravillosamente escritos para comprender la etiología de la histeria, el método y el estilo freudiano, el esfuerzo, la ética de un Freud que le permitirán continuar con sus formalizaciones, y crear el psicoanálisis una de las torsiones epistemológicas más importante de la historia de la humanidad.

Seguimos en 1895, y es en el mismo texto en el apartado G “Psicoterapia de la histeria”, donde Freud por primera vez va a dar aparición al concepto psicoanalítico de transferencia. El viene trabajando los obstáculos que se pueden presentar entre la relación paciente-médico y plantea tres casos principales: 1° Cuando la enferma se cree descuidada, menospreciada u ofendida por el médico, o puede haber escuchado algo contrario al médico o al tratamiento.

Este obstáculo para Freud, es el menos grave, porque sostiene que con una aclaración o explicación puede ser resuelto.2° Cuando la enferma teme quedar excesivamente ligada a la persona del médico, y teme perder su independencia o incluso llegar a depender sexualmente de él. Este caso para Freud es muy grave, porque si bien forma parte de la terapia, aumentan las resistencias del paciente.

Las resistencias son inconscientes y pueden manifestarse nuevos síntomas histéricos.3°Cuando la enferma se atemoriza, se asusta por que transfiere a la persona del médico, representaciones displacenteras emergidas durante el análisis. Freud nos aclara que se trata de una falsa conexión del paciente al médico.

Que se trata de un fenómeno regular y constante en los tratamientos, y que sus pacientes cuando se lograban analizar y descubrir las asociaciones realizadas, las enfermas aprendían a darse cuenta que esas transferencias sobre la persona del médico, era una engañosa imaginación que desaparecía al terminar el análisis.

Pero en este tiempo, y distanciado de Breuer (hecho de profunda significación mas allá de lo afectivo), tenemos un Freud en pleno proceso de autoanálisis, que no tenía temores de cuestionar y escribir sus avances teóricos y su clínica, que había comprendido que mas allá de un decir había otro escenario: el inconsciente su hipótesis fundamental, y que el inconsciente se produce en un análisis.

Con el descubrimiento del inconsciente, de la repetición, de la resistencia, del origen sexual de lo traumático, abandonando la hipnosis y la sugestión para comenzar a dar lugar en el análisis a la transferencia, deja caer el método catártico para sumergirse en la asociación libre por la vía de la interpretación, como método de la cura de sus pacientes.

Avancemos juntos con los textos, en 1900 en el capítulo 2 de la “Interpretación de los sueños” Freud se refiere a la interpretación como método del médico. Nos subraya que los sueños al igual que los síntomas, poseen un sentido y son interpretables, aquí la interpretación es solidaria de la hipótesis misma del inconsciente o podemos decir: el inconsciente es su interpretación.

  1. Diferencia de una vez y para siempre el psicoanálisis con cualquier otra terapia, ya que Freud textualmente dice “se trata de una interpretación en detalle, de los fragmentos de un sueño o mejor dicho de los relatos y asociaciones de un paciente”.
  2. Aquí nos encontramos con la transferencia en su primera versión, no ajustada aún al desarrollo de la cura.

Freud se refiere al resto diurno como un elemento al cual se le “transfiere” una carga afectiva y múltiples significados, es decir el desplazamiento por falso enlace o conversión hacia una representación sustitutiva, pero es en el “Historial de Dora” (1901) donde Freud vuelve a lo anteriormente descubierto, y despliega el concepto de transferencia ligado a la cura psicoanalítica, que sostiene hasta los finales de su obra.

  1. Es en este texto que Freud avanza por la vía de la interpretación de los sueños hacia el esclarecimiento del deseo sexual reprimido.
  2. El objetivo de la cura dice “es salvar los deterioros de la memoria” es decir, hacer consciente lo inconsciente.
  3. Pero por la insistencia de la interpretación (el deseo de Dora por el Sr K) emerge la dimensión del amor en la cura y entonces la transferencia como una dificultad, por eso falso enlace de los afectos reprimidos con la persona del analista.

En Dora el análisis se interrumpe y Freud dice ” no logré dominar a tiempo la transferencia”, y agrega “la transferencia me sorprendió y debería habérsela interpretado”. Es decir que hasta este momento tenemos: la interpretación como desciframiento jeroglífico, y la transferencia en la cura pero por el momento, como una dificultad.

  • Retornemos por un instante a 1895, escribí que Freud se había separado de Breuer y que este se había negado a publicar el Historial de Anna O, en los Estudios sobre la Histeria.
  • Este hecho fue altamente significativo y esclarecedor para el concepto de transferencia en Freud.
  • Sintéticamente: Breuer atendía a una joven: Anna O, y una mañana cuando Breuer concurre a atenderla, la encuentra con una fuerte crisis, sudorosa, temblando, la “encontró confundida y retorciéndose con calambres abdominales.

Cuando le preguntó qué le pasaba, ella le respondió: ” ¡Va a nacer el niño del Doctor Breuer.!” Breuer, preso del horror, huyó y deriva a la paciente con un colega. Durante los meses que siguieron, ella permaneció en un sanatorio luchando por recuperar su salud.”.

“En ese momento, agrega Freud, Breuer tuvo en sus manos la llave que hubiera abierto las puertas de las Madres pero las dejó caer” Había tropezado con la infaltable transferencia de la paciente sobre el médico, pero no aprehendió la naturaleza impersonal de ese proceso” Este acontecimiento conmocionante y revelador fue la llave para Freud, no así para Breuer.

En ese encuentro entre ambos, que lo podemos pensar como una supervisión, Freud capta lo que Breuer deja caer, y aceleró la triste decadencia y colapsó el final de una prolongada y gratificante relación. En 1895 Breuer afirmó “el intelecto de Freud está operando con toda su fuerza, yo me siento como una gallina que pretende seguir a un halcón”,

  • Este hecho reasegura a Freud en una de sus conceptos fundamentales el de la etiología sexual de las neurosis, y lo consolida en el avance del concepto de la transferencia.
  • En “Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico” (1914) escribe: “Tengo fuertes motivos para conjeturar que, tras eliminar todos los síntomas, Breuer debió descubrir la motivación sexual de la transferencia pero, habiéndosele escapado la naturaleza universal de este inesperado fenómeno, interrumpió en este punto su investigación, como sorprendido por un untoward event (suceso adverso)”,

En 1925, ” Presentación autobiográfica”, Freud insiste en que Breuer adivinó la etiología sexual de la enfermedad de Anna O., y textualmente escribe: “Al fin atiné a interpretar rectamente ese caso y a reconstruir, basándome en algunos indicios que Breuer me había dado al comienzo, el desenlace de su tratamiento.

Después que el trabajo catártico pareció finiquitado, sobrevino de pronto a la muchacha un estado de amor de transferencia, que él omitió vincular a su enfermedad, por lo cual se apartó de ella estupefacto”, Entonces ahora sí es el momento de preguntarnos ¿qué es la transferencia?, ¿a qué clase de amor nos referimos cuando decimos amor de transferencia? En “Observaciones sobre el amor de transferencia” (1914-1915) Freud hace referencia a un fenómeno de enamoramiento dirigido al analítico que resulta por un lado: motor de la cura, y por otro: resistencia a su continuación.

Aquí se ven esbozadas las dos vertientes de la transferencia: la rememoración significante que sostiene al analista y el amor, que constituye la repetición de un acto. Sin embargo, Freud insiste en que la respuesta del analista frente a la demanda de amor, no debe ser otra que la abstinencia.

Este amor creado por la situación analítica, no resulta por ello menos verdadero ya que como todo amor está ligado a la elección infantil de objeto, y por ese motivo es menos dúctil y susceptible de modificación. Desde los inicios mismos de la práctica del psicoanálisis, aparece como el arma más eficaz de la resistencia.

La transferencia es una reedición de impulsos, fantasías, temores, de odios y amores (transferencia positiva y negativa las denomina Freud) con personas anteriores, y que son transferidas a la persona del analista que no participó en su formación. Este “falso enlace o falsa conexión” sobre la persona del analista, es un “error”, imprescindible para el tratamiento, sin el cual sería imposible la cura.

Interpretarlo sería desvanecerlo, más bien se trata de soportar esos impulsos, esos sentimientos, esas fantasías, porque en este sentido la transferencia es el andamiaje del tratamiento psicoanalítico. En los textos: “Recordar, repetir, reelaborar” de 1914; “Más allá del principio de placer” de 1920 y “¿Pueden los legos ejercer el análisis?” de 1926, Freud va a trabajar el concepto de Neurosis de transferencia.

Es en 1914, en el texto “Recordar, repetir, reelaborar”, Freud introduce la noción de neurosis de transferencia en relación con sus observaciones: el paciente repite en la transferencia sus conflictos infantiles. Se trata, por lo tanto, de crear una neurosis artificial que sustituirá la neurosis anterior, ” sustituir su neurosis por una neurosis de transferencia ” En este texto, Freud articula la compulsión de repetir con la transferencia y la resistencia.

  • Según Freud, el paciente repite lo que no consigue recordar.
  • Freud descubre que lo que no se puede recordar, retorna de otro modo: por la repetición, que consiste en escenificar, en poner en acto lo olvidado.
  • Recordemos los puntos fundamentales respecto a la neurosis de transferencia contenidos en este texto.
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Los psicoanalistas tienen que estar preparados para la compulsión de repetición de los analizantes, repetición que incluso se producirá fuera del dispositivo, o sea no sólo en la relación personal con el analista, sino en todas las otras actividades y vínculos simultáneos de su vida,

Freud precisa que, en la cura, se trata de convocar ” un fragmento de vida real ” con el fin de poder ser elaborado por el paciente. En este mismo sentido, encontramos unos párrafos más adelante que las acciones del paciente, que serían estas repeticiones o puestas en acto fuera de la transferencia (pasajes al acto), ” pueden conllevar pasajeros prejuicios para su vida, o aún ser escogidas de modo que desvaloricen duraderamente las perspectivas de salud “.

En este texto de 1914, Freud plantea la siguiente idea, que de hecho, retomará a lo largo de su construcción teórica, a saber que: a mayor resistencia, menor posibilidad de recordar, y por lo tanto mayor compulsión de repetición. Hay la idea de que el que recuerda no repite, y el que repite no recuerda.

Ahora bien, el manejo de la transferencia es para Freud el principal recurso para ” domeñar la compulsión de repetición, y transformarla en un motivo para recordar “. Aquí tenemos la idea de transformar esta repetición en motor de la cura. Esta repetición es bienvenida, en el caso de que no ponga en peligro las condiciones de existencia del tratamiento, e incluso es necesaria, ya que ” no se puede matar a un enemigo ausente o que no esté lo bastante cerca “.

A su vez, la repetición tiene que ser aprovechada por el psicoanalista, que deberá ” dar a todos los síntomas de la enfermedad un nuevo significado transferencial, sustituir su neurosis ordinaria por una neurosis de transferencia ” El “Más allá del principio de placer” de 1920, instituye un viraje respecto a la neurosis de transferencia.

  • Si bien su carácter inevitable e incluso necesario es mantenido, Freud parece más temeroso en cuanto a sus inconvenientes.
  • Si bien es cierto que ” no puede ahorrar al analizante esta fase de la cura, ya que tiene que dejarle revivenciar cierto fragmento de su vida olvidada, sin embargo tiene que cuidar a la par que lo hace, que conserve cierto grado de reflexión en virtud del cual esa realidad aparente pueda individualizarse cada vez como reflejo de un pasado olvidado “.

El éxito de la cura sería, por lo tanto, casi garantizado en la medida en que el paciente tome conciencia de que esta realidad aparente no existe, sino como retorno de un pasado olvidado. En este texto, el éxito terapéutico dependería de la habilidad del psicoanalista en manejar esta frágil frontera entre el repetir y el recordar.

  1. El psicoanalista tendría que dar a todos los síntomas una nueva significación transferencial.
  2. En el texto que nos ocupa Freud enuncia: ” El enfermo no puede recordar todo lo que hay en él de reprimido, acaso justamente lo esencial.se ve forzado a repetir lo reprimido.
  3. Esta reproducción tiene siempre por contenido un fragmento de la vida sexual infantil, y por tanto del complejo de Edipo y sus ramificaciones; y regularmente se juega (se escenifica) en el terreno de la transferencia, esto es, en relación con el analista.

Cuando en el tratamiento las cosas se han llevado hasta este punto, puede decirse que la anterior neurosis ha sido sustituida por una nueva, una neurosis de transferencia.”, Es decir refuerza que la transferencia es una pieza de repetición, y la repetición es la transferencia del pasado olvidado, es decir inconsciente “,

Es en el texto de 1926 ¿Pueden los legos ejercer el análisis?, refiriéndose a la neurosis de transferencia que la equipara a lo que llama el enamoramiento patológico del paciente hacía el psicoanalista, que resulta ser inconciliable con la cura, (recuerden que era la tercera dificultad con la que se topaba el médico en “Estudios sobre la histeria”): ” El amor del paciente no se conforma con obedecer; se vuelve exigente, pide satisfacciones tiernas y sensuales; reclama exclusividad, desarrolla celos y muestra de manera cada vez más nítida su otra cara, la prontitud para la hostilidad y la venganza cuando no se puede alcanzar sus propósitos.

Al mismo tiempo, como todo enamoramiento, esfuerza hacía atrás los demás contenidos anímicos, extingue el interés por la cura y por el restablecimiento; en suma: no podemos dudar de que ha reemplazado a la neurosis y nuestro trabajo ha tenido por resultado suplantar una forma de enfermedad por otra “.

  1. Una vez más, todo depende de la habilidad del analista en el manejo de la transferencia, responsable de ” cometer los más graves errores o asegurarse los mayores éxitos ” No se puede huir de lo que se ha convocado, insiste Freud refiriéndose a esta compulsión de repetición articulada al analista.
  2. En mayor o menor medida, todos los analizantes pasarían por esta fase, pero el analista tiene que intentar que este fenómeno de la repetición no ponga la cura en peligro.

Para esto el analista sólo dispone de unas armas: el manejo de la transferencia y la interpretación. ¿Y porque no llamar las cosas por su nombre?: el analista dispone del deseo del analista. El lugar del analista “en calidad de objeto está situado en el centro”, (“Conferencias de introducción al psicoanálisis”).Los síntomas abandonan sus sentidos originarios en cuanto satisfacciones libidinales sustitutivas y se incorporan a un vínculo en la transferencia.

Para concluir una cura analítica, nos señala Freud, la transferencia misma tiene que ser desmontada (recuerden lo dicho en 1895 en el tercer obstáculo), disuelta, en el sentido de que todo el dispositivo analítico apuntaba a su cancelación. Utiliza las imágenes del juego del ajedrez: inicio, final de la partida y todos los movimientos realizados, lo que nos representa que el encuentro con la roca viva de la castración del fin del análisis, se jugó en cada sesión.

Qué es la TRANSFERENCIA 👥en PSICOLOGÍA Ψ

Algo perdido, que para Freud es una herida narcisística y como rasgadura del Yo; momento de angustia ya que no hay cura sin angustia; el inconsciente en la transferencia en lo fallido del encuentro, nos indica el momento de concluir, y sólo a posteriori nos daremos cuenta de la eficacia del trabajo del análisis.

“Estudios sobre la Histeria”, (1893-1895) “Interpretación de los sueños”, (1900) “El caso Dora”, (1901) ” Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico” (1914) “Observaciones sobre el amor de transferencia” (1914-1915) “Recordar, repetir, reelaborar ” (1914) “Más allá del principio de placer” (1920) “¿Pueden los legos ejercer el análisis? (1926) “El Caso Anna O”, Breuer, Joseph

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¿Cómo funciona la transferencia de conocimiento?

¿Qué es la transferencia de conocimientos? La transferencia de conocimientos es el proceso mediante el cual los resultados de investigaciones, los descubrimientos, los hallazgos científicos, la propiedad intelectual (PI), la tecnología, los datos o los conocimientos fluyen entre las diferentes partes interesadas.

¿Que se entiende por transferencia de conocimiento?

La Transferencia de Conocimiento y Tecnología se refiere normalmente (tipo vertical) a la transmisión del conocimiento científico y tecnológico generado en las universidades y centros de investigación al tejido social y productivo.

¿Qué es la transferencia negativa Freud?

Freud diferenciaba la transferencia negativa de la transferencia positiva por la cualidad del afecto transferido al analista (odio o amor), pero, desde un punto de vista dinámico la transferencia negativa vendría definida por el tipo de transferencia que actúa en contra de la cura (resistencia por transferencia), y la

¿Qué significa el amor de transferencia y el poder de su cura?

EL CONCEPTO DE TRANSFERENCIA FREUDIANO

  • Sabido es que las palabras no son unívocas y que por su polisemia es necesario deslindar su uso conceptual dentro de un contexto puntual y de un momento de evolución de una teoría.
  • En este sentido, la obra de Freud está plagada de la necesidad de discriminar acepciones de una palabra según los momentos teóricos en que se halle enunciada y las variaciones en el tiempo que obedecen a nuevas postulaciones en relación con conceptos básicos enunciados desde el inicio.
  • Baste como ejemplo la palabra represión, que en 1895, en el Proyecto, se equipara a defensa en general; en 1915, en “La represión”, al mecanismo metapsicológico de retiro de investidura preconsciente; y en 1926, en Inhibición, síntoma y angustia, queda relegado a la defensa específica para las histerias de conversión.
  • Otro tanto vale entonces para la palabra transferencia, cuya acepción se encuentra dada desde diversos contextos posibles de análisis.
  • Es por eso que estas reflexiones se centrarán principalmente sobre cómo concibe Freud el tema en relación con sus lecturas de Berheim sobre la sugestionabilidad, sus casos clínicos, especialmente Dora y los artículos técnicos que elabora en la medida en que va avanzando la teoría: “Dinámica de la transferencia”, “Recuerdo, repetición y elaboración”, “Caminos de la terapia psicoanalítica”, ” Observaciones sobre el amor de transferencia” y la “Conferencia 27”, dirigida al público en general.
  • La transferencia es ante todo, según su prefijo TRANS: algo que es llevado (del latín FERO: llevar), acarreado, de un lado a otro, a través de otra cosa.

Se trata de una repetición que consiste en satisfacer en el presente y con una cierta persona un deseo (realizado o fantaseado) con un objeto de la infancia del sujeto, desde ahí, al servicio del principio de placer. También se repite, sin embargo, el deseo fantaseado edípico de la sexualidad infantil aunque nunca haya tenido satisfacción.

La definición que Laplanche y Pontalis enuncian en su Diccionario de psicoanálisis es la siguiente: “Designa, en psicoanálisis, el proceso en virtud del cual los deseos inconcientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y de un modo especial dentro de la relación analítica,Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de realidad”.

El concepto TRANSFERENCIA admite ser interrogado desde tres ejes diferentes. En primer lugar, una disposición : implica un fenómeno universal que se presenta en toda relación significativa de importancia libidinal que entronca con el acerbo de representaciones y afectos de las experiencias infantiles con los objetos primarios.

  1. Justamente la falta de esta transferencia en la cura es lo que lo obliga a desplegar la teorización sobre el narcisismo en 1914, describiendo el “muro narcisista” como específico del desinterés de este tipo de pacientes para quienes la palabra o la presencia del terapeuta caen dentro del desinterés.
  2. No se trata de una transferencia hostil o negativa sino lisa y llanamente de desinterés, hacia las relaciones de objeto, por la regresión de la investidura libidinal de objeto hacia el yo propio.
  3. Naturalmente, hoy en día no podríamos admitir que las psicosis no hacen transferencia, pero sí que ella no es del mismo espesor que la neurótica y que sus características de masividad, instantaneidad y fragilidad con pérdida del “como si ” de la transferencia neurótica la distinguen ampliamente de ella.
  4. Esta disposición a la transferencia no sólo se da en la terapia con el analista sino en cualquier vínculo humano, y es común en nuestra práctica verla muchas veces con mayor claridad en las relaciones de los pacientes con sus objetos familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.

Un segundo eje es conceptuar la transferencia como desplazamiento de representaciones y afectos de un lugar a otro dentro del psiquismo además de en la intersubjetividad. En este caso, desde el deseo inconciente hasta la motricidad y, a la inversa, desde lo conciente hacia el inconciente en el caso prínceps del sueño con sus tres regresiones.

  • También sustenta la formación del síntoma, las representaciones sustitutivas, y el mecanismo delirante en las psicosis como intento de reinvestidura libidinal de los objetos de la realidad.
  • Un tercer eje es más específico, está vinculado a la cura, donde las transferencias se dan sobre la persona del analista como depositario de estos afectos desplazados desde lo reprimido de la sexualidad infantil y que, previamente al contexto del tratamiento, posibilitaron los síntomas de su neurosis.

Instalados luego en el “aquí y ahora de la cura”, configuran lo que Freud llamó Neurosis de Transferencia, “Falsa conexión” que permite un campo fértil para la comprensión de los procesos patológicos, pero que a la vez configura un peligro para la terapia pues se trata de una de las tres resistencias yoicas: la resistencia de transferencia junto a la resistencia de represión y al beneficio secundario de la enfermedad.

Cuando dicha neurosis de transferencia se instala, cesa la producción sintomática en el afuera y los “demonios del Averno” se concentran en el campo transferencial-contratransferencial permitiéndole al paciente, mediante su decodificación y comunicación, deshacer los síntomas. El caso Dora le plantea a Freud no sólo la confirmación de la importancia de la realidad psíquica por sobre la realidad material, aquella de la carta a Fliess del “ya no creo en mi neurótica”, sino que además lo deja perplejo cuando Dora lo abandona.

En aquella primera oportunidad accedió a la caída de la teoría de la seducción en la histeria entrevista ya en 1895, y que fuera la puerta de entrada de fecundos descubrimientos. En la oportunidad del abandono de Dora se da cuenta de que “no había logrado dominar oportunamente la transferencia”, había olvidado prestar atención a los primeros signos de la transferencia, como dice en el Epílogo del caso.

  1. Corría el año 1902 y en esa época empezaba Freud a comprender la ligazón afectiva entre paciente y analista,Cuando el caso Dora concluyó, recién clarificó más la problemática.
  2. Dice Freud en sus conclusiones al caso: “de ese modo Dora activó una parte esencial de sus recuerdos y fantasías en lugar de reproducirlas en el tratamiento”, lo cual indujo a su fracaso.

Lo que tampoco vio Freud en ese momento fue su propia contratransferencia sobre Dora, o la “transferencia concordante”, como la llamó, y que fuera definida posteriormente de la siguiente manera: “la influencia del paciente en los sentimientos inconcientes del analista”.

En 1910, en el “Porvenir de la terapia psicoanalítica”, Freud agregó la importancia de poder reconocerla y dominarla, afirmando a la vez que “ninguno puede ir más allá de lo que le permiten sus propios complejos inconcientes y resistencias internas”. De allí la necesidad del análisis del terapeuta como parte del trípode de formación, postulado recién en 1920 por las instituciones psicoanalíticas y que, por cierto, en esos tiempos no se daba.

Freud mismo estaba escasamente conectado con su autoanálisis y las dificultades que éste le ocasionaba. Curiosamente sobre el mismo caso de Dora, decía Freud el famoso “quien tenga ojos para ver y oídos para oír se convence de que los mortales no pueden guardar ningún secreto.

Si la boca está en silencio murmuran con la punta de los dedos; la traición se abre camino por todos los poros de su piel”; dicho relativo al momento en que Dora jugaba con el monedero, abriendo y cerrándolo, cosa que interpretó como una confesión de masturbación. Desde el punto de vista clínico, observamos una transferencia positiva en tanto reviste al analista de autoridad y presta creencia a sus interpretaciones.

Diremos que ésta es necesaria para la cura, como así también que deberá ser deshecha en las postrimerías del tratamiento en tanto la cualidad de transferencia idealizada presta servicio durante un tiempo pero el paciente necesita liberarse de ella para disponer de su ideal dentro de sí mismo y retirar dicha transferencia de la persona del médico.

Se da también la transferencia negativa cuando el paciente ni siquiera escucha al terapeuta o se despliega sobre él el par ambivalente de la hostilidad. Dicha transferencia negativa deberá ser igualmente interpretada como la repetición en el aquí y ahora con el analista de vínculos tempranos ambivalentes con los objetos primarios.

Siendo la transferencia misma un fenómeno narcisista agrupado en Psicología de las masas y análisis del yo (1922) junto al enamoramiento y la hipnosis, es indudable que la idealización del terapeuta como quien detenta el lugar supuesto del saber (la autoridad del médico, así lo llamó Freud) dentro de la cura, recibe la transferencia del ideal del yo del paciente, al igual que el líder recibe esa identificación en la masa.

La asunción temporaria de ese lugar permite al analista la colaboración del paciente con sus asociaciones y el cuidado por su tratamiento (la alianza terapéutica), pero entronca un doble peligro. Para el paciente: el sometimiento “enamorado” a la persona sobre la que se externalizó esa instancia que marca el “como yo deberás ser”.

,Para el terapeuta: el peligro de encarnarla sin decodificar dicha transferencia y arremeter con el “furor curandi” como en realidad le ocurriera a Freud con Dora tratando de meter a la fuerza interpretaciones que la paciente no aceptaba, una vez que había visto el éxito de la desaparición de la tos a una interpretación que le hiciera.

P ara el analista también implica el riesgo de un goce omnipotente y omnisciente (cualquier omni es narcisista), y la fantasía de hacer al paciente a su imagen y semejanza como advierte Freud. Por ello, la disolución de la transferencia hacia el final de la cura es un proceso necesario y doloroso de pérdida para ambos participantes.

Un caso especial de transferencia negativa u obstáculo y resistencia a la cura es el del amor de transferencia, donde el paciente no quiere saber nada del trabajo analítico y sólo pretende ser amado y poseer al terapeuta como objeto sexual. La primera historia que Freud registra sobre el amor de transferencia es la situación que se le plantea a Breuer con su paciente Ana O.

  • 1882), cuando esta situación lo lleva a él a la casi disolución de su matrimonio y a la paciente, una histeria florida, a la fantasía de embarazo del Dr. Breuer.
  • A partir de la consulta del caso con Freud, Breuer deja de atender a la paciente y se va de segunda luna de miel con su esposa.
  • También es un ejemplo el caso que le relata Jung, el de una paciente con su terapeuta sin decirle que se trata de él con su analizada Sabina Spielrein.

Más tarde, Freud se entera por ella cuando acude a verlo y le cuenta que ha sido su amante. Igual situación (comenta Jones) ocurre con Ferenczi y quien era su paciente y fuera más tarde su hijastra, y seguramente otros muchos casos en esos tempranos momentos del psicoanálisis.

Dice Jones que, cuando Freud le comenta a su mujer Martha lo ocurrido a Breuer con Ana O., ella se identifica inmediatamente con la mujer de Breuer “intuyendo” la universalidad de la transferencia y le dice que ojalá a ella no le pase lo mismo con él. Es que más tarde Freud comprende que, lejos de haberse tratado esas situaciones de casos únicos, eran más bien una regla que una excepción.

En su artículo “El amor de transferencia”, de 1915, Freud describe tres posibles resultados para ese suceder: “una unión legítima y duradera, un abandono del tratamiento o una relación amorosa ilegítima”. Otra posibilidad que enuncia es, por cierto la acertada, que el analista pueda comprender que no es su persona sino la relación analítica la desencadenante de ese amor y que insista en que ella debe ser interpretada y analizada como una repetición en lugar de un recuerdo.

  • Sin embargo, en 1915 quedaba planteada como la resistencia que aparece en la cura cuando se está a punto de lograr un levantamiento de una represión.
  • Esta temática lleva a que Freud se pregunte también sobre las relaciones entre el amor real y el de transferencia, admitiendo que tienen un mismo origen o vienen de una misma fuente, de lo infantil, y que por lo tanto es un amor real pero es falsa la conexión e imposible de satisfacer ya que no es la persona misma sino el lugar o la función del analista el que lo despierta
  • De ahí surgen la neutralidad del analista y la regla de abstinencia, que forman parte de los consejos al médico que trata psicoanaliticamente.
  • Dice Wilheim Eickhoff (como paráfrasis al consejo de Freud) en su trabajo Observaciones sobre el amor de transferencia, una relectura de 1992 : “El analista tiene el deber de no corresponder al amor que se le ofrece y esto por motivos de técnica analítica –a saber–, la necesidad de considerar la situación como ‘algo irreal’, de comprender e interpretar la transferencia como algo virtual”.

El tema de la contratransferencia tiene la misma validez que lo dicho para la transferencia del paciente. Ya sabemos que el analista trabaja con su aparato psíquico y, por ende, con sus vivencias y sistema representacional.

  1. Lo que el paciente presenta como material se enlaza con experiencias recientes o antiguas del terapeuta, y puede establecer en él tanto una contratransferencia empática, positiva, cuanto una contratransferencia hostil.
  2. De acuerdo con lo que el analista disponga de su propio análisis y también de su teoría y de su experiencia de supervisión, el trípode de formación, será la mayor o menor capacidad de reconocer su contratransferencia y no actuarla, sino servirse de ella para comprender mejor el material del paciente.
  3. Esta temática necesita posiblemente un espacio más específico para ser desarrollada ya que hoy nos ocupamos del concepto de transferencia.
  4. BIBLIOGRAFÍA

Sigmund, F. (1895): Estudios sobre la histeria, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1900): La interpretación de los sueños, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1902): “Fragmento de análisis de un caso de histeria, Caso Dora”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.

  1. 1910): “El porvenir de la terapia psicoanalítica”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.
  2. 1912): “Dinámica de la transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.
  3. 1914): “Recuerdo, repetición y elaboración”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.
  4. 1915): ” Observaciones sobre el amor de transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.

—(1917): “Conferencia Nº 27: La transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1920): Más allá del principio de placer, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —!921): Psicología de las masas y análisis del yo, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. Gay, P.: Freud, una vida de nuestro tiempo.

  1. Buenos Aires, Paidós, 1989.
  2. Avenburg, R.: Psicoanálisis, perspectivas teóricas y clínicas, Buenos Aires, Publicar, 1998 Jones, E.: Vida y obra de Freud, Tomo II, 1978.
  3. Asociación Psicoanalítica Internacional: En torno a Freud,
  4. Observaciones sobre el amor de transferencia, Madrid, Biblioteca Nueva, 1998, Eickhoff, W.: “Observaciones sobre el amor de transferencia,

En Entorno a Freud”, Cuaderno de la IPA, IPA,1998. : EL CONCEPTO DE TRANSFERENCIA FREUDIANO

¿Qué es la transferencia en Psicologia PDF?

La transferencia es aquella consideración propuesta por Freud para entender el dispositivo que se da dentro de la situación de análisis que permite la asociación libre y el análisis propiamente dicho, no es provocada sino que tiene lugar y que posibilita la interpretación (Bustos Arcón, 2016).

¿Dónde habla Freud de la transferencia?

EL CONCEPTO DE TRANSFERENCIA FREUDIANO

  • Sabido es que las palabras no son unívocas y que por su polisemia es necesario deslindar su uso conceptual dentro de un contexto puntual y de un momento de evolución de una teoría.
  • En este sentido, la obra de Freud está plagada de la necesidad de discriminar acepciones de una palabra según los momentos teóricos en que se halle enunciada y las variaciones en el tiempo que obedecen a nuevas postulaciones en relación con conceptos básicos enunciados desde el inicio.
  • Baste como ejemplo la palabra represión, que en 1895, en el Proyecto, se equipara a defensa en general; en 1915, en “La represión”, al mecanismo metapsicológico de retiro de investidura preconsciente; y en 1926, en Inhibición, síntoma y angustia, queda relegado a la defensa específica para las histerias de conversión.
  • Otro tanto vale entonces para la palabra transferencia, cuya acepción se encuentra dada desde diversos contextos posibles de análisis.
  • Es por eso que estas reflexiones se centrarán principalmente sobre cómo concibe Freud el tema en relación con sus lecturas de Berheim sobre la sugestionabilidad, sus casos clínicos, especialmente Dora y los artículos técnicos que elabora en la medida en que va avanzando la teoría: “Dinámica de la transferencia”, “Recuerdo, repetición y elaboración”, “Caminos de la terapia psicoanalítica”, ” Observaciones sobre el amor de transferencia” y la “Conferencia 27”, dirigida al público en general.
  • La transferencia es ante todo, según su prefijo TRANS: algo que es llevado (del latín FERO: llevar), acarreado, de un lado a otro, a través de otra cosa.

Se trata de una repetición que consiste en satisfacer en el presente y con una cierta persona un deseo (realizado o fantaseado) con un objeto de la infancia del sujeto, desde ahí, al servicio del principio de placer. También se repite, sin embargo, el deseo fantaseado edípico de la sexualidad infantil aunque nunca haya tenido satisfacción.

La definición que Laplanche y Pontalis enuncian en su Diccionario de psicoanálisis es la siguiente: “Designa, en psicoanálisis, el proceso en virtud del cual los deseos inconcientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y de un modo especial dentro de la relación analítica,Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de realidad”.

El concepto TRANSFERENCIA admite ser interrogado desde tres ejes diferentes. En primer lugar, una disposición : implica un fenómeno universal que se presenta en toda relación significativa de importancia libidinal que entronca con el acerbo de representaciones y afectos de las experiencias infantiles con los objetos primarios.

  1. Justamente la falta de esta transferencia en la cura es lo que lo obliga a desplegar la teorización sobre el narcisismo en 1914, describiendo el “muro narcisista” como específico del desinterés de este tipo de pacientes para quienes la palabra o la presencia del terapeuta caen dentro del desinterés.
  2. No se trata de una transferencia hostil o negativa sino lisa y llanamente de desinterés, hacia las relaciones de objeto, por la regresión de la investidura libidinal de objeto hacia el yo propio.
  3. Naturalmente, hoy en día no podríamos admitir que las psicosis no hacen transferencia, pero sí que ella no es del mismo espesor que la neurótica y que sus características de masividad, instantaneidad y fragilidad con pérdida del “como si ” de la transferencia neurótica la distinguen ampliamente de ella.
  4. Esta disposición a la transferencia no sólo se da en la terapia con el analista sino en cualquier vínculo humano, y es común en nuestra práctica verla muchas veces con mayor claridad en las relaciones de los pacientes con sus objetos familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.

Un segundo eje es conceptuar la transferencia como desplazamiento de representaciones y afectos de un lugar a otro dentro del psiquismo además de en la intersubjetividad. En este caso, desde el deseo inconciente hasta la motricidad y, a la inversa, desde lo conciente hacia el inconciente en el caso prínceps del sueño con sus tres regresiones.

  • También sustenta la formación del síntoma, las representaciones sustitutivas, y el mecanismo delirante en las psicosis como intento de reinvestidura libidinal de los objetos de la realidad.
  • Un tercer eje es más específico, está vinculado a la cura, donde las transferencias se dan sobre la persona del analista como depositario de estos afectos desplazados desde lo reprimido de la sexualidad infantil y que, previamente al contexto del tratamiento, posibilitaron los síntomas de su neurosis.

Instalados luego en el “aquí y ahora de la cura”, configuran lo que Freud llamó Neurosis de Transferencia, “Falsa conexión” que permite un campo fértil para la comprensión de los procesos patológicos, pero que a la vez configura un peligro para la terapia pues se trata de una de las tres resistencias yoicas: la resistencia de transferencia junto a la resistencia de represión y al beneficio secundario de la enfermedad.

  1. Cuando dicha neurosis de transferencia se instala, cesa la producción sintomática en el afuera y los “demonios del Averno” se concentran en el campo transferencial-contratransferencial permitiéndole al paciente, mediante su decodificación y comunicación, deshacer los síntomas.
  2. El caso Dora le plantea a Freud no sólo la confirmación de la importancia de la realidad psíquica por sobre la realidad material, aquella de la carta a Fliess del “ya no creo en mi neurótica”, sino que además lo deja perplejo cuando Dora lo abandona.

En aquella primera oportunidad accedió a la caída de la teoría de la seducción en la histeria entrevista ya en 1895, y que fuera la puerta de entrada de fecundos descubrimientos. En la oportunidad del abandono de Dora se da cuenta de que “no había logrado dominar oportunamente la transferencia”, había olvidado prestar atención a los primeros signos de la transferencia, como dice en el Epílogo del caso.

Corría el año 1902 y en esa época empezaba Freud a comprender la ligazón afectiva entre paciente y analista,Cuando el caso Dora concluyó, recién clarificó más la problemática. Dice Freud en sus conclusiones al caso: “de ese modo Dora activó una parte esencial de sus recuerdos y fantasías en lugar de reproducirlas en el tratamiento”, lo cual indujo a su fracaso.

Lo que tampoco vio Freud en ese momento fue su propia contratransferencia sobre Dora, o la “transferencia concordante”, como la llamó, y que fuera definida posteriormente de la siguiente manera: “la influencia del paciente en los sentimientos inconcientes del analista”.

En 1910, en el “Porvenir de la terapia psicoanalítica”, Freud agregó la importancia de poder reconocerla y dominarla, afirmando a la vez que “ninguno puede ir más allá de lo que le permiten sus propios complejos inconcientes y resistencias internas”. De allí la necesidad del análisis del terapeuta como parte del trípode de formación, postulado recién en 1920 por las instituciones psicoanalíticas y que, por cierto, en esos tiempos no se daba.

See also:  Como Cambiar El Limite De Transferencia En Bbva?

Freud mismo estaba escasamente conectado con su autoanálisis y las dificultades que éste le ocasionaba. Curiosamente sobre el mismo caso de Dora, decía Freud el famoso “quien tenga ojos para ver y oídos para oír se convence de que los mortales no pueden guardar ningún secreto.

Si la boca está en silencio murmuran con la punta de los dedos; la traición se abre camino por todos los poros de su piel”; dicho relativo al momento en que Dora jugaba con el monedero, abriendo y cerrándolo, cosa que interpretó como una confesión de masturbación. Desde el punto de vista clínico, observamos una transferencia positiva en tanto reviste al analista de autoridad y presta creencia a sus interpretaciones.

Diremos que ésta es necesaria para la cura, como así también que deberá ser deshecha en las postrimerías del tratamiento en tanto la cualidad de transferencia idealizada presta servicio durante un tiempo pero el paciente necesita liberarse de ella para disponer de su ideal dentro de sí mismo y retirar dicha transferencia de la persona del médico.

  1. Se da también la transferencia negativa cuando el paciente ni siquiera escucha al terapeuta o se despliega sobre él el par ambivalente de la hostilidad.
  2. Dicha transferencia negativa deberá ser igualmente interpretada como la repetición en el aquí y ahora con el analista de vínculos tempranos ambivalentes con los objetos primarios.

Siendo la transferencia misma un fenómeno narcisista agrupado en Psicología de las masas y análisis del yo (1922) junto al enamoramiento y la hipnosis, es indudable que la idealización del terapeuta como quien detenta el lugar supuesto del saber (la autoridad del médico, así lo llamó Freud) dentro de la cura, recibe la transferencia del ideal del yo del paciente, al igual que el líder recibe esa identificación en la masa.

La asunción temporaria de ese lugar permite al analista la colaboración del paciente con sus asociaciones y el cuidado por su tratamiento (la alianza terapéutica), pero entronca un doble peligro. Para el paciente: el sometimiento “enamorado” a la persona sobre la que se externalizó esa instancia que marca el “como yo deberás ser”.

,Para el terapeuta: el peligro de encarnarla sin decodificar dicha transferencia y arremeter con el “furor curandi” como en realidad le ocurriera a Freud con Dora tratando de meter a la fuerza interpretaciones que la paciente no aceptaba, una vez que había visto el éxito de la desaparición de la tos a una interpretación que le hiciera.

  • P ara el analista también implica el riesgo de un goce omnipotente y omnisciente (cualquier omni es narcisista), y la fantasía de hacer al paciente a su imagen y semejanza como advierte Freud.
  • Por ello, la disolución de la transferencia hacia el final de la cura es un proceso necesario y doloroso de pérdida para ambos participantes.

Un caso especial de transferencia negativa u obstáculo y resistencia a la cura es el del amor de transferencia, donde el paciente no quiere saber nada del trabajo analítico y sólo pretende ser amado y poseer al terapeuta como objeto sexual. La primera historia que Freud registra sobre el amor de transferencia es la situación que se le plantea a Breuer con su paciente Ana O.

  • 1882), cuando esta situación lo lleva a él a la casi disolución de su matrimonio y a la paciente, una histeria florida, a la fantasía de embarazo del Dr. Breuer.
  • A partir de la consulta del caso con Freud, Breuer deja de atender a la paciente y se va de segunda luna de miel con su esposa.
  • También es un ejemplo el caso que le relata Jung, el de una paciente con su terapeuta sin decirle que se trata de él con su analizada Sabina Spielrein.

Más tarde, Freud se entera por ella cuando acude a verlo y le cuenta que ha sido su amante. Igual situación (comenta Jones) ocurre con Ferenczi y quien era su paciente y fuera más tarde su hijastra, y seguramente otros muchos casos en esos tempranos momentos del psicoanálisis.

  1. Dice Jones que, cuando Freud le comenta a su mujer Martha lo ocurrido a Breuer con Ana O., ella se identifica inmediatamente con la mujer de Breuer “intuyendo” la universalidad de la transferencia y le dice que ojalá a ella no le pase lo mismo con él.
  2. Es que más tarde Freud comprende que, lejos de haberse tratado esas situaciones de casos únicos, eran más bien una regla que una excepción.

En su artículo “El amor de transferencia”, de 1915, Freud describe tres posibles resultados para ese suceder: “una unión legítima y duradera, un abandono del tratamiento o una relación amorosa ilegítima”. Otra posibilidad que enuncia es, por cierto la acertada, que el analista pueda comprender que no es su persona sino la relación analítica la desencadenante de ese amor y que insista en que ella debe ser interpretada y analizada como una repetición en lugar de un recuerdo.

  • Sin embargo, en 1915 quedaba planteada como la resistencia que aparece en la cura cuando se está a punto de lograr un levantamiento de una represión.
  • Esta temática lleva a que Freud se pregunte también sobre las relaciones entre el amor real y el de transferencia, admitiendo que tienen un mismo origen o vienen de una misma fuente, de lo infantil, y que por lo tanto es un amor real pero es falsa la conexión e imposible de satisfacer ya que no es la persona misma sino el lugar o la función del analista el que lo despierta
  • De ahí surgen la neutralidad del analista y la regla de abstinencia, que forman parte de los consejos al médico que trata psicoanaliticamente.
  • Dice Wilheim Eickhoff (como paráfrasis al consejo de Freud) en su trabajo Observaciones sobre el amor de transferencia, una relectura de 1992 : “El analista tiene el deber de no corresponder al amor que se le ofrece y esto por motivos de técnica analítica –a saber–, la necesidad de considerar la situación como ‘algo irreal’, de comprender e interpretar la transferencia como algo virtual”.

El tema de la contratransferencia tiene la misma validez que lo dicho para la transferencia del paciente. Ya sabemos que el analista trabaja con su aparato psíquico y, por ende, con sus vivencias y sistema representacional.

  1. Lo que el paciente presenta como material se enlaza con experiencias recientes o antiguas del terapeuta, y puede establecer en él tanto una contratransferencia empática, positiva, cuanto una contratransferencia hostil.
  2. De acuerdo con lo que el analista disponga de su propio análisis y también de su teoría y de su experiencia de supervisión, el trípode de formación, será la mayor o menor capacidad de reconocer su contratransferencia y no actuarla, sino servirse de ella para comprender mejor el material del paciente.
  3. Esta temática necesita posiblemente un espacio más específico para ser desarrollada ya que hoy nos ocupamos del concepto de transferencia.
  4. BIBLIOGRAFÍA

Sigmund, F. (1895): Estudios sobre la histeria, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1900): La interpretación de los sueños, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1902): “Fragmento de análisis de un caso de histeria, Caso Dora”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.

—(1910): “El porvenir de la terapia psicoanalítica”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1912): “Dinámica de la transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1914): “Recuerdo, repetición y elaboración”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1915): ” Observaciones sobre el amor de transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu.

—(1917): “Conferencia Nº 27: La transferencia”, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —(1920): Más allá del principio de placer, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. —!921): Psicología de las masas y análisis del yo, O.C., Buenos Aires, Amorrortu. Gay, P.: Freud, una vida de nuestro tiempo.

Buenos Aires, Paidós, 1989. Avenburg, R.: Psicoanálisis, perspectivas teóricas y clínicas, Buenos Aires, Publicar, 1998 Jones, E.: Vida y obra de Freud, Tomo II, 1978. Asociación Psicoanalítica Internacional: En torno a Freud, Observaciones sobre el amor de transferencia, Madrid, Biblioteca Nueva, 1998, Eickhoff, W.: “Observaciones sobre el amor de transferencia,

En Entorno a Freud”, Cuaderno de la IPA, IPA,1998. : EL CONCEPTO DE TRANSFERENCIA FREUDIANO

¿Dónde habla Freud de transferencia?

La transferencia en Freud 11/03/2013- Por Estela M. Maciel de Chiarvetti – La transferencia, pilar de la clínica psicoanalítica, es uno de los conceptos fundamentales elaborado por Freud a partir de su práctica. Freud construye el concepto de transferencia en el psicoanálisis, desde sus primeras experiencias y estudios sobre la histeria, práctica que tuvo el inicial efecto de hacerle sentir el peso de la transferencia a un Freud que ya no podía y no le era suficiente refugiarse en la supuesta objetividad de un científico.

Pero esta construcción conceptual no fue de una vez y para siempre, por el contrario, en una detenida lectura de los textos freudianos, desde sus iniciáticos trabajo con Breuer en “Estudios sobre la histeria” (1893 -1895), hasta en sus últimos elaboraciones como en “Análisis terminable e interminable” de 1937, la transferencia en Freud, va modificándose a lo largo de su obra.

He seleccionado algunos textos en los que se aborda la transferencia, con el riesgo de dejar de lado desarrollos teóricos valiosos, para que podamos comprender el enriquecimiento conceptual, los orígenes y los procesos esenciales de la transferencia, en la obra freudiana.

Para llegar al concepto de transferencia, necesariamente debemos hacer un pequeño recorrido sobre los inicios de un joven Freud quien comienza con estudios sobre la neurología, luego con la psiquiatría y los psiquiatras de su tiempo, entre ellos con Joseph Breuer, amigo y protector, del que también Freud aprende sus conceptualizaciones para luego diferenciarse, con los riesgos y rechazos que padeció, al sostener sus convicciones disonantes con los principios que imperaban en una Viena imperial.

Freud comienza utilizando la hipnosis como método terapéutico, método utilizado por Breuer para trabajar con enfermas histéricas. Las observaciones que iba encontrando en su práctica: como la reiteración de los síntomas, la aparición en las pacientes de nuevos recuerdos que no habían sido dichos después de cierto tiempo de tratamiento, el sentimiento de que la cura no avanzaba demasiado, el esfuerzo y hasta el agotamiento físico que le implicaba el método de la hipnosis, van a provocar el uso del método de la sugestión.

La sugestión consistía en colocar sus manos sobre la cabeza de sus pacientes, apretarlas suavemente y pedirles que hablaran. Poco tiempo después les va proponiendo que se recuesten en un diván, cerraran sus ojos, y las instaba a hablar. Inicio de lo que luego llamará “asociación libre¨”,dejando caer de a poco el método catártico para sumergirse en la vía de la interpretación.

Permítanme marcarles el contexto y el momento en que Freud introduce por primera vez el término transferencia y comienza a incluirlo, de forma paulatina, en el centro de la escena de las curas que conducía. En “Estudios sobre la histeria” (1893) texto cuyos puntos A, B, C y D fueron escritos por Bleuer y Freud.

En el D se incluye una carta de Freud a Breuer, a modo de síntesis, de los puntos en los que habían acordado en sus teorizaciones, y en su clínica con pacientes histéricas. En ese tiempo coincidían en que la histeria estaba ligada a fuertes contenidos neurológicos y a puntos relativos a la memoria y los olvidos; que el ataque histérico no se daba por un recuerdo cualquiera sino que era el retorno de la vivencia que causó el desencadenamiento histérico, es decir el trauma psíquico; que a su vez esto sustentaba una disociación, una escisión del contenido de la consciencia, y que la relación y el origen de los contenidos traumáticos eran sexuales.( punto que Breuer no acordaba totalmente con Freud: que la sexualidad estuviera en el origen de las neurosis).

Sostenían que la terapia consistiría en anular los efectos de las representaciones no abreaccionadas. Es decir, liberar la descarga emocional del afecto ligado a un acontecimiento traumático, y tratar de evitar que se conviertiera en patógeno. Para Freud la abreacción está en la génesis del síntoma histérico.

La persistencia del afecto ligado a un recuerdo, puede desaparecer voluntariamente o involuntariamente, y abarcar una multiplicidad de afectos, que dependerá de cada paciente. Freud planteaba que si la reacción es lo suficientemente intensa, gran parte de ese afecto ligado al acontecimiento desaparecería, pero si es reprimida, el afecto persiste ligado al recuerdo.

De allí, que provocada por la psicoterapia catártica, le permitirá al enfermo recordar y objetivar verbalmente el acontecimiento traumático, y liberarlo del quantum de afecto que lo convertía en patógeno. Textualmente escribe ” El hombre encuentra en el lenguaje un substitutivo de la acción mediante el cual el afecto puede ser derivado por abreacción casi en idéntica forma”.

A partir de allí, y con la negativa de Breuer de transcribir el historial clínico de Anna O, (vamos a volver sobre esto) comienzan los “Historiales Clínicos” de Freud. Historiales detallados, puntillosos, maravillosamente escritos para comprender la etiología de la histeria, el método y el estilo freudiano, el esfuerzo, la ética de un Freud que le permitirán continuar con sus formalizaciones, y crear el psicoanálisis una de las torsiones epistemológicas más importante de la historia de la humanidad.

Seguimos en 1895, y es en el mismo texto en el apartado G “Psicoterapia de la histeria”, donde Freud por primera vez va a dar aparición al concepto psicoanalítico de transferencia. El viene trabajando los obstáculos que se pueden presentar entre la relación paciente-médico y plantea tres casos principales: 1° Cuando la enferma se cree descuidada, menospreciada u ofendida por el médico, o puede haber escuchado algo contrario al médico o al tratamiento.

Este obstáculo para Freud, es el menos grave, porque sostiene que con una aclaración o explicación puede ser resuelto.2° Cuando la enferma teme quedar excesivamente ligada a la persona del médico, y teme perder su independencia o incluso llegar a depender sexualmente de él. Este caso para Freud es muy grave, porque si bien forma parte de la terapia, aumentan las resistencias del paciente.

Las resistencias son inconscientes y pueden manifestarse nuevos síntomas histéricos.3°Cuando la enferma se atemoriza, se asusta por que transfiere a la persona del médico, representaciones displacenteras emergidas durante el análisis. Freud nos aclara que se trata de una falsa conexión del paciente al médico.

Que se trata de un fenómeno regular y constante en los tratamientos, y que sus pacientes cuando se lograban analizar y descubrir las asociaciones realizadas, las enfermas aprendían a darse cuenta que esas transferencias sobre la persona del médico, era una engañosa imaginación que desaparecía al terminar el análisis.

Pero en este tiempo, y distanciado de Breuer (hecho de profunda significación mas allá de lo afectivo), tenemos un Freud en pleno proceso de autoanálisis, que no tenía temores de cuestionar y escribir sus avances teóricos y su clínica, que había comprendido que mas allá de un decir había otro escenario: el inconsciente su hipótesis fundamental, y que el inconsciente se produce en un análisis.

Con el descubrimiento del inconsciente, de la repetición, de la resistencia, del origen sexual de lo traumático, abandonando la hipnosis y la sugestión para comenzar a dar lugar en el análisis a la transferencia, deja caer el método catártico para sumergirse en la asociación libre por la vía de la interpretación, como método de la cura de sus pacientes.

Avancemos juntos con los textos, en 1900 en el capítulo 2 de la “Interpretación de los sueños” Freud se refiere a la interpretación como método del médico. Nos subraya que los sueños al igual que los síntomas, poseen un sentido y son interpretables, aquí la interpretación es solidaria de la hipótesis misma del inconsciente o podemos decir: el inconsciente es su interpretación.

  1. Diferencia de una vez y para siempre el psicoanálisis con cualquier otra terapia, ya que Freud textualmente dice “se trata de una interpretación en detalle, de los fragmentos de un sueño o mejor dicho de los relatos y asociaciones de un paciente”.
  2. Aquí nos encontramos con la transferencia en su primera versión, no ajustada aún al desarrollo de la cura.

Freud se refiere al resto diurno como un elemento al cual se le “transfiere” una carga afectiva y múltiples significados, es decir el desplazamiento por falso enlace o conversión hacia una representación sustitutiva, pero es en el “Historial de Dora” (1901) donde Freud vuelve a lo anteriormente descubierto, y despliega el concepto de transferencia ligado a la cura psicoanalítica, que sostiene hasta los finales de su obra.

  • Es en este texto que Freud avanza por la vía de la interpretación de los sueños hacia el esclarecimiento del deseo sexual reprimido.
  • El objetivo de la cura dice “es salvar los deterioros de la memoria” es decir, hacer consciente lo inconsciente.
  • Pero por la insistencia de la interpretación (el deseo de Dora por el Sr K) emerge la dimensión del amor en la cura y entonces la transferencia como una dificultad, por eso falso enlace de los afectos reprimidos con la persona del analista.

En Dora el análisis se interrumpe y Freud dice ” no logré dominar a tiempo la transferencia”, y agrega “la transferencia me sorprendió y debería habérsela interpretado”. Es decir que hasta este momento tenemos: la interpretación como desciframiento jeroglífico, y la transferencia en la cura pero por el momento, como una dificultad.

Retornemos por un instante a 1895, escribí que Freud se había separado de Breuer y que este se había negado a publicar el Historial de Anna O, en los Estudios sobre la Histeria. Este hecho fue altamente significativo y esclarecedor para el concepto de transferencia en Freud. Sintéticamente: Breuer atendía a una joven: Anna O, y una mañana cuando Breuer concurre a atenderla, la encuentra con una fuerte crisis, sudorosa, temblando, la “encontró confundida y retorciéndose con calambres abdominales.

Cuando le preguntó qué le pasaba, ella le respondió: ” ¡Va a nacer el niño del Doctor Breuer.!” Breuer, preso del horror, huyó y deriva a la paciente con un colega. Durante los meses que siguieron, ella permaneció en un sanatorio luchando por recuperar su salud.”.

“En ese momento, agrega Freud, Breuer tuvo en sus manos la llave que hubiera abierto las puertas de las Madres pero las dejó caer” Había tropezado con la infaltable transferencia de la paciente sobre el médico, pero no aprehendió la naturaleza impersonal de ese proceso” Este acontecimiento conmocionante y revelador fue la llave para Freud, no así para Breuer.

En ese encuentro entre ambos, que lo podemos pensar como una supervisión, Freud capta lo que Breuer deja caer, y aceleró la triste decadencia y colapsó el final de una prolongada y gratificante relación. En 1895 Breuer afirmó “el intelecto de Freud está operando con toda su fuerza, yo me siento como una gallina que pretende seguir a un halcón”,

  • Este hecho reasegura a Freud en una de sus conceptos fundamentales el de la etiología sexual de las neurosis, y lo consolida en el avance del concepto de la transferencia.
  • En “Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico” (1914) escribe: “Tengo fuertes motivos para conjeturar que, tras eliminar todos los síntomas, Breuer debió descubrir la motivación sexual de la transferencia pero, habiéndosele escapado la naturaleza universal de este inesperado fenómeno, interrumpió en este punto su investigación, como sorprendido por un untoward event (suceso adverso)”,

En 1925, ” Presentación autobiográfica”, Freud insiste en que Breuer adivinó la etiología sexual de la enfermedad de Anna O., y textualmente escribe: “Al fin atiné a interpretar rectamente ese caso y a reconstruir, basándome en algunos indicios que Breuer me había dado al comienzo, el desenlace de su tratamiento.

Después que el trabajo catártico pareció finiquitado, sobrevino de pronto a la muchacha un estado de amor de transferencia, que él omitió vincular a su enfermedad, por lo cual se apartó de ella estupefacto”, Entonces ahora sí es el momento de preguntarnos ¿qué es la transferencia?, ¿a qué clase de amor nos referimos cuando decimos amor de transferencia? En “Observaciones sobre el amor de transferencia” (1914-1915) Freud hace referencia a un fenómeno de enamoramiento dirigido al analítico que resulta por un lado: motor de la cura, y por otro: resistencia a su continuación.

Aquí se ven esbozadas las dos vertientes de la transferencia: la rememoración significante que sostiene al analista y el amor, que constituye la repetición de un acto. Sin embargo, Freud insiste en que la respuesta del analista frente a la demanda de amor, no debe ser otra que la abstinencia.

  • Este amor creado por la situación analítica, no resulta por ello menos verdadero ya que como todo amor está ligado a la elección infantil de objeto, y por ese motivo es menos dúctil y susceptible de modificación.
  • Desde los inicios mismos de la práctica del psicoanálisis, aparece como el arma más eficaz de la resistencia.

La transferencia es una reedición de impulsos, fantasías, temores, de odios y amores (transferencia positiva y negativa las denomina Freud) con personas anteriores, y que son transferidas a la persona del analista que no participó en su formación. Este “falso enlace o falsa conexión” sobre la persona del analista, es un “error”, imprescindible para el tratamiento, sin el cual sería imposible la cura.

  1. Interpretarlo sería desvanecerlo, más bien se trata de soportar esos impulsos, esos sentimientos, esas fantasías, porque en este sentido la transferencia es el andamiaje del tratamiento psicoanalítico.
  2. En los textos: “Recordar, repetir, reelaborar” de 1914; “Más allá del principio de placer” de 1920 y “¿Pueden los legos ejercer el análisis?” de 1926, Freud va a trabajar el concepto de Neurosis de transferencia.

Es en 1914, en el texto “Recordar, repetir, reelaborar”, Freud introduce la noción de neurosis de transferencia en relación con sus observaciones: el paciente repite en la transferencia sus conflictos infantiles. Se trata, por lo tanto, de crear una neurosis artificial que sustituirá la neurosis anterior, ” sustituir su neurosis por una neurosis de transferencia ” En este texto, Freud articula la compulsión de repetir con la transferencia y la resistencia.

Según Freud, el paciente repite lo que no consigue recordar. Freud descubre que lo que no se puede recordar, retorna de otro modo: por la repetición, que consiste en escenificar, en poner en acto lo olvidado.,Recordemos los puntos fundamentales respecto a la neurosis de transferencia contenidos en este texto.

Los psicoanalistas tienen que estar preparados para la compulsión de repetición de los analizantes, repetición que incluso se producirá fuera del dispositivo, o sea no sólo en la relación personal con el analista, sino en todas las otras actividades y vínculos simultáneos de su vida,

Freud precisa que, en la cura, se trata de convocar ” un fragmento de vida real ” con el fin de poder ser elaborado por el paciente. En este mismo sentido, encontramos unos párrafos más adelante que las acciones del paciente, que serían estas repeticiones o puestas en acto fuera de la transferencia (pasajes al acto), ” pueden conllevar pasajeros prejuicios para su vida, o aún ser escogidas de modo que desvaloricen duraderamente las perspectivas de salud “.

En este texto de 1914, Freud plantea la siguiente idea, que de hecho, retomará a lo largo de su construcción teórica, a saber que: a mayor resistencia, menor posibilidad de recordar, y por lo tanto mayor compulsión de repetición. Hay la idea de que el que recuerda no repite, y el que repite no recuerda.

  1. Ahora bien, el manejo de la transferencia es para Freud el principal recurso para ” domeñar la compulsión de repetición, y transformarla en un motivo para recordar “.
  2. Aquí tenemos la idea de transformar esta repetición en motor de la cura.
  3. Esta repetición es bienvenida, en el caso de que no ponga en peligro las condiciones de existencia del tratamiento, e incluso es necesaria, ya que ” no se puede matar a un enemigo ausente o que no esté lo bastante cerca “.

A su vez, la repetición tiene que ser aprovechada por el psicoanalista, que deberá ” dar a todos los síntomas de la enfermedad un nuevo significado transferencial, sustituir su neurosis ordinaria por una neurosis de transferencia ” El “Más allá del principio de placer” de 1920, instituye un viraje respecto a la neurosis de transferencia.

  • Si bien su carácter inevitable e incluso necesario es mantenido, Freud parece más temeroso en cuanto a sus inconvenientes.
  • Si bien es cierto que ” no puede ahorrar al analizante esta fase de la cura, ya que tiene que dejarle revivenciar cierto fragmento de su vida olvidada, sin embargo tiene que cuidar a la par que lo hace, que conserve cierto grado de reflexión en virtud del cual esa realidad aparente pueda individualizarse cada vez como reflejo de un pasado olvidado “.

El éxito de la cura sería, por lo tanto, casi garantizado en la medida en que el paciente tome conciencia de que esta realidad aparente no existe, sino como retorno de un pasado olvidado. En este texto, el éxito terapéutico dependería de la habilidad del psicoanalista en manejar esta frágil frontera entre el repetir y el recordar.

  • El psicoanalista tendría que dar a todos los síntomas una nueva significación transferencial.
  • En el texto que nos ocupa Freud enuncia: ” El enfermo no puede recordar todo lo que hay en él de reprimido, acaso justamente lo esencial.se ve forzado a repetir lo reprimido.
  • Esta reproducción tiene siempre por contenido un fragmento de la vida sexual infantil, y por tanto del complejo de Edipo y sus ramificaciones; y regularmente se juega (se escenifica) en el terreno de la transferencia, esto es, en relación con el analista.

Cuando en el tratamiento las cosas se han llevado hasta este punto, puede decirse que la anterior neurosis ha sido sustituida por una nueva, una neurosis de transferencia.”, Es decir refuerza que la transferencia es una pieza de repetición, y la repetición es la transferencia del pasado olvidado, es decir inconsciente “,

Es en el texto de 1926 ¿Pueden los legos ejercer el análisis?, refiriéndose a la neurosis de transferencia que la equipara a lo que llama el enamoramiento patológico del paciente hacía el psicoanalista, que resulta ser inconciliable con la cura, (recuerden que era la tercera dificultad con la que se topaba el médico en “Estudios sobre la histeria”): ” El amor del paciente no se conforma con obedecer; se vuelve exigente, pide satisfacciones tiernas y sensuales; reclama exclusividad, desarrolla celos y muestra de manera cada vez más nítida su otra cara, la prontitud para la hostilidad y la venganza cuando no se puede alcanzar sus propósitos.

Al mismo tiempo, como todo enamoramiento, esfuerza hacía atrás los demás contenidos anímicos, extingue el interés por la cura y por el restablecimiento; en suma: no podemos dudar de que ha reemplazado a la neurosis y nuestro trabajo ha tenido por resultado suplantar una forma de enfermedad por otra “.

  • Una vez más, todo depende de la habilidad del analista en el manejo de la transferencia, responsable de ” cometer los más graves errores o asegurarse los mayores éxitos ” No se puede huir de lo que se ha convocado, insiste Freud refiriéndose a esta compulsión de repetición articulada al analista.
  • En mayor o menor medida, todos los analizantes pasarían por esta fase, pero el analista tiene que intentar que este fenómeno de la repetición no ponga la cura en peligro.

Para esto el analista sólo dispone de unas armas: el manejo de la transferencia y la interpretación. ¿Y porque no llamar las cosas por su nombre?: el analista dispone del deseo del analista. El lugar del analista “en calidad de objeto está situado en el centro”, (“Conferencias de introducción al psicoanálisis”).Los síntomas abandonan sus sentidos originarios en cuanto satisfacciones libidinales sustitutivas y se incorporan a un vínculo en la transferencia.

Para concluir una cura analítica, nos señala Freud, la transferencia misma tiene que ser desmontada (recuerden lo dicho en 1895 en el tercer obstáculo), disuelta, en el sentido de que todo el dispositivo analítico apuntaba a su cancelación. Utiliza las imágenes del juego del ajedrez: inicio, final de la partida y todos los movimientos realizados, lo que nos representa que el encuentro con la roca viva de la castración del fin del análisis, se jugó en cada sesión.

Qué es la TRANSFERENCIA 👥en PSICOLOGÍA Ψ

Algo perdido, que para Freud es una herida narcisística y como rasgadura del Yo; momento de angustia ya que no hay cura sin angustia; el inconsciente en la transferencia en lo fallido del encuentro, nos indica el momento de concluir, y sólo a posteriori nos daremos cuenta de la eficacia del trabajo del análisis.

“Estudios sobre la Histeria”, (1893-1895) “Interpretación de los sueños”, (1900) “El caso Dora”, (1901) ” Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico” (1914) “Observaciones sobre el amor de transferencia” (1914-1915) “Recordar, repetir, reelaborar ” (1914) “Más allá del principio de placer” (1920) “¿Pueden los legos ejercer el análisis? (1926) “El Caso Anna O”, Breuer, Joseph

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¿Cómo se llama el metodo de Freud?

De Wikipedia, la enciclopedia libre La asociación libre es el método descrito por Sigmund Freud como la «regla fundamental» o «regla de oro» del psicoanálisis, constitutiva de la técnica psicoanalítica y que consiste en que el analizado exprese, durante las sesiones del tratamiento, todas sus ocurrencias, ideas, imágenes, emociones, pensamientos, recuerdos o sentimientos, tal cual como se le presentan, sin ningún tipo de selección, ni estructuración del discurso, sin restricción ni filtro, aun cuando el material le parezca incoherente, impúdico, impertinente o desprovisto de interés.

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